Noche: luces y sombras
- El sueño aparece con más facilidad de 3 a 5 de la madrugada. "Y la única solución es dormir" (Juan Ignacio Serena. DGT)
- El índice de letalidad de los accidentes diurnos es de 1,1. De noche es de 2,6
14 diciembre 2021
El pasado 31 de octubre, en España volvimos a retrasar los relojes una hora, en el habitual cambio horario invernal. Los días son más cortos y este cambio horario pretende reducir el impacto económico de la mayor necesidad de luz artificial en los puestos de trabajo. Por ejemplo, el 25 de diciembre tiene, en nuestro país, casi 6 horas menos de luz solar que el 21 de junio, cuando amanece antes de las 7 y es de día hasta casi las 22:00 horas.
La mayoría de los accidentes en España se producen durante el día: en torno al 70% de los accidentes con víctimas, tanto en vía urbana como interurbana. Sin embargo, aunque durante la noche, anochecer y amanecer, solo se produce un 28% de los accidentes con víctimas, estos se cobran casi el 40% de los fallecidos y con un mayor porcentaje de accidentes mortales (38%). Y ello a pesar de que es el período con menor intensidad circulatoria.
Y es que mientras la tasa de letalidad (la razón entre el número de fallecidos y el de víctimas) de los accidentes en España fue en 2019 de 1,2 –cifra que viene descendiendo desde el 5,2 de 1993 y que se estabilizó desde 2013 (1,3)–, la de los accidentes nocturnos, incluido atardecer y amanecer, alcanza el 1,69, ¡un 40% más alta!
Además, según el informe “Las principales cifras de la Siniestralidad Vial. España 2019”, realizado por la DGT, la letalidad nocturna (de 00:00 a 6:59) casi duplica a la del resto del día (de 7:00 a 23:59). Por ejemplo, la tasa general de día es de 1,1, mientras de noche es 2,6; además, de lunes a viernes es 1,0 de día mientras la nocturna sube a 2,8.
Otro dato abunda en la gravedad de estos accidentes: según Osram, fabricante de iluminación para automoción, la tasa de accidentes mortales por kilómetro se cuadruplica durante la noche. Incluso Rune Elvik –un prestigioso investigador noruego en la seguridad y el transporte–, tras comparar los accidentes ocurridos en horas con luz de día y de noche en Noruega, Suecia y Países Bajos en 2009, destaca que “el riesgo de un accidente con víctimas se incrementa casi un 30% durante la noche en áreas urbanas, en cerca del 50% en vías interurbanas y sobre un 40% en la combinación de áreas rurales y urbanas”.
¿Más peligroso?
“Conducir de noche –explica Ernesto Nava, director de la Escuela de Conducción del Real Automóvil Club de España (RACE)– es más difícil, porque hay una menor visibilidad”. De hecho, el estudio “Iluminación y Seguridad Vial” publicado por el RACE, y dado “que el 90% de los datos que precisa un conductor se perciben a través de la vista” y que “por la noche el ojo padece un importante déficit de información”, concluye que de noche “la capacidad visual del conductor se reduce al 20% respecto a la conducción diurna, así como la habilidad para percibir distancias y campos de visión”. El colegio de Ópticos-Optometristas de Andalucía recuerda que además esta reducción es “más marcada en las personas mayores de 55 años”.
En la misma línea, el estudio del RACE destaca que “a mayor edad, más importante es aún disponer de un buen sistema de alumbrado en el vehículo” y que “siendo uno de los sistemas de seguridad más importantes es quizás uno de los conjuntos a los que menos atención se les presta en cuanto a mantenimiento y control”.
Muchos defectos
Las cifras de defectos leves y graves detectados en la iluminación en las estaciones ITV ratifican esta afirmación, así como nuestra experiencia diaria como conductores, donde cada día vemos más vehículos circulando con una o más luces fundidas. Durante 2020, según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, las ITV en España detectaron casi 6,1 millones de defectos leves en el alumbrado y señalización y más de 1,8 de defectos graves. Estos son los más frecuentes, tanto los leves (que duplican a los de ruedas, neumáticos y suspensión) como los graves, que son entre el 25 y 30% del total de los detectados (15,8 millones de leves y 3,7 de graves).
