Frenos: cómo usarlos correctamente
- Antes de frenar, observe siempre hacia atrás a través de los retrovisores
06 marzo 2023
El sistema de frenado es fundamental para la seguridad durante la circulación: permite detener el vehículo, adaptar su velocidad y mantener la distancia de seguridad con otros vehículos. De ahí la importancia de saber utilizarlo correctamente y, por supuesto, de mantenerlo siempre en perfectas condiciones de funcionamiento para que responda adecuadamente cuando sea necesario. Algo que no siempre hacemos: en 2021, el 13% de los defectos graves detectados en las estaciones de ITV estaban relacionados con el mal funcionamiento del sistema.
Circulando en condiciones normales, el freno debe usarse en su justa medida, sin excesos, siempre con suavidad y aplicando la presión necesaria, según explican los especialistas en conducción segura. Una conducción tranquila y equilibrada, sin grandes aceleraciones ni frenazos, evita la sobrecarga del sistema y hace la marcha más segura y cómoda para los ocupantes. Por contra, abusar del freno acelera el desgaste de pastillas y discos de freno.
Además, las frenadas bruscas provocan incomodidad y, por supuesto, aumentan el consumo, entre dos y cuatro litros más cada 100 kilómetros. A la larga, como ocurre con otros sistemas, nuestro estilo de conducción determinará el desgaste de nuestro vehículo. Estas son siete situaciones en las que es clave saber utilizar correctamente el freno para circular de la forma más segura.
1. Detenciones: con anticipación
Cuando nos acercamos a un semáforo en rojo, a una señal de Stop, a un paso señalizado por donde están cruzando peatones o cuando encontramos un atasco, debemos detener nuestro vehículo. Y en estas situaciones es importante anticiparse y utilizar el freno de forma correcta. Durante la aproximación, deberemos adaptar nuestra velocidad. Siempre que sea posible, dejaremos de acelerar y, en la marcha más larga que permita la velocidad de circulación, pisaremos el pedal de freno aumentando progresivamente la intensidad de la pisada. Tan solo cambiaremos de marcha para evitar que el motor dé tirones si llevamos una demasiado larga.
“En el momento que el motor empieza a traquetear, la bomba inyectora va a meter más combustible para que no se cale. Procuraremos ir en el régimen más adecuado del cuentarrevoluciones”, explica Juan Ignacio Serena. Además, de esta forma advertiremos con nuestras luces de frenado a los conductores que vienen detrás, para que también reduzcan su velocidad. Y también consumiremos menos combustible y evitaremos un desgaste prematuro de las piezas del embrague.
Y muy importante: antes de frenar, observe siempre hacia detrás a través de los retrovisores. “Tendemos a frenar siempre al final y es un error. Estas detenciones son previsibles a mucha distancia. No tiene sentido mantener la velocidad y frenar a última hora dando un ‘zapatazo’ al freno. Es mejor aprovechar la distancia que tenemos delante, dosificar la frenada antes de detenernos, hacerlo con anticipación”, apunta Serena.
2. Curvas: Cómo frenar (y cómo no hacerlo) con seguridad
Los especialistas en conducción segura explican que hay dos puntos clave para afrontar una curva: uno de ellos es la velocidad y el otro, la dirección.
“En una curva lo mejor que podemos hacer es no frenar y sí llegar a la velocidad adecuada. Porque si abordamos una curva con exceso de velocidad tendremos que frenar dentro y es muy probable que nos salgamos”, subraya Juan Ignacio Serena, jefe de Sección del área de Formación de Conductores de la DGT.
En la primera ilustración, el conductor observa la señalización (limitación de velocidad, paneles direccionales previos a la curva) durante la aproximación a la curva y adecúa su velocidad tocando el freno y reduciendo a una marcha más corta si fuera necesario, antes de llegar a la curva, de forma que solo debe mantener la velocidad constante y mover el volante con suavidad para seguir la trazada correcta. Si ha hecho todo esto correctamente, al ver el final podrá acelerar –suavemente– para ganar estabilidad en la salida de la curva.
En cambio, en el ejemplo inferior, el conductor hace la aproximación sin disminuir su velocidad, frena tarde (dentro de la curva) y, al superar el límite de adherencia, es físicamente imposible seguir la línea de trazada correcta.
3. Autovías y autopistas: frenar fuera
La velocidad de circulación en autopistas y autovías suele ser alta y la deceleración necesaria para abandonarlas puede ser considerable, en unos pocos cientos de metros.
En la salida de una autovía o autopista, una técnica de frenado adecuada es fundamental para que la maniobra sea segura y no provoque riesgo alguno de alcance entre vehículos Por eso, la forma segura para salir es tomar el carril de deceleración desde su inicio. Solo cuando hayamos salido completamente de la autopista/autovía, ya dentro del carril de deceleración, empezaremos a tocar el freno y a reducir de marcha si fuera necesario, hasta la velocidad adecuada.
