Tregua a la contaminación
- La caida de la contaminación ya se apreció en China, con el confinamiento y el cierre de fábricas e industrias
31 marzo 2020
La enfermedad del coronavirus (COVID-19) que se ha extendido rápidamente por todo el mundo durante estos tres primeros meses de 2020 y afecta hoy a 170 países, ha obligado al bloqueo de ciudades e incluso países enteros con el fin de frenar la expansión de la pandemia.
El confinamiento de la población, la reducción del tráfico y el cierre de industrias durante esta pandemia mundial de coronavirus, está provocando consecuencias inesperadas en el medioambiente.
Por ejemplo, en China las emisiones de dióxido de carbono han registrado un espectacular descenso. Y en Lima, una de las capitales más contaminadas de Latinoamérica, el aire es el más limpio de los últimos años.
También en nuestro país, la contaminación ha bajado a “mínimos históricos” durante los primeros días de confinamiento según Greenpeace, que apunta que los valores de dióxido de nitrógeno (NO2) en Madrid y Barcelona no llegan ni al 40% de los valores aconsejados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Europea.
Europa
La Agencia Espacial Europea (ESA) ha confirmado “fuertes reducciones” en las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) sobre varias de las principales urbes europeas, incluyendo París, Madrid y Roma.
A través de las observaciones realizadas por el satélite Copernicus Sentinel-5P, en órbita a 800 kilómetros de la Tierra, la ESA acaba de cartografiar la contaminación del aire en Europa y China, revelando una “significativa caída” de las concentraciones de NO2 (gas tóxico producido por vehículos motorizados y fábricas, que causa problemas respiratorios), coincidiendo con este período de medidas excepcionales para contener la enfermedad.
Las imágenes de la ESA muestran una clara reducción de los niveles de NO2 entre el 14 y el 25 de marzo pasados, comparadas con los niveles medios de contaminación registrados en las mismas fechas en 2019.
Según explica el Real Instituto Meteorológico Neerlandés (KNMI), que interpreta los datos proporcionados por el Copernicus en colaboración con científicos de todo el mundo para determinar las consecuencias del bloqueo, se ha escogido este intervalo ya que “las concentraciones de dióxido de nitrógeno varían de un día a otro en función de las condiciones atmosféricas por tanto no podemos obtener conclusiones basadas en datos de un solo día. Combinando datos de un periodo de 10 días, la variabilidad meteorológica se iguala y comenzamos a ver el impacto producido por la actividad humana”, explica Henk Eskes, científico del KNMI.
Además, los científicos esperan poder evaluar esta semana los cambios en las concentraciones de dióxido de nitrógeno sobre los países del noroeste de Europa, incluidos los Países Bajos y el Reino Unido.
China
China registró los primeros casos de COVID-19 a fines de diciembre de 2019 e impuso medidas -cierre de fábricas y comercios, restricciones de viaje- en enero para hacer frente a la epidemia, que se han traducido en una disminución sustancial del consumo de combustibles fósiles.
Ahora, la NASA y la Agencia Espacial Europea han publicado imágenes procedentes de satélites que muestran una gran caída, entre enero y febrero, de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire del gigante asiático, uno de los países más contaminantes del mundo.
"Hay evidencia de que el cambio está relacionado, al menos en parte, con la desaceleración económica que siguió al brote de coronavirus", dicen ambas agencias en un comunicado.
Pero el NO2 no es el único gas que ha desaparecido de la atmósfera de China. Según un análisis del Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), con sede en Estados Unidos, el descenso de la actividad industrial y comercial en China produjeron una caída de al menos un 25% -equivale al 6% global- en sus emisiones de dióxido de carbono a finales de enero.
Además, el CREA calcula que durante las últimas tres semanas de febrero China emitió 150 millones de toneladas métricas (mtm) de CO2 menos que durante el mismo período el año pasado, más o menos el equivalente a todo el dióxido de carbono que emite la ciudad de Nueva York durante un año.