Así es la rueda de bicicleta que filtra el aire contaminado
- La rueda lleva tres filtros: una esponja capaz de atrapar las partículas en suspensión más grandes; un filtro HEPA que ayuda a eliminar el polen y las partículas más finas; y un filtro de carbón activo que atrapa las moléculas gaseosas
16 octubre 2019
Según un estudio de la Federación Europea de Ciclistas, las bicicletas emiten 21 gramos de dióxido de carbono por kilómetro recorrido: 5 gramos corresponden a la fabricación de la bicicleta y 16 gramos, a las calorías que quema un ciclista medio al pedalear durante ese kilómetro. Mucho menos que los 271 gramos de esta molécula que emite el coche por pasajero, según la misma federación. Kristen Tapping ha diseñado una rueda, llamada Rolloe, que nace con el objetivo de compensar cada gramo de dióxido de carbono que emite a la atmósfera cuando circulamos en bicicleta. Al mismo tiempo que termina con las partículas en suspensión y con otros gases tóxicos que se encuentran en la atmósfera urbana, producto de la combustión.
Así funciona
El sistema es realmente simple. Se trata de una especie de turbina que se ancla a la rueda delantera de la bicicleta y absorbe el aire a su alrededor. Con una especie de hélice, consigue introducir el aire dentro del sistema a medida que la rueda va girando. Ese aire pasa entonces por los diferentes filtros instalados dentro del invento. En total son 3 los filtros que la inventora instala en Rolloe. El primero es una esponja lavable y biodegradable capaz de atrapar las partículas en suspensión más grandes. El segundo es un filtro HEPA lavable que ayuda a eliminar el polen y las partículas PM 2.5 provenientes de los tubos de escape de los coches así como del desgaste de los neumáticos y los frenos. Y, por último, un filtro de carbón activo que atrapa las moléculas gaseosas. Los materiales propuestos por Tapping han sido especialmente elegidos para añadir el peso extra mínimo al conjunto de la bicicleta. De esta forma, consigue un conjunto que supera por poco (50 gramos) el kilogramo de peso en unas dimensiones de 600 x 600 x 60 milímetros. Los contaminantes contra los que luchará esta rueda son las partículas en suspensión, el dióxido de carbono, el ozono y el dióxido de nitrógeno. Una combinación que encontramos en ciudades de todo el mundo y que son responsables de innumerables enfermedades respiratorias, algunas de ellas muy delicadas.
Una de las claves de Rolloe es el escaso mantenimiento que requiere. Basta con instalarlo y comenzar a recorrer kilómetros. Según la propia creadora, el sistema está pensado para ser instalado en las flotas de bicicletas de las ciudades. De esta forma, asegura, se puede medir convenientemente la distancia que se ha recorrido con la bicicleta para calcular cuánto le queda de vida útil al filtro. Una vez se aproxime al cambio, los trabajadores del servicio de bibicletas necesitarán muy poco tiempo para cambiarlo. Aunque Tapping no descarta el uso por parte de clientes individuales. Para ellos, se desarrollará una aplicación que mida la distancia recorrida a través de la ubicación de los smartphones e informar al usuario sobre cuándo debe cambiar y lavar los filtros. Según los cálculos que se publican en la web de Rolloe, teniendo en cuenta los datos de uso del servicio de alquiler de bicicletas en Londres en 2018, los más de 136.000 de kilómetros que se recorren en un día servirían para filtrar unos 79.865 metros cúbicos.