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público femenino?
- No, la protagonista de
“Una tienda en París”, Te-
resa, podría ser cualquier
lector, hombre o
“mujer, porque todo La literatura es
infinitamente más
el mundo ha senti-
do en algún mo-
mento de su vida la discreta que la
necesidad de cam-
biar y de volar, dar televisión; en la
carpetazo y empe- tele el espectador
zar de cero. Todos
hemos tenido ese se puede cansar
impulso. de verte y las
- En su caso lo hi-
”modas varían
zo cuando dio el
salto de los infor-
mativos a El pro-
grama de Ana Rosa…
- Ese ha sido solo uno de
los muchos cambios que ha
habido en mi vida. El hecho
de moverte siempre es posi-
tivo, nunca sabes si es para
bien o para mal, pero el
cuerpo se relaja. Es una mu-
danza vital.
- En la novela se muestra también guna crisis y si la he pasado no me tores? ¿En qué cambia con respecto a
los espectadores?
el papel de las casualidades… he dado cuenta.
- A las firmas viene gente que se
- Creo en ellas, en el azar y en el -¿Se siente todavía víctima de los ha leído mis novelas y que les gusta
la anterior y por eso han repetido y
destino, la mezcla de todo más la prejuicios de quienes piensan que se el ‘feedback’ que recibo ya sea en re-
des o en estos encuentros es gente
voluntad propia hacen la vida mu- trata de otro presentador de televi- que ha disfrutado leyéndolas. El
momento lector-autor me parece de
cho más divertida y más interesante. sión metido a escritor? los más emocionantes; para cada
lector la novela es diferente. Lector
Los miedos nos paralizan, pero el - No, con tres novelas y preparan- y espectador son mundos muy aleja-
dos e incluso no suelen coincidir.
riesgo supone un paso adelante. do la cuarta sería insultar a los lec-
- A la televisión en nuestro país se
- ¿Por qué París como escenario? tores. Me considero periodista y es- le reprocha la escasez de programas
culturales, ¿los echa de menos?
- Como dice la protagonista, no es critor. Soy un autor que trabaja en
- Hay pocos, es cierto. Tenemos es-
solo un lugar, es un estado de ánimo. la tele y además, circunstancialmen- pacios para hablar, por ejemplo, de
literatura, en La 2, pero en las televi-
En el momento en el que ambiento te: la tele sé que no es para siempre. siones comerciales obviamente prima
la audiencia y los lectores son un pú-
la novela, los años 20, es el París que La literatura es infinitamente más blico, por desgracia, minoritario.
está cambiando, que se convierte en discreta que la televisión, donde el -¿Cómo se organiza para escribir?
¿Cuándo lo hace?
el centro del mundo y que se trans- espectador se puede cansar de verte
- Paso toda la tarde escribiendo
forma social, cultural y sexualmen- y las modas varían. En cambio, en de cuatro a ocho de una manera
germánica, relajado, con copa de vi-
te… Todo rompe a partir de enton- los libros, las apariciones se espa- no, el móvil en silencio y unas cuan-
tas velas. Para desconectar salgo a
ces: la pintura, los fotógrafos, el cine, cian cada cierto tiempo, la lectura es tomar una copa, a cenar o al cine, la
parte social de la vida es lo que más
la moda; me parece la época más de tú a tú, de lector a escritor. No me gusta. u
moderna que ha habido, más incluso abandonaría ninguna faceta...
que ahora. - ¿Cómo es la relación con sus lec-
- Comparte con la protagonista la
edad, ambos han cumplido ya los
cuarenta. ¿Los viven igual el hombre “ Hay pocos
y la mujer?
programas culturales.
- Sí, las barreras de la edad no tie- En las televisiones
nen que ver con el sexo, los números
redondos siempre te hacen replante-
arte la vida en ambos casos. A los comerciales
cuarenta, yo me paré a pensar si ha-
bía hecho todo lo que quería, como obviamente, prima la
a los treinta. Pero no he pasado nin-
”audiencian
62TRÁFICO Y SEGURIDAD VIAL Nº 218 / 2013