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(85%); y es menor con el alcohol (65%) y los ‘porros’ (73%), drogas ‘aceptadas’ socialmente respecto a las que se per- ciben miradas menos sancionadoras, apoyadas en argumentos como su “ino- cuidad en consumos moderados”, “con- trol personal” o “usos terapéuticos”. Y de hecho, para un grupo de encuesta- dos persisten aún creencias del tipo “se puede consumir solo las drogas que controlas” (13% de acuerdo), o “se pue- de consumir cualquier droga, si es la cantidad que sabes que puedes” (12%).
CONTRADICCIÓN ‘EVIDENTE’.
Pero una cosa es lo que dicen y otra lo que hacen. Cuando el estudio profun- diza en los comportamientos, aparece una contradicción “más que evidente” entre la teoría y la práctica: el 8% de los jóvenes encuestados reconoce que, en los últimos seis meses, ha conducido “al- guna vez” después de consumir mari- huana; el 4% había tomado “alguna vez” o “a menudo” cocaína conduciendo; y el 3% pastillas (éxtasis y otros). Además, en el mismo periodo de tiempo, el 37% reconoce haber conducido al menos una vez bajo los efectos del alcohol.
Estas cifras aumentan cuando el jo- ven actúa como pasajero: un 32% decla- ra haber subido, al menos una vez en los últimos seis meses, con un conductor que había fumado porros; un 10% para
la cocaína o speed y un 6% pastillas. En el caso del alcohol, el porcentaje de jóve- nes que viajaron con un conductor que había bebido llega hasta el 63%. Así, el consumo de sustancias y la conducción, “lejos de estar disociadas como parecía en las declaraciones iniciales, aparentan tener fuertes vínculos”, apunta el estu- dio. Y otro apunte de interés: queda constancia de que el consumo habitual de alcohol y cannabis “difumina seria- mente la percepción del riesgo”. El 42% de los entrevistados que consumen al- cohol y cannabis a diario cree que be- ber y fumar porros “apenas aumenta” el riesgo de accidente. Respecto a la prevención, es destacable que el 94% de los entrevistados declara tener “mu- cha o suficiente” información respecto a las drogas y sus efectos.
En 2015 murieron 188 personas de 25 a 34 años en accidentes de tráfico (22% más que en 2014). Es el grupo de edad en el que más ha aumentado la la mortalidad. Entre los jóvenes de 15 a 24 años, hubo 117 fallecidos (+11%), to- dos ellos datos recogidos las 24 horas siguientes al accidente. El año pasado, 69.000 conductores fueron controlados en pruebas de verificación de alcoho- lemia y drogas: el 33% dio positivo. ◆
Así se ven los jóvenes conductores
Una encuesta a 1.000 jóvenes muestra qué imagen tienen és- tos de sí mismos como conductores. La mayoría se declara buen conductor y califica peor al resto.
¿Cómo te ves al volante? 62% mejor o mucho mejor que el resto 27% correcto, ni bueno ni malo
3% peor o mucho peor que el resto
35% Prudencia
31% Respetodelasnormasylasseñales
30% Adaptación a las circunstancias de la vía
Tu estilo de conducción es...
¿Qué valoras más en la conducción?
48% Tranquilo 44% Hábil 41% Respetuoso 11% Impaciente
8% Distraído 7% Agresivo 1% Desafiante
(Fuente: Fundación Mapfre y FAD).
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ENTREVISTA
JESÚS MONCLÚS
Director de Prevención y Seguridad Vial de la Fundación MAPFRE
“Hay que seguir insistiendo en los peligros de las drogas”
¿Cómo son los jóvenes conductores respecto a la drogas?
Las impresiones son buenas y malas. Reconocen que las sanciones les re- traen y consideran importante que haya controles. Conocen los efec- tos de las drogas, pero hay un grupo importante que aún asocia marcha y alcohol y drogas.
¿Existen distintos perfiles de conductor?
Hay una clara segmentación. Una mayoría de conductores son respon- sables, concienciados de los riesgos. Después, un grupo de ‘incumplido- res’ (20-30%), con conceptos confusos ,que crean sus propias excepciones a las nomas. Y, finalmente, una minoría (5-10%) que banaliza los efectos de las drogas y cree que puede compensar- los con sus habilidades. Este último grupo es muy preocupante: hay que hacerles recapacitar y convencerles. Pero es difícil, muchos de ellos viven situaciones sociales complicadas que es preciso abordar de modo integral.
¿Por qué algunos jóvenes conducen drogados pese a estar concienciados?
Porque no son realmente conscientes de los riesgos, piensan “a mí no me va a pasar”.
¿Cuáles son las medidas a adoptar?
Con las drogas hay que seguir insis- tiendo en los peligros, explicar mejor los riesgos de consumir y conducir o de acompañar a un conductor bebido o drogado. También habría que pla- nificar una movilidad de marcha más segura, dar alternativas de ocio sano e implicar a los padres en los hábitos de sus hijos.


































































































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