Tecnología contra los siniestros
- El 90% son cinemómetros tipo ‘Doppler’, de ondas electromagnéticas; el resto emplea la tecnología láser.
12 diciembre 2024
La vigilancia de la velocidad en las vías se ha intensificado durante las últimas dos décadas con la instalación de nuevos radares. En este periodo, su número se ha multiplicado: en el año 2005 había unos 90 radares operativos en nuestras carreteras, en 2010 la cifra ascendía a 300. Actualmente, hay cerca de 800 puntos de control de velocidad gestionados por la Dirección General de Tráfico en vías interurbanas.
Esta presencia creciente de medios técnicos de vigilancia y control de la velocidad ha tenido un impacto directo en la siniestralidad vial en España durante estos últimos 20 años: 3.841 fallecidos en siniestros viales en vías interurbanas en 2004, 1.273 en 2023, un tercio menos.
“La velocidad excesiva tiene una presencia elevada en los accidentes y una repercusión directa en la gravedad del siniestro. Y los controles fijos de velocidad y de velocidad media son muy eficaces para reducir los accidentes”, señala Ana Blanco, subdirectora adjunta de Circulación de la DGT.
Puntos fijos y tramos
Actualmente, las autopistas, autovías y carreteras convencionales nacionales (excepto en Cataluña y País Vasco, donde las competencias del tráfico están trasferidas) están equipadas con 763 puntos fijos de control de velocidad, entre ellos 90 radares de tramo para medir la velocidad media de cada vehículo que recorre el tramo.
Casi todos ellos -un 90%- son cinemómetros del tipo ‘Doppler’: son ‘radares’ propiamente dichos, cuya tecnología emplea ondas electromagnéticas para medir distancias, altitudes y direcciones… y velocidades de vehículos en movimiento (ver infografía). El resto de los equipos -un 10%- emplea la tecnología láser: una línea de luz láser a lo largo de cada carril se proyecta varias veces sobre el vehículo en décimas de segundo y calcula su velocidad (ver infografía en la página anterior).
Todos estos equipos de medición de velocidad fijos funcionan con un margen de error mínimo (tan solo un 1%). Para garantizar que cumplan su cometido con la mayor precisión, cada año deben pasar por el Instituto Nacional de Metrología, que los revisa y calibra. Respecto a su ubicación en las carreteras, los radares se instalan sobre tres tipos de soportes distintos, situados en los pórticos sobre la calzada y en los laterales de la vía en cabinas y postes, en tramos de carretera con mayor siniestralidad.
Móviles y aéreos
Junto a los radares fijos, la vigilancia y el control de la velocidad en las carreteras también se realiza a través de los 430 radares móviles operados por los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ATGC) en trípodes desde los márgenes de la carretera o desde coches patrulla:
“Los agentes transportan los equipos en los coches patrulla, los instalan sobre trípodes o van camuflados en el mismo coche”, explica un portavoz de la ATGC.
A los radares fijos en las carreteras y móviles de la ATGC, se suman los radares aéreos de la Unidad de Medios Aéreos de la DGT operativos en 11 helicópteros -dotados recientemente de cámaras digitales de mayor resolución- que en 2023 enviaron cerca de 20.000 propuestas de sanción por infracciones de los límites de velocidad al Centro de Tratamiento de Denuncias Automatizadas (CTDA).
Desarrollo tecnológico
La evolución de la tecnología de las comunicaciones ha sido fundamental en el control y la vigilancia de la velocidad en las carreteras: hace dos décadas, la ubicación de los radares estaba condicionada por la proximidad a una acometida eléctrica y a la disponibilidad de las conexiones de fibra óptica.
Actualmente, los nuevos equipos alimentados por energía solar y dotados de conectividad por redes 3G, 4G y 5G han superado estas limitaciones de forma que es posible instalar radares donde son realmente necesarios, incluso en ubicaciones remotas. Asimismo, el desarrollo técnico de cámaras y flashes ha permitido captar imágenes legibles en condiciones de poca luz, dentro de túneles o incluso de noche.
El primer radar de tramo comenzó a operar en España en verano de 2010, en el túnel de Guadarrama en la autovía A-1. Actualmente hay 90 tramos de vía con velocidad controlada, con una longitud media de 2 kilómetros por tramo. El más largo es de 23 kilómetros y está situado en la carretera comarcal CL615 en la provincia de Palencia. Esta modalidad del control de la velocidad se basa en un sistema con dos cámaras, separadas por varios kilómetros y sincronizadas por satélite, que leen matrículas y calculan la velocidad media de cada vehículo que recorre el tramo. Las cámaras situadas dentro de los túneles, debido a las condiciones de luz, equipan una iluminación continua por infrarrojos que el ojo humano no puede captar. Debido a la longitud, estos radares no son adecuados en tramos de vía donde hay muchas incorporaciones o salidas, glorietas, áreas de descanso o diferentes límites de velocidad en el tramo.
La velocidad máxima genérica en una vía es aquella que se le asigna de manera teórica según sus características. Esta velocidad varía en función del tipo de vehículo y del tipo de vía.
*Por autovía solo bicicletas, salvo prohibición expresa. Más información y excepciones en el RD1514/2018 o el artículo 48 del RGC.