En este sentido, Juan Ignacio Serena –jefe de sección de Formación Vial de la DGT– explica que “para ser vistos” es fundamental “la utilización adecuada de las luces del vehículo, acorde a lo establecido reglamentariamente”, entre lo que destaca “cuidar que los sistemas de señalización óptica y los catadióptricos estén en buen estado” (faros, intermitentes, reflectantes...) y “no retrasar el uso del alumbrado, sobre todo en las horas crepusculares”. Un momento especial es, para Serena, “la señalización en situaciones de inmovilización, emergencia y peligro”, en las que hay que atenerse a lo dispuesto en la normativa vigente “con especial atención”.
Riesgos y soluciones
Falta de visibilidad, deslumbramientos, fatiga y sueño y situaciones como adelantamientos, conducción en vías urbanas o la “hipnosis de la carretera” son algunos de los principales riesgos que encontramos en la conducción nocturna y que, como explica Juan Ignacio Serena, “pueden ser mitigados con la adopción de medidas fáciles de poner en práctica”.
Por ejemplo, cuando se incrementa la velocidad –incluso en pleno día– las imágenes no aparecen tan nítidas: de hecho, se va perdiendo campo de visión (efecto túnel), por lo que, en definitiva, se pierde visibilidad. ¿Cómo solventarlo? “Adecuando la velocidad de tal forma que permita frenar y detener el vehículo dentro del espacio iluminado”, explica Serena (DGT). Algo similar plantea Ernesto Nava (RACE): “A menor campo de visión, menor velocidad. La conducción –y en especial la nocturna– se basa fundamentalmente en la visión. Por ello, en función de lo que el conductor vea, debe establecer una velocidad segura dentro de los límites legales, acoplándola a sus propias capacidades”.
Fatiga, sueño, monotonía...
“El conductor puede actuar fundamentalmente sobre sí mismo y sobre el vehículo –señala Nava (RACE)–. Se trata de que el conductor se encuentre en el mejor estado posible antes de conducir de noche, descansado para evitar la fatiga y el cansancio, que aparece con mayor frecuencia durante la noche… Y descansado incluso visualmente; es decir, que pasarse todo el día ‘pegado’ al ordenador trabajando no es lo mejor antes de comenzar un viaje durante la noche…”.
Incluso habiendo comenzado el viaje descansado, el sueño aparece con mayor facilidad entre las 3 y 5 de la madrugada. “Y la única solución es dormir y descansar”, explica Serena. “La noche fatiga más–explica Nava–, porque exige más esfuerzo. Es como cuando quieres estar muy atento, concentrado en algo importante, que al final te notas cansado”, por lo que el director de la Escuela de Conducción del RACE recomienda “descansar cada menos kilómetros; cada hora y media. Y siempre antes si se nota cansancio”.
Incluso conducir de noche cuando no se está acostumbrado a ello exige un mayor esfuerzo, con lo que se incrementará la fatiga; y lo mismo ocurre si debemos aumentar la atención por una iluminación deficiente del vehículo.
Un caso especial es la llamada “hipnosis de la carretera”. Esta sobreviene por la monotonía de los trayectos –largas rectas y trazados muy suaves– y la reducción de la visión que se produce de noche. Para combatirla, “hay que procurar no dejar la vista fija en un punto, sino hacer barridos laterales de forma regular, así como realizar suficientes descansos durante el viaje”, explica Juan Ignacio Serena.
Ver sin deslumbrar
Pero si hay un caso específico de la noche son los deslumbramientos. Al cruzarnos con otros vehículos –en especial si no llevan bien regulados sus faros o no cambian a ‘cortas’– podemos quedar deslumbrados, con la pérdida momentánea de la visión. Según el estudio “La Salud Visual de los conductores españoles y su implicación en la seguridad vial” (2019. Fesvial, Intras, Essilor y Cepsa), “el 32,6% de los conductores indica que es deslumbrado por otro vehículo con mucha o bastante frecuencia”. El problema es que el ‘deslumbrado’ tarda de 3 a 5 segundos en recuperar la visión –según el estudio, “hasta un 44% de los conductores tarda más de 20 segundos en recuperar totalmente la visión central” y un 9% tiene problemas de recuperación total–, con el consiguiente peligro de accidente. Y es que, en 5 segundos a 50 km/h se recorren 70 metros a ciegas.
