La contaminación cae un 55% en España
- Los niveles de dióxido de nitrógeno causan en España cada año alrededor de 7.000 muertes prematuras
22 abril 2020
El 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra, convocada por la ONU y que este año viene acompañada de unos efectos sin precedentes. Los incendios de Australia, los mayores registros de calor terrestre y la peor invasión de langostas en Kenia... Y ahora, el COVID-19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema.
El impacto visible y positivo del virus, que se debe a la trágica desaceleración económica y las restricciones a la circulación impuestas para prevenir su contagio, se traduce en una mejora de la calidad del aire y una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En nuestro país, el informe "Efectos de la crisis del COVID-19 sobre la calidad del aire urbano de España", elaborado por Ecologistas en Acción, estima que los niveles de contaminación registrados son muy inferiores a los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En concreto, la reducción del tráfico derivado del decreto de Estado de Alarma ha conseguido reducir los niveles de contaminación un 77% en la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) del ámbito Rondes de Barcelona y un 75% en el interior de la M-30 de Madrid. En este punto merece la pena recordar que la ZBE aspiraba a reducir en un 15% los niveles de contaminación.
La medición de datos, que se han recogido de 125 estaciones oficiales de 24 ciudades españolas, se realizó el pasado mes de marzo y se ha comparado con los recogidos durante los diez años anteriores. Esto les ha permitido encontrar diferencias entre las estaciones orientadas al tráfico y aquellas situadas en ámbitos residenciales. La mejora en la calidad del aire de las primeras ha sido mayor.También se han observado diferencias territoriales y el efecto de las precipitaciones y la inestabilidad atmosférica predominantes durante el mes de marzo: “Se aprecia una menor reducción de la contaminación en las ciudades de la cornisa cantábrica, debida seguramente a factores metereológicos no identificados. En cambio, en las ciudades del litoral mediterráneo son las que más han rebajado los niveles de NO2, hasta concentraciones más propias de estaciones de ámbito rural”, detalla la organización.
El NO2 provoca cada año en España alrededor de 7.000 muertes prematuras, según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente. Es un gas irritante que agrava las enfermedades respiratorias y merma la resistencia a las infecciones, al inhibir la respuesta inmunológica de los pulmones, por lo que su drástica reducción es una buena noticia, en el contexto de emergencia sanitaria actual. Diversos expertos ya han apuntado a la influencia de la contaminación atmosférica crónica en la gravedad de las patologías respiratorias asociadas a la COVID-19.