¿Podría dejar un mes el coche?
- A los 10 días, los cuatro voluntarios ya habían ahorrado un 80% de emisiones
10 febrero 2016
De izquierda a derecha: Alberto Morencos (28 años), Laura Rubio (37), Juanjo Navarro (36) y Lidia Villa (40 años). Son los cuatro voluntarios que se han atrevido a participar de este reto: abandonar el coche durante un mes a cambio de dejarse asesorar y beneficiarse del uso de otros medios alternativos. El proyecto se llama DesAUTOxícate y ha sido desarrollado por la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), con apoyo de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y premiado en la Semana Española de la Movilidad Sostenible.
José Luis López, de la Asociación de Ciencias Ambientales y coordinador del proyecto, asegura que “a los 10 días, los cuatro participantes habían reducido un 80% las emisiones”. Eso sí, no todos de la misma manera. “Juanjo, que es el que más kilómetros recorría a diario, pasó de hacerlos en coche a hacerlos en bici”, aclara José Luis. “También Alberto, que se desplaza a trabajar diariamente a la corona metropolitana, pasó del coche al tren más la bici”. Para ellos las reducciones han sido más radicales que para Laura o Lidia, las otras participantes, cuyos desplazamientos fueron dentro de la ciudad.
Se nota en el bolsillo
El ahorro económico es otro de los beneficios de esta experiencia. Alberto, uno de los retados, hizo el cálculo comparativo del coste de sus desplazamientos de casa al trabajo, primero en coche y luego en tren y bici, obteniendo, con este último modo, un resultado positivo de 200 euros al mes. “Con solo mantener este sistema durante cinco meses, ya me he pagado las vacaciones del año que viene”, asegura.
Lidia añade otro factor de ahorro, el tiempo: “Si calculas el gasto, se ahorra bastante, al igual que se ahorra tiempo al no tener que buscar sitio para aparcar”.
Más allá del coche
ACA puso a su disposición una serie de facilidades para utilizar el transporte público, ‘carsharing’ o alquiler de coches eléctricos o híbridos, viaje compartido, taxi, sistema público de alquiler de bicicletas, entre otros. Además, han asistido a talleres específicos para aprender a circular de forma segura en bici por la ciudad, a conducir de forma eficiente un vehículo, conocer y visitar los centros de regulación y control de semáforos, cercanías, cocheras de red de autobuses o caminar a pie por la ciudad.
Para Laura ha sido todo un descubrimiento darse cuenta de que “muchos de los recorridos que he hecho en coche me suponían más tiempo que hacerlo en transporte público o andando”. Además de ahorro económico y de tiempo, Laura añade otra ventaja. “En mi caso –explica–, que he realizado muchos recorridos a pie, el descubrir lugares por los que llevaba años sin pasar y el beneficio para la salud”.
Juanjo Navarro considera que para él no hubo ahorro de tiempo: “La realidad es que en cuanto a los tiempos de desplazamiento, el coche, en mi caso la moto, son las formas más rápidas”. Y, aunque no usar el coche supuso un importante ahorro económico, sí que lo echó de menos en algunos momentos. Pero, “la sensación que te da moverte en bicicleta es algo único, incluso los días de frío o lluvia pasan de ser una tortura de atasco a una aventura divertida, realmente disfrutas del camino”.