“En ese caso –aconseja Nava– hay que desviar la vista a la derecha y hacia abajo y guiarse por la señalización horizontal”. Juan Ignacio Serena complementa este consejo: “Intentar dirigir la visión a la zona menos alumbrada de la carretera, disminuyendo, de forma simultánea, la velocidad. Si nos deslumbran a través de los espejos, podemos cambiar la posición de la cabeza o modificar el ángulo de observación del espejo mediante el sistema antideslumbramiento”.
Por esto, es fundamental llevar la altura de las luces bien reguladas y estar atentos a cambiar las luces (de largas a cortas) al ir a cruzarnos con otros vehículos para evitar deslumbrarles. Hay que destacar que los modelos más modernos ya incluyen sistemas no solo de encendido automático de luces –un sensor detecta la baja luminosidad y enciende los faros–, sino de cambio de luces –detecta la presencia de vehículos a cierta distancia y ‘cambia’ a luz de cruce para no deslumbrar–.
Adelantamiento y mal tiempo
Otra maniobra más difícil de noche es el adelantamiento, ya que con baja iluminación es más difícil apreciar las distancias y calcular la velocidad. Por ello, los expertos de la DGT recomiendan que “el vehículo adelantado facilite la maniobra con el cambio
de luz de carretera por la de cruce en el momento oportuno” y que “el que adelanta conecte la luz de carretera en cuanto aprecie que no deslumbra al adelantado”.
A Ernesto Nava (RACE) le preocupa un factor “que puede ser determinante, en conjunción con la noche: la meteorología. Si a la reducción de visibilidad nocturna se une lluvia, y no digamos niebla, aumenta la dificultad. Por ello, conviene informarse y analizar el tiempo que puede haber no solo en el lugar al que vamos, sino por donde transcurrirá el viaje”.
También es muy preocupante la escasa importancia que dan los conductores a su visión. “Hasta un 90% de la información llega
por la vista –explicó David Navarro, vicepresidente de Essilor durante la presentación de su estudio sobre visión–, por lo que si es deficiente puede influir crucialmente en la toma de decisiones en carretera”. En el mismo acto, Luis Montoro (FESVIAL) destacó que hasta un 14% de los conductores presenta dificultades de visión incluso con condiciones óptimas de iluminación.
Esto contrasta con la valoración de los conductores a la mala visión al volante. Según el estudio “La Salud Visual de los conductores españoles y su implicación en la seguridad vial”, los españoles consideran más peligroso conducir con mala visión (4,84 sobre 5) que tras ingerir dos cervezas (4,64), usando el móvil (4,54) o con un neumático desgastado (3,75). Y apenas dan importancia a conducir con una luz fundida (solo 3,63 sobre 5).
Para ver y ser vistos
“Todo lo que tenga que ver con la iluminación hay que cuidarlo especialmente –explica Ernesto Nava (RACE)–, tanto para ver como para hacerse ver. En este sentido, todas las luces del automóvil deben funcionar correctamente y los cristales de los faros y parabrisas estar razonablemente limpios”. Además de recordar la limpieza, incluso durante el viaje, y el óptimo funcionamiento del alumbrado del vehículo, Serena (DGT) hace especial hincapié en la altura de las luces, y recomienda “no retrasar el encendido de las luces en horas crepusculares” y “encender el alumbrado cuando circulemos con el sol a la espalda, por estar próximos al amanecer o atardecer”.
En esta línea, hay que recordar los grandes avances que en los sistemas de iluminación están constantemente incluyendo los fabricantes de vehículos. Y no solo nuevos tipos de luces (xenón, led o láser) que han alargado los metros iluminados hasta 600 metros por delante del vehículo, sino sistemas como el encendido automático, faros orientables –la luz del faro se orienta hacia la curva–, regulación automática de la altura del haz luminosos, luz adicional en giros, luz de carretera automática –detecta vehículo delante y quita las ‘largas’ para no deslumbrar–, faros adaptativos o sistemas de visión nocturna –mediante infrarrojos, detecta obstáculos, animales o personas–. “Los avances técnicos siempre van a favor de la seguridad del conductor, siempre ayudan y hay que resaltar la gran labor que han hecho todas las marcas de automóviles en la introducción de mejoras y ayudas a la conducción. En este sentido, los avances en el campo de la iluminación han sido muy grandes, tanto en la calidad, como en la comodidad“ resume Ernesto Nava (RACE).
