Así viviremos (mejor) en la ciudad del futuro
- Para cumplir los objetivos de descarbonización, en España en 2020 deberían estar circulando 300.000 eléctricos
19 febrero 2018
Según Naciones Unidas, el 54% de la población mundial reside en núcleos urbanos de más de 300.000 habitantes. De seguir la progresión, en 2050 será el 66%. En Europa, la acumulación de personas en ciudades es del 75%, e incluso algo mayor (el 77%) en España.
Ser ‘animales de ciudad’ genera problemas, como la masificación del tráfico y los inconvenientes que esta acarrea. Así, las asignaturas pendientes son tres: contaminación del aire, seguridad vial e inhabitabilidad. Y al fondo, como gran asunto trasversal, la salud. La contaminación del aire, pone en jaque el futuro del planeta y además nos mata. En España, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, hay 30.000 muertes prematuras al año directamente relacionadas con la polución. A nivel europeo, la cifra supera el medio millón, y en todo el planeta, los tres millones de personas (OMS). La mayoría de esas muertes se debe a afecciones respiratorias (cáncer de pulmón, asma, etc) y a accidentes cerebrovasculares (ictus).
La OMS marca el límite seguro de calidad ambiental en 20mcg/m³ de partículas PM10 –10 micrones de diámetro o menos–, las más perjudiciales para la salud. La realidad es que más del 90% de la población mundial vive en lugares donde esa cifra se sobrepasa constantemente. Así, en España, en 2016, Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia, Córdoba y Granada rebasaron la media anual de 40 mcg/m³ de dióxido de nitrógeno que establece como límite la ONU. Hay un diagnóstico: respiramos aire contaminado, y sabemos que afecta a la salud y que las emisiones del transporte son las culpables. Pero, ¿hay soluciones? “Los escenarios futuros imaginan una movilidad basada en la alimentación eléctrica. Algunas ciudades han marcado horizontes donde el motor de combustión interna tendrá obligatoriamente que dejar paso a los eléctricos, priorizando la calidad del aire”, explica Breogán Sánchez, investigador del Centro de Investigación de Consumos y Recursos Energéticos (CIRCE).
Tendencias en movilidad de la ciudad del futuro
(Pinche en la imagen para acceder a la infografía)
Eléctricos: no arrancan
Pocos discuten ya que el futuro será eléctrico. Y eso que los eléctricos puros (cero emisiones) representan menos del 0,5% del mercado en España, lejos de Noruega, líder mundial con un 29%. Se avanza, pero lentamente. Según un estudio de la consultora Deloitte de 2017 ("Un modelo de transporte descarbonizado para España en 2050"), en España deberían circular 300.000 coches eléctricos en 2020 y de 4,4 a 6 millones en 2030 para cumplir los compromisos de reducción de emisiones de efecto invernadero ante la UE. Como hoy circulan poco más de 10.000 eléctricos por todo el país, esos hitos parecen utópicos.
El crecimiento del parque de eléctricos depende de varios factores. El primero, la voluntad de las administraciones públicas. Estas, según Deloitte, deberían invertir 650 millones de euros anuales hasta 2030 en incentivos a la compra de eléctricos –desde 2010 solo se han invertido 40 millones– y en infraestructuras de recarga –escasas–. Por otro, los fabricantes de automóviles deben ampliar su oferta de eléctricos y apostar por ellos claramente.
Se habla mucho sobre el cambio de fisonomía que sufrirán las ciudades para que sus ciudadanos ganen terreno al tráfico. Una de las soluciones que ya se está implantando en zonas de nueva urbanización son las macromanzanas –o supermanzanas–, células de aproximadamente 0,20 km² en las que el tráfico de vehículos a motor queda reducido a residentes y servicios públicos. Se trata de una agrupación de bloques de viviendas en cuyo interior se da prioridad absoluta a los peatones, mientras que el tráfico rodado circula por el perímetro de la estructura.
El crecimiento (20% anual) de los envíos a domicilio del comercio electrónico supone una amenaza para la habitabilidad de la ciudad por el aumento de furgonetas, bicis y ciclomotores que los realizan. ¿Soluciones? Incorporar flotas eléctricas, aunque tienen limitaciones de carga y son caras, y, a más corto plazo, la logística de proximidad: “Se están creando centros de distribución urbana desde los que entregar paquetes en modos limpios, como bicis o tranvías especiales (caso de Dresde, Alemania)”, destaca Breogán Sánchez (CIRCE). Y para el futuro, se está testando vehículos autónomos, drones y sistemas robotizados para diversificar las entregas a domicilio.