Repartidores a domicilio, ¿conducción segura?
- Es un empleo caralogado como de alto riesgo por las agobiantes exigencias de entrega
05 febrero 2018
Glovo, Deliveroo, Uber Eats, Amazon, Stuart... El mercado digital o ‘e-commerce’ es ya la guarida en la que vivimos sin darnos cuenta. Su aterrizaje ha alterado la forma de consumo y la conducción en las ciudades. Es el pan de cada día cruzarse con furgonetas descargando, motos o bicis de reparto, que muchas veces ‘flexibilizan’ el cumplimiento de la ley debido a la presión del tiempo y a las condiciones laborales que soportan.
El comercio electrónico (‘e-commerce’) o venta virtual crece desde 2014 a un ritmo del 20% anual, según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Y, aunque sea difícil determinar el número de trabajadores que engloba, su presencia es palpable en la calle.
Cada día se piden miles de productos por medio de aplicaciones y webs: libros, platos cocinados, la compra semanal y hasta medicamentos. Todo se ha convertido en susceptible de ser enviado y recibido sin moverse de casa. Para ello, en furgoneta, bici o moto, los repartidores –conocidos como ‘riders’– cabalgan a contrarreloj por las ciudades para que el paquete no se enfríe (si es de comida) ni sufra retrasos. En 2016, según datos de la DGT, los usuarios de bicicletas se vieron implicados en 7.673 accidentes, en ciclomotores fueron 7.950, en motocicletas, 25.944 , y en furgonetas 10.604. Sin duda, muchos de ellos repartidores.
Tensión
¿Por qué? Muchas veces, esta tensión les lleva a infringir las normas de tráfico: apresurarse por vías sin mirar detenidamente las posibles salidas de centros escolares o pasos de peatones, subirse a aceras y bloquear el paso, circular por un paso prohibido con tal de no dar rodeos, maniobras peligrosas en caso de atasco o bloquear la calle con vehículos grandes con la excusa de no tardar más de unos minutos... Son acciones locales, pequeñas, que, sin embargo, entorpecen el desarrollo normal de la circulación, crispan a los viandantes y pueden llegar a ser un motivo de accidente de diferente gravedad.
“Existen multitud de factores que hacen de tu día a día un trabajo más peligroso e inseguro que cualquier otro, teniendo en cuenta que sobre la moto no hay más chasis que tu propio cuerpo” señalan desde la Fundación Mapfre, donde se han interesado por este tipo de empleo catalogado ‘de alto riesgo’ por “los agobiantes tiempos de entrega, el número de pedidos y la satisfacción del cliente”.
Jesús Monclús, director del Área de Prevención y Seguridad Vial de esta Fundación, recomienda, “tener en cuenta los factores externos (calor, niebla, viento…) y los personales (notarse cansado, poco concentrado, etc). En cualquier caso, el alcohol o drogas, la fatiga y el sueño, las distracciones, el uso del teléfono móvil, los medicamentos y enfermedades y otros factores psicológicos como el estrés o la depresión influyen en las habilidades y capacidad de reacción”, alerta Monclús, que remarca la presión y la exigencia de estos trabajos como agentes negativos. “Los tiempos son difíciles de cumplir, y tanto la formación como el equipo son muy informales”, lamenta y hace hincapié en “hacerse ver” con reflectantes y luces.
El anglicismo ‘e-commerce’ significa comercio electrónico y agrupa todo lo relacionado con compras por internet. De seleccionar un menú a encargar un lote de libros. No es nuevo, pero sí ha sufrido desde principios de esta década un impulso sorprendente.
Según datos del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI), en 2015 hubo 20,6 millones de compradores internautas en España, casi dos millones más que en 2014. La venta directa a través de portales web se ha puesto de moda por la facilidad de hacerla desde el móvil o el ordenador, y la mercancía llega en pocos minutos o en días. El orden de nuestras preferencias, según el ONTSI, son los billetes de transporte, compra de entradas a espectáculos, ropa o complementos y reservas de alojamientos o paquetes turísticos. Gigantes como Amazon o Uber han dado una derivada más a su negocio: el de la comida.
En casi todas estas empresas trabajan ‘riders’ autónomos, que tienen un tiempo determinado para cumplir con su trabajo.