• TODAS LAS LUCES: Compruebe que la iluminación del coche funciona correctamente: ninguna luz fundida, ópticas y cristales limpios...
• REGLAJE: Es clave regular bien los retrovisores exteriores e interiores.
• ALTURA: Asegúrese de que la altura de sus faros está bien ajustada para ofrecer una buena visibilidad y evitar molestias al resto de conductores, y sea respetuoso con el resto de conductores al utilizar las luces de cruce y carretera y antinieblas.
• ATARDECER: Encienda el alumbrado de cruce al menos 1 hora antes de la puesta del sol.
• VISIÓN: Controle su vista una vez al año.
• VELOCIDAD: Adapte su velocidad a las condiciones de iluminación de la vía y aumente la distancia de seguridad con el vehículo precedente para tener mayor tiempo de reacción en imprevistos.
• DESCANSO: Viaje descansado. Son aconsejables paradas de descanso cada hora u hora y media.
• MEDIDAS: Aumente la frecuencia de vigilancia de los espejos, ventile el habitáculo y trate de escuchar música que no le desconcentre de la conducción: evitará la somnolencia.
• SÍNTOMAS: Ante lagrimeo, fatiga ocular, somnolencia, picor de ojos…, localice un lugar seguro, pare el coche y descanse antes de seguir.
• LIMPIEZA: Una luna trasera y un parabrisas limpio proporcionan mejor visibilidad de día, y de noche, evitan reflejos molestos.
• VÍAS ILUMINADAS: Utilice carreteras bien iluminadas y en buen estado para sus desplazamientos nocturnos.
• TRIÁNGULOS: Lleve siempre los triángulos de preseñalización de peligro (o señal V-16) para los casos de avería y los chalecos reflectantes.
LA CEGUERA NOCTURNA (NICTALOPÍA) es, según Essilor –compañía de equipamientos ópticos–, la imposibilidad de ver por la noche y puede deberse a un problema visual, una enfermedad crónica o un desequilibrio en la dieta. Los síntomas son visión débil con poca luz, dificultad para ver bien cuando se conduce por la noche y un tiempo lento de reacción al pasar de mucha luz a poca. Esta enfermedad convierte conducir por la noche en un reto, debido a la intermitente presencia de faros de otros coches.
También puede ser el resultado de otros problemas como:
GLAUCOMA: Puede dañar el nervio óptico, lo que causa inicialmente problemas con la visión periférica antes de dañar la visión central. La pérdida de visión periférica a menudo puede causar ceguera nocturna. Las personas mayores que reciben tratamiento para el glaucoma pueden padecer ceguera nocturna.
DIABETES: La nictalopía puede ser un síntoma temprano de diabetes. El alto nivel de azúcar en sangre perjudica los capilares que irrigan el ojo y sus nervios. Los daños en la pupila que causa la retinopatía diabética provocan que el ajuste a los cambios de luz sea más lento.
CATARATAS: Aumentan la sensibilidad a la luz, haciendo que las luces que vienen de frente causen un mayor deslumbramiento.
RETINOSIS PIGMENTARIA: Este trastorno conduce a la degeneración progresiva de la retina. El deterioro
de la visión nocturna es, a menudo, el primer síntoma.
Un buen estado visual garantiza menor riesgo en la carretera, ya que, de noche –según el Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía–, la agudeza visual del conductor se reduce hasta un 70% y el sentido de la profundidad es 7 veces menos eficaz. Un conductor con un 50% de agudeza visual requerirá entre 5 y 100 veces más iluminación para detectar un objeto de noche que un conductor con una agudeza del 100%. Además, de noche y con muy baja iluminación funciona más la retina periférica que la central debido a la dilatación de las pupilas por lo que todos los
conductores sufrimos puntualmente unos pequeños cambios refractivos de –0,75 dioptrías en adelante (miopía nocturna).
Estos problemas pueden agravarse si el conductor posee: deficiencias visuales (miopía, astigmatismo o hipermetropía), patologías oculares crónicas asociadas graves (cataratas, glaucoma o retinopatías) o leves (conjuntivitis, queratitis u ojo seco).