
Volver a empezar
- La educación vial, cuando se vincula al día a día del alumnado, deja de ser teórica.
15 octubre 2025
Cada septiembre se abre un nuevo ciclo en la vida de las ciudades y de sus habitantes. Tras el verano, la vuelta al colegio, la universidad o el trabajo marca un momento de reorganización de rutinas, horarios y desplazamientos. Las calles recuperan su bullicio, el tráfico se intensifica y los viajes que realizamos suelen ser mayoritariamente rutinarios.
Los centros educativos vuelven a llenarse de menores y familias que recorren a diario caminos escolares seguros; los institutos ven cómo aumenta la movilidad autónoma de los adolescentes que empiezan a usar la bicicleta y el transporte público para desplazarse; y las universidades concentran a miles de jóvenes en grandes campus que también requieren una movilidad segura, saludable y sostenible.
En este contexto de reinicio, septiembre se convierte en un mes clave para hablar de educación vial, de seguridad en la movilidad y de la idoneidad, o no, de las formas que usamos para movernos en nuestra ciudad habitualmente. Es un buen momento para reflexionar y mejorar.
Una movilidad para todas las personas. Del 16 al 22 de septiembre se celebra cada año la Semana Europea de la Movilidad, que tiene como objetivo fomentar hábitos de transporte seguros, saludables y sostenibles. El punto y final siempre es el 22 de septiembre, cuando se celebra el Día Sin Coches (más información en recuadro adjunto). Aunque el lema general es ‘¡Combina y muévete!’, cada edición se articula en torno a un tema diferente que sirve como hilo conductor de todas las campañas y actividades. En esta ocasión se eligió ‘Una movilidad para todas las personas’.
Durante esta semana de septiembre se organizan actividades educativas que van desde talleres prácticos de circulación en bicicleta o mesas interdepartamentales sobre seguridad vial a proyectos más innovadores, como la creación de caminos escolares seguros o la gamificación de la movilidad en el aula. La educación vial, cuando se vincula al día a día del alumnado, deja de ser una materia teórica para convertirse en una auténtica situación de aprendizaje.
Ya no basta con enseñar a cruzar por el paso de peatones o a respetar un semáforo: se enseña a convivir con la diversidad de transportes, a anticipar riesgos y a valorar la seguridad y sostenibilidad como criterios decisivos. Unos saberes básicos recogidos en la LOMLOE (Ley Orgánica de Educación) y, por tanto, trabajados hoy día en todas las aulas de Primaria y Secundaria.
Durante esos días, los municipios españoles, junto con el resto de localidades europeas, se convierten en auténticos laboratorios urbanos donde se prueban medidas como:
• Cortes de tráfico en zonas céntricas, para dar prioridad al peatón y a la bicicleta.
• Rutas guiadas y marchas ciclistas, que animan a redescubrir la ciudad de forma sostenible.
• Jornadas de puertas abiertas en el transporte público, con descuentos o gratuidad para incentivar su uso.
• Talleres de reparación de bicicletas y patinetes, fomentando la autonomía y la movilidad activa.
• Campañas de concienciación en centros escolares, involucrando a familias y docentes en la creación de entornos más seguros.
El éxito de la Semana Europea de la Movilidad, como de cualquier estrategia de educación vial, depende de la implicación de múltiples actores: administraciones públicas, centros educativos, asociaciones de madres y padres y vecinales, colectivos ciclistas, ONGs medioambientales, empresas...
Septiembre, el mes de la oportunidad. La educación vial, entendida como formación para la convivencia, la responsabilidad y el respeto, se convierte en la mejor herramienta para acompañar este proceso. Porque aprender a movernos de forma segura y sostenible no es sólo un requisito para evitar siniestros viales: es un compromiso con la sociedad y con el planeta.
En definitiva, cada septiembre se nos brinda la oportunidad de empezar de nuevo, de repensar nuestros desplazamientos. Que la vuelta a la rutina no signifique volver a los viejos hábitos, sino dar un paso más hacia ciudades donde la vida ocupe siempre el primer lugar.
Muchas veces se tiene la sensación de que los espacios públicos han sido pensados más para el paso de turismos que para la convivencia ciudadana. Este modelo de diseño urbano centrado en los vehículos es el que está en revisión. El epicentro de la Semana Europea de la Movilidad lo constituye el Día Sin Coches (22 de septiembre), una fecha simbólica en la que muchas ciudades limitan el acceso de vehículos motorizados a ciertas zonas. Más allá de su carácter simbólico, este día permite experimentar cómo sería una ciudad con menos tráfico y más espacio para las personas.
Este curso se amplía el programa didáctico para Infantil y Primaria que tiene como protagonista a Thirty, un personaje con forma de corazón que simboliza a las Ciudades 30. Más alumnos y también sus familias podrán viajar con este simpático peluche y anotar sus experiencias y enseñanzas relacionadas con la seguridad vial en el libro de actividades incluido en los materiales que se distribuyen a los colegios. Para el profesorado, Thirty reserva diversas propuestas de actividades en las aulas.