A pie o en bici: ir con amigos al cole
- La infancia autónoma y activa depende del esfuerzo conjunto entre las familias, las escuelas y las instituciones.
17 diciembre 2024
La movilidad activa, autónoma y segura de niños y niñas se contempla en la Estrategia de Seguridad Vial 2030 en el área de Personas Capaces y Formadas. La sociedad en su conjunto es partícipe en este compromiso de hacer que nuestro entorno cambie hacia modelos más sostenibles y accesibles para todos, principalmente para los más vulnerables. Caminar hasta el colegio o usar la bicicleta es una forma de promocionar los desplazamientos activos en la infancia que no sólo mejora la salud física, sino que también fortalece su confianza, sentido de la orientación, capacidad para tomar decisiones responsables al tiempo que fomenta una conexión cercana con el mundo que les rodea.
ENTORNO AMABLE. Jugar al aire libre ha sido históricamente una parte fundamental del desarrollo infantil. Las calles y plazas son escenarios de descubrimiento donde los niños socializan y desarrollan sus capacidades motoras, creativas y emocionales. Sin embargo, el incremento del tráfico ha limitado el acceso de los menores a estos espacios, reduciendo sus oportunidades para moverse de manera autónoma. A través de acciones colaborativas podemos crear espacios donde disfruten de nuevo del juego en la calle.
Uno de los principales desafíos para fomentar esa autonomía en la movilidad diaria es la falta de confianza de las familias. Los padres y madres, preocupados, suelen optar por el acompañamiento en todo momento o utilizar el vehículo particular para llevarles al colegio.
Es importante ayudar a los progenitores a confiar en la capacidad de sus hijos para desplazarse de manera responsable y dotar a los entornos de mejoras en las infraestructuras y de una mayor accesibilidad para que esa movilidad sea posible. Para lograr este objetivo se requiere la implicación activa de todos los agentes educadores y sociales, desde la familia y los colegios hasta las autoridades municipales y las organizaciones comunitarias y de vecinos.
1. Los centros educativos pueden ser el epicentro de todas estas iniciativas. Por ejemplo, pueden implementar rutas escolares seguras, conocidas como “caminos escolares”, donde los niños y niñas puedan caminar o ir en bici, solos, con sus amigos o en grupo bajo la supervisión de algún adulto a través de herramientas como el pedibús o bicibús. Estas iniciativas, además, se engloban dentro de la LOMLOE.
2. La administración local también juega un papel crucial a la hora de garantizar que el entorno sea seguro y accesible para todos. Esto incluye mejorar la infraestructuras, crear zonas de tráfico calmado o libre de vehículos alrededor de los centros escolares, asegurar el adecuado mantenimiento de todos los espacios públicos y el cumplimiento de la normativa en relación a proporcionar entornos escolares seguros (https:// entornos escolares.es//).
3. Las familias son los primeros agentes educadores, responsables en promover la autonomía de sus hijos y de dar ejemplo. Apostar por esa movilidad activa es una tarea que comienza desde el hogar. Ir al colegio caminando o en bicicleta en vez de hacerlo en coche es un modelo a seguir para contribuir a una vida más saludable.
4. Las organizaciones comunitarias. Las asociaciones de vecinos o del barrio pueden contribuir organizando actividades como los “días sin coches”, en los que se cierran temporalmente las calles al tráfico para que los niños puedan jugar, son una excelente manera de recuperar el espacio público.
BUENO PARA TODOS. La movilidad activa y segura de los menores también tiene un impacto positivo en la comunidad. Al dotar a los niños de la libertad de moverse y explorar de forma segura les damos una herramienta clave para su desarrollo y, al mismo tiempo, se contribuye a la creación de ciudades más humanas y habitables donde el bienestar de los menores es una prioridad compartida. La infancia autónoma y activa depende del esfuerzo conjunto entre las familias, las escuelas y las instituciones. Crear entornos donde los niños puedan moverse libremente y disfrutar del juego en la calle es clave para su desarrollo integral y para construir ciudades más seguras, saludables y conectadas.