Tenga en cuenta que en la incorporación a la nueva vía podemos encontrar curvas cerradas, señales de Stop, semáforos o peatones. Observe y cumpla la señalización, pues da información sobre la velocidad adecuada para circular con seguridad.
4. Sin distancia de seguridad: ‘alerta’ roja
En las frenadas en cadena se produce el conocido ‘efecto acordeón’: si no dejamos la distancia adecuada entre vehículos puede ser insuficiente para evitar uno o varios alcances. Por eso, los conductores que circulan demasiado cerca, sin la distancia de seguridad necesaria, provocan un enorme riesgo de colisión por alcance.
En una situación así, debemos usar la luz de freno para avisar del peligro al conductor de detrás: “Con toques suaves y reiterados del pedal, sin disminuir la velocidad, apoyando el pie lo necesario para encender las luces de freno, ese conductor va a percibir el riesgo de alcance y a frenar instintivamente para distanciarse”, explica Juan Ignacio Serena.
De ahí la importancia de la observación y de mantener una distancia suficiente entre vehículos. “Para valorar correctamente el riesgo, debemos observar siempre varios vehículos más allá, no quedarnos en la matrícula del que llevamos delante. Esto es aún más evidente cuando vamos detrás de un vehículo voluminoso: si nos acercamos demasiado se reduce nuestro ángulo de visión y no tenemos referencias”, recalca Serena.
5. Intersecciones: preparándonos para girar
La aproximación a un cruce o a una glorieta también requiere una adaptación de la velocidad previa a la maniobra, parecida a la que requiere una detención, ya que en un giro o en una incorporación a una rotonda, es posible que debamos detener nuestro automóvil para dar paso a otros vehículos.
Así, durante esta aproximación, observe con antelación las condiciones de la circulación, incluidos los vehículos que vienen por detrás. “En puntos críticos como intersecciones y glorietas, observar con anticipación es la forma de obtener la información necesaria para tomar las decisiones adecuadas”, apunta Serena.
A continuación, señalice su intención de girar. Solamente cuando sea seguro maniobrar, el conductor empezará a reducir la velocidad: presionando el pedal de freno, aumentando progresivamente la intensidad, y bajando a marchas más cortas –si el régimen del motor lo requiere– hasta girar o incorporarse a una velocidad adecuada, o incluso detener el vehículo antes si fuera necesario ceder el paso.
6. Frenada de emergencia: situación de peligro
Actualmente, el pedal de freno es el más asistido por ayudas electrónicas, que actúan tanto si se usa por exceso como por defecto. Una de ellas es el sistema de frenado de emergencia autónomo, capaz de actuar sobre los frenos para frenar e incluso detener el vehículo cuando detecta que se va a producir una colisión.
En cualquier caso, cuando una situación de peligro (atropello, retención, animales en la calzada...) nos sorprende al volante es necesario saber reaccionar correctamente. Para hacer una frenada de emergencia, el conductor debe pisar el pedal de freno a fondo (con cambio manual, también el embrague) sin aflojar la presión, aunque sienta la vibración del sistema ABS sobre el pedal.
“En una frenada sorpresiva debemos aplicar toda la potencia de frenado sin contemplaciones ni asustarnos. Los vehículos actuales frenan mucho y bien, y no aprovechamos toda su capacidad de frenado. De esta forma acortamos la frenada y, al no bloquear la dirección, la conservamos para esquivar un posible obstáculo", apunta Juan Ignacio Serena.
7. Pendientes: sin abusar del freno
Las carreteras de montaña, reviradas y estrechas, suelen ser tramos que exigen máxima concentración al volante. Para bajar un puerto de montaña es clave saber cómo adaptar la velocidad de circulación, no solo a las características de estas carreteras, sino también a las condiciones atmosféricas que encontremos en ellas. Las principales premisas al descender por pendientes prolongadas son velocidad adecuada y uso moderado del freno en todo momento. Por tanto, antes de llegar a una curva muy cerrada, deberemos tocar el freno –siempre suavemente– y conseguir la velocidad adecuada. Al salir de la curva, cambiaremos a marchas más largas adecuadas al trazado. Observar la señalización también permitirá prever la próxima frenada: las señales de peligro le indicarán la inclinación en los tramos de más pendiente y la dirección de las curvas. Y el número de paneles direccionales superpuestos, la peligrosidad de cada curva. “Frenar en exceso bajando un puerto de montaña puede sobrecargar el sistema de frenado y provocar la pérdida de eficacia por calentamiento, especialmente en el eje delantero debido al reparto de masas –soporta más peso– y hacernos salir de la curva. Y acelerar en exceso exige frenadas fuertes, desgasta los frenos y dispara el consumo”, señala Juan Ignacio Serena.