Como un largo viaje
- Pedimos lo mismo que en el último viaje largo, respetar los espacios (teletrabajo de los padres, dispositivos…), facilitar la convivencia (no gritar, no pelear, no insistir en que estamos aburridos…), utilizar los múltiples recursos para entretenernos y ser solidarios
21 abril 2020
Un viaje largo con niños en coche tiene semejanzas con la situación actual en las familias. Permanecer en un espacio reducido períodos largos de tiempo es un reto considerable. Durante un viaje, a los más pequeños le pedimos tranquilidad, no hablar alto, mantenerse en sus asientos con los sistemas de retención abrochados, no tirar nada por las ventanillas, no distraer a quien conduce… y les facilitamos recursos para el entretenimiento. A pesar de todo, las preguntas inevitables de "¿cuánto falta?", y los persistentes "tengo hambre", "estoy aburrido" son los grandes protagonistas, tras un tiempo “prudencial”.
Todo esto se ha multiplicado por mucho en esta dura etapa de confinamiento por la pandemia del COVID-19, y los adultos nos sorprendemos con pensamientos, conductas y preguntas similares y machaconas, aunque no las verbalicemos, como los niños en ese largo viaje.
El reto del control físico, el cansancio mental, los efectos de la convivencia en situaciones espacio-temporales complejas, la incertidumbre del hasta cuándo y una larga lista sobre el futuro nos confunden y generan dudas y a veces culpabilidades, con el reto añadido de no trasladar a los pequeños nuestra inquietud. ¿Qué hacemos?
En primer lugar, aceptar y reconocer una situación excepcional, sin culpabilidades, y buscar un mensaje excepcional para los pequeños.
Probablemente lo que más impresiona a los pequeños es recibir información diferente a la habitual, tanto en contenidos como en forma; que se sientan más adultos, algo que les satisface siempre, por lo que les piden y cómo se lo piden.
Obviamente no podemos trasladar nuestros miedos, pero sí que sean conscientes de la dificultad para todos, y de la necesidad de colaborar para hacer la situación sea más llevadera. En el fondo, solicitar más actitud y no sólo conducta.
Pedimos lo mismo que en el último viaje largo, respetar los espacios (teletrabajos de los padres, dispositivos…), facilitar la convivencia (no gritar, no pelear, no insistir en que estamos aburridos, que queremos salir…), utilizar los múltiples recursos para entretenernos y ser solidarios para hacer entre todos las tareas del hogar.
Pues es prácticamente lo mismo, con una gran diferencia, disponemos de largo tiempo para dialogar con los pequeños sobre el preciado bien común, hoy imprescindible y a veces olvidado, pero siempre necesario.
Ánimo, ya casi hemos llegado.