Vehículos e infraestructuras que eviten los fallos del conductor
- Las ciudades tienen que ser las grandes protagonistas de la futura Estrategia de Seguridad Vial 2021-2030, un documento que deberá mirar a los objetivos que marca la Agenda 2030
26 septiembre 2019
Aún está por concretar y diseñar la Estrategia de Seguridad Vial (ESV) del próximo decenio. En esa tarea tienen que concentrarse los esfuerzos hasta el próximo año, fecha en la que acaba la actual (ESV 2011-2020). Entre otras cosas, la nueva ESV deberá tener en cuenta los retos que se incluyen en la Agenda 2030, la hoja de ruta para el desarrollo sostenible aprobada por Naciones Unidas en 2015, que asumieron 193 países, entre ellos España.
Las ciudades, los usuarios vulnerables, la distribución de mercancías y el envejecimiento de la población son algunos de los retos que necesariamente afrontará la seguridad vial de los próximos diez años. La futura ESV 2021-2030 tiene que seguir el camino que abrió la anterior, en la que por primera vez se habló de sistema seguro y responsabilidad compartida.
Tal y como explica el responsable de la Dirección General de Tráfico (DGT), Pere Navarro, “llevamos 50 años culpando al conductor porque bebe, corre o se distrae” y ahora ese enfoque está cambiando. Aunque el conductor cometa un error, el sistema debe estar preparado para evitarlo y aquí es donde intervienen las infraestructuras y los vehículos.
Ciudades y vulnerables
En febrero de 2020 se celebrará en Estocolmo la Tercera Conferencia Ministerial Mundial sobre Seguridad Vial, auspiciada por Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Será una cita clave porque se diseñará la estrategia vial mundial del próximo decenio, hasta 2030.
Las grandes protagonistas de la nueva estrategia van a ser las ciudades porque será en esos núcleos urbanos donde comiencen los cambios en movilidad (limitaciones a los vehículos, regulación de las emisiones, etc.). La razón es obvia: la mayor parte de la población vive en ciudades. En el caso de la Unión Europea, este porcentaje es del 70%.
Otros protagonistas de la seguridad vial obligatoriamente serán los usuarios vulnerables de la vía (peatones, ciclistas y motoristas), puesto que representan más del 40% de las víctimas mortales. Si no se toman medidas, dentro de poco habrá más muertos de usuarios vulnerables que de vehículos con cuatro ruedas.
Mercancías, residuos y cambios demográficos
Los cambios en los hábitos de consumo (compras por Internet) han disparado la distribución urbana de mercancías, sobre todo en las ciudades. Y con los residuos pasa más o menos mismo: la gestión de los mismos debe ser eficaz y sostenible.
El envejecimiento de la población y el cambio cultural que se está produciendo en los jóvenes son otros dos factores a tener en cuenta. En el caso de las personas mayores (se calcula que en el año 2030, el 25% de la población tendrá más de 65 años), ya se sabe que caminan más y que utilizan más el transporte público. Además, tienen menos facultades y, en muchos casos, toman medicamentos. Son datos a incorporar en la ESV 2021-2030.
Por lo que se refiere a los jóvenes, se está viendo que no tienen tan interiorizada la idea de la propiedad. Más que poseer prefieren usar y así hemos llegado al car-sharing o el moto-sharing. También tienen una conciencia ecológica y de seguridad vial más acentuada. Otro cambio que están provocando las nuevas generaciones tiene que ver con las nuevas tecnologías, por lo que la gran apuesta debe estar en la conectividad (el coche conectado).
El 25 de septiembre de 2015, Naciones Unidas dio luz verde a la Agenda 2030 y 193 países, entre ellos España, aceptaron el compromiso de alcanzar para ese año los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Cuatro años después, la tarea común es conseguir que las estrategias y políticas logren cumplir con los ODS. Por todo ello, ha llegado el momento de “odesear”, de que estas metas se impongan en todos los ámbitos de decisión.
Vivimos una época de transición, llena de inseguridades e incertidumbres, en la que está cambiando la concepción del mundo que teníamos hasta ahora. Es en este contexto en el que surge la Agenda 2030, con el objetivo de dar respuesta al cambio de modelo provocado la globalización. Los ODS pretenden afrontar los nuevos retos que han aparecido, relacionados, entre otros, con el empleo, la desigualdad, la pobreza, la población o el cambio climático. Estos retos también llegan tanto a la seguridad vial como a la movilidad.
La Agenda 2030 consta de 169 metas, agrupadas en 17 ODS. Por lo que se refiere a la seguridad vial, el compromiso es reducir a la mitad en el año 2020 el número de personas muertas y heridas en accidentes de tráfico (ODS 3.6). En el caso de España, esta reducción implica que el año próximo se contabilicen unas 140 víctimas menos en la carretera y que la tasa de fallecidos por millón de habitantes se sitúe en 37 (actualmente está en el 39).
Con la mirada puesta en el año 2030, el ODS 11.2 obliga a “proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial”, prestando especial atención a los colectivos más vulnerables, como son “las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas con edad”.
Al margen de estas dos metas concretas, el nuevo modelo de movilidad que se diseñe en la nueva ESV debe mirar hacia la Agenda 2030. Por ello, debe ser sostenible desde el punto de vista ambiental y también transversal (estar en todas las políticas). Además, necesariamente tendrá que apostar por la responsabilidad compartida, la participación, la transparencia, la flexibilidad (adaptación a los nuevos dispositivos tecnológicos) y la proactividad en la respuesta tras los accidentes.