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“No cojo el coche
con una gota de alcohol”
Carlos Herrera ha cambiado esta temporada de aires radiofónicos y casi ha duplicado la audiencia de las mañanas de Cope. Nadie se esperaba la contundencia de las cifras, ni él. Es el más joven de una generación exclusiva de ‘animales’ de radio ¿en extinción? Le gusta conducir, y con coches automáticos, pero asume de forma consciente la responsabilidad de hacerlo con absoluta seguridad. Es más de moto que de coche, pero tiene también todoterreno y circula a menudo en bicicleta por su Sevilla del alma.
• Gorka ZUMETA • Fotos: Alberto ESPADA
Millones de españoles le vieron lle- gando a casa de Bertín Osborne, en su programa de TVE “En tu casa o en la mía”, en un monovolumen. ¿Era su coche o era de atrezzo?
¡No! ¡No era el mío! En realidad es el de Bertín, ja ja ja! ¡Hombre! Monovolumen no tengo, pero sí tengo un Land Rover Defender, de los de vaca rociera, con el que recorro los caminos de Doñana, con total seguridad.
¿Le gusta conducir?
¡Sí! Me ha gustado mucho conducir. Y ahora me gusta mucho que me con- duzcan. Pero también, el placer de ma- nejar un coche. ¿Sabes qué ocurre? El placer de conducir un coche de joven está relacionado con el cambio manual, las marchas; sin embargo, cuando te haces mayor, el coche automático –so- bre todo yo que pasé por América– es más cómodo, y más manejable.
Conductor de radio, ¿conductor de coches...?
Pues conduzco más moto que coche, fíjate. Sí, porque ten en cuenta que por Sevilla, la mayoría de las veces, voy a pie. Si no, voy en moto. Y tiene que ser muy difícil que coja un coche en Sevi- lla. Sólo lo cojo para desplazamientos fuera del casco urbano, y tienen que ser de ida sólo, y no de ida y vuelta, porque estos últimos son porque vas a comer, vas a cenar, vas a estar con amigos, vas a beber alcohol, y soy de una nor- ma taxativa: sólo con que entre una go-
ta de alcohol en mi cuerpo, yo no cojo el automóvil hasta que pasen las horas preceptivas.
¿De dónde viene esa norma que se ha impuesto?
Imagínate: yo me tomo contigo ahora tres cervezas y dos vasos de vino, que yo no sé si con mi estructura o con lo que he comido, esto da positivo o no lo da. Pero, bueno, supongamos que sí, y además me he tomado un güisqui, y ahora me siento en el coche. Y salien- do del aparcamiento le rozo la rueda a un ciclista que se cae y se lesiona el tobillo. No ha pasado nada. Pero se le- vanta testimonio
de ello, me hacen
soplar y doy po-
sitivo. ¿El titu-
lar de la prensa?
“Carlos Herrera,
borracho, atrope-
lla a un pobre ci-
clista”, aunque el
pobre ciclista hu-
biera pasado por donde no debía... No me merece la pena. Me cojo un taxi, y me evito problemas.
Y en los viajes ‘de ida y vuelta’, ¿qué hace, coge transporte público?
¡Comodísimo! Mira, yo estoy normal- mente en Sanlúcar en verano, voy mu- cho a comer al Puerto de Santa María, y he descubierto que en ‘Los Amarillos’ (los autobuses) se va maravillosamente bien. El viaje cuesta 1,20 euros, tardas tres minutos más, como mucho; no tie- nes que aparcar, te deja en el sitio, te bebes las copas que quieras...
¿Cómo se prepara para coger el coche en un viaje largo?
Es muy difícil que un viaje largo lo ha- ga ya en coche. ¿Mi último viaje largo? Desde Sevilla a Valencia, a la boda de un amigo, un día, y a una hora que cualquier otro medio de transporte no me venía bien. Me estudio la ruta, no siempre la más corta, sí la más cómo- da y me lo tomo con tiempo.
¿Cómo es su copiloto perfecto?
Mi iPod. Funciono con sistema de co- nexión de mi iPod con mi coche. Y las listas de reproducción de música ya las tengo preparadas para según qué mo-
mentos y qué luga- res. Esto, combina- do con la radio. ¿Cómo ve quitar espacio a los co- ches en beneficio del peatón?
La peatonalización tiene, como todo en la vida, aspec-
tos positivos y negativos. El positivo es que durante el día, durante el hora- rio comercial, las calles peatonales son muy atractivas.
Es fácil verle por el centro de Sevi- lla circulando en bicicleta.
Sí, sí, y yo fui muy crítico en su día por- que la idea fue de Izquierda Unida, yo no lo veía claro, y me cachondeé mu- cho. Y luego me di cuenta de mi error. Y me di cuenta, además, de que no la cogía solo yo, sino que la cogía mucha más gente. Sevilla es una ciudad cómo- da, una ciudad plana, y el carril bici te acerca a toda Sevilla.
CUANDO TE HACES MAYOR, EL COCHE AUTOMÁTICO ES MÁS CÓMODO, Y MÁS MANEJABLE
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