En rampa, no recule
- La principal dificultad de maniobra de este tipo es evitar que el coche se nos vaya para atrás sin control
07 abril 2014
Los conductores nos encontramos con momentos literalmente 'cuesta arriba' a diario: al salir de un garaje, ante un semáforo en rojo, en un estacionamiento en una calle en pendiente, en una carretera de montaña... Situaciones nada comprometidas siempre que tengamos el control de los mandos y sepamos observar a nuestro alrededor.
La principal dificultad de maniobra de este tipo es evitar que el coche se nos vaya para atrás sin control y golpeemos a otro vehículo. O, lo que es mucho peor, a una persona que pudiera estar pasando por detrás.
La clave para salir airoso es realizar correctamente el juego embrague-acelerador (ver recuadro). Si la coordinación en el manejo de los pedales no es la adecuada, suelen producirse dos errores habituales: el vehículo cae hacia atrás si se suelta el freno demasiado pronto o el embrague demasiado tarde; y el calado del vehículo, cuando el freno se mantiene demasiado tiempo, el embrague se suelta demasiado deprisa o el acelerador no se pisa lo suficiente.
1. Pise el embrague a fondo, meta primera y acelere un poco más que saliendo en llano.
2. Suelte el embrague suavemente, busque el 'punto de fricción' y mantenga el pedal fijo cuando lo sienta temblar.
3. Compruebe los retrovisores, la separación con los vehículos, la presencia de obstáculos, peatones, niños...
4. Levante el freno de mano, suelte el fijador y siga acelerando. Notará que el vehículo 'quiere' empezar a moverse.
5. Baje el freno, el coche empezará a avanzar. Acelere y suelte completamente el embrague, siempre con suavidad.