10 claves para no conducir a ciegas
- Los deslumbramientos producen una contracción máxima de la pupila, molestias visuales transitorias y pérdida momentánea de la vista.
04 julio 2019
El deslumbramiento se origina cuando en el campo visual aparece una fuente luminosa de brillantez superior a la de la iluminación general.
Se produce entonces una contracción máxima de la pupila y molestias visuales transitorias como lagrimeo, frecuente parpadeo y pérdida momentánea de la vista o ‘agujero negro’, en especial si los ojos están adaptados a la oscuridad.
Así, esta luz, directa a los ojos o reflejada, provoca una situación crítica y peligrosa, ya que el conductor debe sobreponerse a unos segundos de ceguera momentánea mientras sigue circulando.
A continuación, describimos cinco situaciones frecuentes de deslumbramiento con otros tantos consejos para anticiparse al riesgo de quedar ‘a ciegas’ al volante.
1. Túneles. Mucho cuidado con los contrastes lumínicos en las salidas de túneles o tramos oscuros similares –vías arboladas–. Para atenuar el ‘golpe’ de luz en la salida, utilice gafas de sol o baje el parasol. Puede ser aún más brusco después de un tramo prolongado ‘a oscuras’. Durante todo el tramo, adapte la velocidad, respete el límite y mantenga una separación adecuada para evitar el riesgo de alcance con otros vehículos. | |
| 2. De noche. En condiciones de baja iluminación aumentan las probabilidades de resultar deslumbrado. La luz directa e inesperada de otro vehículo, en un cambio de rasante, una curva o un giro nos puede cegar. En estas situaciones, evite mirar directamente a la fuente de luz y utilice la línea del borde derecho de la calzada como guía. Circule con precaución durante la salida y la puesta del sol: pueden ser momentos críticos. |
3. Cambio de luces. En carretera, de noche, evite deslumbrar a otros conductores cuando use las luces de largo alcance, cambiándolas por las cortas antes del cruce con otro vehículo. Si esto ocurre en curva, el conductor que circula por el interior debe ser el primero en realizar el cambio de luces para no deslumbrar. Igualmente, tenga precaución de no deslumbrar a los peatones si estos circular por el arcén. | |
4. Reflejos. Cuidado con los deslumbramientos indirectos, el reflejo de la luz en las fachadas de edificios o en las lunas de otros vehículos también puede provocar una ceguera súbita e inesperada. Si prevé estas circunstancias, tenga a mano las gafas de sol, despliegue la visera y evite mirar directamente. | |
| 5. Por la espalda. Nuestros retrovisores también pueden deslumbrarnos cuando reflejan la luz que llega desde atrás, ya sea del sol o de otros vehículos con los faros mal regulados. Los espejos pueden incluso multiplicar el deslumbramiento de reflejos procedentes de diferentes puntos. |
6. Gafas de sol. El uso de gafas de sol polarizadas y con cristales de color azulado es recomendable cuando se conduce con el sol de cara, ya que contribuyen a evitar deslumbramientos. Evite conducir con gafas de sol durante la noche o en zonas oscuras, como túneles. Eso sí, en especial durante el atardecer, es conveniente dejar de usarlas en cuanto el sol ya no sea un problema, ya que dificultarán la visión.
7. Parasoles. Las viseras parasol de los coches son para momentos puntuales de gran deslumbramiento. También pueden colocarse sobre la ventanilla de la puerta para evitar los deslumbramientos laterales. En el momento que no sea necesaria, pliéguela, ya que puede reducir considerablemente su campo de visión.
8. Paradas de seguridad. Si conduce muchas horas con alta luminosidad o con sol de frente, realice paradas más frecuentes para descansar: la exposición prolongada a esas condiciones aumenta la fatiga visual. Además, el efecto del deslumbramiento se agrava con la edad, con algunas enfermedades y con el alcohol y ciertas drogas y medicamentos.
9. Critales limpios. Mantenga limpios las lunas del coche, especialmente las delanteras y traseras: cuando circule a contraluz, las manchas y la suciedad producen un efecto difusor que multiplica el deslumbramiento. Además la suciedad reduce notablemente el campo visual y la visibilidad para el conductor.
10. Ojo con la velocidad. Si no ve bien, mejor circule más despacio. En situaciones de deslumbramiento disminuya la velocidad. El exceso de velocidad añadido a la visibilidad reducida forman una combinación que pueden causar accidentes de tráfico.