Casi una cuarta parte utiliza la bicicleta semanalmente
- Más del 85% de los españoles se muestra de acuerdo en que la reducción de la contaminación ambiental debe pasar por el aumento del uso de la bicicleta
23 noviembre 2017
El estudio, liderado por la Red de Ciudades por la Bicicleta y la DGT y realizado por GESOP (Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública) revela que, sobre la disponibilidad de este vehículo, tres de cada cuatro españoles (74,9%) tiene alguna bici en casa y seis de cada diez españoles tienen bicicleta para uso personal. En este sentido, se estima que en España hay unos 30 millones de bicicletas.
Frecuencia de uso
La mitad de los españoles de 12 a 79 años (19 millones), utilizan la bicicleta con alguna frecuencia. Esta cifra supone que desde 2009, fecha en la que se realizó el primer barómetro, el número de usuarios de la bicicleta ha crecido en 3,5 millones. Casi una cuarta parte de estos (más de 8,5 millones), la usa al menos una vez por semana, cinco puntos más que en 2009.
Analizando la frecuencia de uso por comunidades autónomas, en el País Vasco, Castilla y León y Castilla-La Mancha, se parecia una ligera mayor proporción de usuarios de la bicicleta. Por el contrario, Canarias es donde hay menos. Los usuarios de la bicicleta también son ligeramente más jóvenes que el conjunto de la población, aunque esta diferencia se ha ido reduciendo año tras año. Entre los que la utilizan también hay mayor proporción de ocupados y de personas con un nivel de estudios medio y alto.
No la usan, ¿por qué?
Entre los motivos para no usar este modo de transporte, destacan cuatro grandes tipologías de justificaciones. Las dos primeras, aluden a no disponer de ella o a que no la necesitan o no la quieren. La tercera va asociada a problemas de salud, pereza, falta de forma física, orografía o cansancio. La cuarta gran justificación para no utilizar la bicicleta es la falta de facilidades: peligro de circular entre el tráfico, falta de adaptación del municipio, no tener espacio para guardarla o tener miedo de ir en bici.
Hábitos de uso, accidentalidad y robo
Los ciclistas prefieren los carriles bici en la calzada o las zonas 30. Son pocos los que prefieren circular en la calzada con el vehículo motorizado, ya que lo perciben como peligroso y les genera miedo.
Por otro lado, el estudio determina que nueve de cada diez ciclistas asegura respetar las normas de circulación. Los que no cumplen la normativa (uno de cada diez), lo hace por comodidad o por ir más rápido.
Sobre la accidentalidad, casi un 15% de los usuarios de bicicleta ha tenido algún accidente con ella en los últimos cinco años. La mayoría de los accidentes de bicicleta se producen sin implicación de terceros: cayeron o chocaron solos, sin implicar a otras personas. El estudio también apunta que son más los ciclistas víctimas de un atropello (el 25,3%), que no los causantes de uno (5,4%). Crecen los accidentes en caminos de montaña y carretera y se reducen en las zonas urbanas.
También destaca que un 16% de los usuarios de bicicleta ha sufrido como mínimo un robo de su bicicleta en los últimos cinco años. En este sentido, la mayoría de ciclistas toman algún tipo de prevención para evitar el robo, siendo el candado la medida de prevención más habitual.
Incrementa el uso de la bici en ciudad para desplazamientos cotidianos
Aunque pasear (36,5%) y hacer deporte (37,7%) siguen siendo los usos principales de la bicicleta, en las grandes ciudades también destaca el uso habitual de la misma, sobre todo el más intensivo, para desplazamientos cotidianos (54,2%%), entre los que figuran ir a trabajar ir al centro de estudios.
A la pregunta sobre el medio de transporte que el ciudadano utilizaba antes de usar la bicicleta, se desprende que la bici ha sustituido sobre todo los desplazamientos en vehículos a motor (coche y moto). En algunos casos, también los desplazamientos a pie.
Los españoles continúan considerando la salud (deporte) y la movilidad (rapidez) como los atributos más apreciados de la bicicleta, así como su carácter ecológico y económico, cuando se les pregunta espontáneamente.
Por el contrario, el inconveniente más mencionado es el peligro que puede conllevar, sobre todo, por la convivencia con el tráfico y la falta de carriles bici, especialmente en las grandes ciudades. De ahí que se concluya que combatir esta sensación de peligro mediante la creación de vías separadas y seguras ha de ser una prioridad de las políticas públicas dirigidas a fomentar el uso de la bici. Otros inconvenientes mencionados (como las distancias largas la orografía o las limitaciones físicas) podrían superarse en muchos casos por el uso de la bicicleta eléctrica.