¿Qué está pasando en el transporte público?
- En Metro de Madrid, en hora punta cada 2,5 minutos se renueva el aire de los vagones
06 octubre 2020
El martes 8 de septiembre, día de “vuelta al cole”, se registraron 2,4 millones de viajes en los medios de transporte público que operan bajo el paraguas del Consorcio Regional de Transportes de la Comunidad de Madrid (Metro, EMT, autobuses interurbanos y Renfe Cercanías). Exactamente 2,3 millones de viajes menos de lo habitual en estas fechas. Es decir, casi la mitad (51,8%), pese a que los servicios operaban al 100%. La situación es similar en otras grandes metrópolis como Barcelona, con niveles de ocupación del 55% según la autoridad correspondiente (ATM), o Valencia, también con un 50% de demanda. Y la pregunta es sencilla: ¿Qué está sucediendo?
Y tiene varias respuestas. Algunas hay que buscarlas en la crisis económica derivada de la sanitaria. Así, en el segundo trimestre del año, España experimentó una caída del PIB interanual del 21,5%, que se traduce en menos actividad y, en consecuencia, menos movimiento. Además, los efectos negativos en el empleo y el miedo al contagio afectan al consumo e, indirectamente, a los traslados. Salimos menos, compramos menos… y nos desplazamos menos.
Otra explicación a la menor demanda de transporte público procede del teletrabajo. Obligada por las circunstancias, España ha pasado del 5% de trabajadores en remoto anterior a la pandemia a entre el 15 y 30% actual. Eso supone cientos de miles de personas que no aparecen a diario en su andén habitual de metro, trenes de cercanías o en la parada de autobús, o lo hacen menos días que antes.
Miedo
Lo anterior no explica totalmente la pérdida de usuarios del transporte público. El Ayuntamiento de Madrid ha constatado que metro y autobús están por debajo de sus niveles habituales de ocupación. Sin embargo, el vehículo privado ha ganado “cuota de mercado”, pasando de representar el 35% al 45% de los viajes, con números absolutos similares a 2019. Además, otras opciones más sostenibles, como caminar o montar en bici, han ganado adeptos (en conjunto, ya representan el 32% de los traslados). Es decir, los desplazamientos diarios en la ciudad se han reducido, pero esa bajada afecta casi en exclusiva al transporte público.
“Los mensajes que se lanzaron al principio desde las administraciones públicas recomendando evitar o utilizar poco el transporte público lo han estigmatizado como potencial foco de contagio, cuando se demostró, ya desde marzo o abril, que no era así”, explica Carlos Cristóbal-Pinto, experto en Transporte Público y Movilidad Sostenible y ex director del Consorcio madrileño, y añade: “Los países que mantuvieron los transportes públicos casi a pleno rendimiento, como Japón, Corea o Taiwán, no tuvieron brotes por el uso del transporte público, incluso con niveles de ocupación elevados, asegurando siempre el uso de la mascarilla y otras medidas”.
Alta ocupación
Uno de los factores que más preocupa, por las dificultades que entraña, es la limitación de la afluencia de viajeros en hora punta, cuando la alta ocupación no permita mantener suficiente distancia entre personas. Las medidas tomadas podrían no ser
suficientes en determinados momentos, a tenor de las imágenes que se ven a diario en redes sociales de usuarios que denuncian vagones y andenes atiborrados. Metro de Madrid afirma que cumple las indicaciones de Sanidad.
Metro: aire más limpio y puro de lo que pensamos
Los sistemas de ventilación del suburbano enriquecen y renuevan el aire constantemente. Así funcionan:
Túneles: Ventiladores y pozos conectan los túneles con el exterior. Existen pozos de impulsión –que introducen aire limpio mediante un ventilador– y pozos de extracción –que sacan a la superficie el aire caliente y viciado del túnel–. Además, unos pozos de compensación introducen o extraen aire en función del efecto pistón que producen los trenes al circular.
Vagones: El aire en los vagones se renueva mediante un sistema que mezcla el aire existente en el interior (75%), filtrado de forma permanente, con aire extraído del exterior (25%). El aire es aspirado por los respiraderos, enfriado y filtrado antes de ser devuelto al vagón a través de los conductos de ventilación. Un 25% del aire se desecha. El aire interior que se recicla pasa por bobinas de enfriamiento. Al tiempo que se recicla y ‘limpia’, el sistema incorpora aire del exterior y lo combina con el existente y se introduce en el vagón a través de paneles situados en el techo. La mayoría de los trenes tienen dos unidades de ventilación. En la actualidad en el metro en Madrid, en hora punta, el aire de cada vagón se renueva totalmente cada 2,5 minutos.
El uso de transporte interurbano se redujo un 46,8% hasta julio, según datos del INE. Los más perjudicados fueron los servicios ferroviarios de AVE y larga distancia, con un descenso interanual de algo más del 67%. El número de viajeros se redujo un 57% en el transporte regular por autobús y un 87% en el discrecional. En cercanías, autobús (−46%) y ferrocarril (−43%) bajaron algo menos. Los operadores del transporte interurbano están adoptando medidas contundentes para ofrecer seguridad sanitaria. Confebus recuerda que “se están llevando a cabo los protocolos de limpieza y desinfección recomendados por las autoridades sanitarias. Además, los sistemas de ventilación de los autobuses permiten la renovación total del aire cada 3 minutos”. Por su parte, RENFE realiza un importante esfuerzo en la desinfección de trenes y estaciones y está apostando por la tecnología. Un ejemplo es el proyecto piloto que ya ejecuta para controlar en tiempo real el aforo de las estaciones de cercanías mediante inteligencia artificial.