Alcohol y otras drogas
- Hay que recordar que el alcohol multiplica el riesgo de accidente por cinco por encima del límite legal y por más de 100 cuando se sobrepasa el límite penal (1,2 g/l de sangre)
03 julio 2018
A pesar de que la población general considera que conducir después de consumir alcohol y otras drogas supone un riesgo de accidente –especialmente está muy arraigada la disociación entre beber alcohol y conducir, no así en materia de otras drogas en las que aún queda mucho recorrido por hacer–, las estadísticas son alarmantes. En 2015 cerca del 12% de los conductores se habían puesto al volante tras ingerir alcohol, medicamentos y otras drogas (EDAP 2015). En 2016, el 43% de los conductores fallecidos en accidente de tráfico y analizados por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, dio positivo a alguna de estas sustancias psicoactivas.
En España, el consumo de alcohol y otras drogas se asocia a patrones sociales bien conocidos, si bien es cierto que se han ido modificando comportamientos de consumo ‘social’, relacionados con el ocio y el encuentro con amigos y familiares, en momentos puntuales de la semana, por perfiles de consumo distribuidos durante todos los días del año y de carácter más compulsivo. Un tipo de consumo que preocupa extraordinariamente a los expertos, supone un incremento de las conductas de riesgo asociadas y una mayor probabilidad en el desarrollo de dependencias.
Hay que recordar que el alcohol multiplica el riesgo de accidente por cinco por encima del límite legal y por más de 100 cuando se sobrepasa el límite penal (1,2 g/l de sangre). Por su parte, las drogas de comercio ilegal multiplican el riesgo entre 2 y 7 veces respecto de los conductores no consumidores.
La prevención debe abordarse tanto desde el punto de vista legislativo, como de vigilancia, rehabilitación, educación y divulgación, investigación e información.