"Conducir significa respetar las reglas"
- Hace apenas un año que el Gobierno francés limitó a 80 km/h la velocidad máxima en las carreteras convencionales, una reivindicación que la Liga contra la violencia vial en Francia venía reclamando desde hacía más de 15.
30 abril 2019
Usted asume desde hace 16 los años la presidencia de la Liga contra la violencia vial en Francia, y es conocida en la prensa francesa como “la dama de los 80 km/h”.
En noviembre de 2013, los expertos del Consejo Nacional de Seguridad Vial de Francia publicaron un informe en el que se demostraba que si en las carreteras bidireccionales sin separador central (que son en las que se producen la mayoría de muertes en Francia) se redujera la velocidad de 90 a 80 km/h, podrían salvarse de 350 a 400 vidas. Nuestra asociación ha apoyado esta medida desde el primer momento, utilizando toda su influencia en los medios de comunicación y con los responsables de esta decisión. Por desgracia, el Gobierno de François Hollande prefirió lanzar un experimento ridículo, limitando a 81 km/h la velocidad permitida en este tipo de carreteras, para no comprometerse. En Francia, el profesor de Medicina Claude Got, accidentólogo reconocido en todo el mundo, y nuestra asociación nos pusimos en marcha para desbloquear esta situación. En vano. Durante el cambio de gobierno, Edouard Philippe, primer ministro de Emmanuel Macron, decidió implementar esta medida. ¡Sólo un político decidido y valiente pudo finalmente abordar esta tarea!
¿Es cierto que la lucha para la limitación de velocidad en carreteras convencionales a 80 km/h se remonta al año 2003, que coincide prácticamente con su llegada a la presidencia de la Liga?
Efectivamente. De hecho, durante mucho tiempo, en el informe de orientación que votamos cada año, figura una medida de disminución de 10 km/h en todas las carreteras: en este caso, también nos permitiría conducir a 120 km/h en autovías, ¡como en España!
- Colaboración permanente con la ciencia, tenacidad con los políticos. ¿Son esas sus armas para luchar contra la violencia vial? Una de sus victorias ha sido la limitación de velocidad a 80 km/h. Sin embargo, los chalecos amarillos han destruido radares durante las manifestaciones. ¿Ustedes han sido objeto de insultos o amenazas?
Nuestra legitimidad en el entorno político y en los medios de comunicación proviene del reconocimiento de nuestros interlocutores: ellos saben que nuestras decisiones se trabajan en estrecha colaboración con expertos que nos ayudan en nuestra reflexión. Desde 1983, fecha de creación de la Liga, hemos sido siempre pioneros en proponer grandes medidas que acabaron aceptándose en el país. Tarde o temprano, finalmente conseguimos lo que deseamos. En esta ocasión hemos tenido que enfrentarnos a un nuevo fenómeno que no existía en 2003, cuando se instalaron los radares automáticos. Me refiero a la nefasta influencia de las redes “asociales”, que se hacen eco de la desinformación, por un lado, y por otro instrumentalizan el expediente de seguridad vial a beneficio de grupúsculos políticos. Esta politización por parte de la extrema derecha, que siempre se ha opuesto a todas las medidas de seguridad vial, se ha convertido en una pesadilla. También infiltraron a gente en los chalecos amarillos para agregar sus demandas de carácter social, en concreto, la reivindicación en contra de la limitación de velocidad a 80 km/h, que no figuraba al comienzo de este movimiento.
Sí, me han amenazado de muerte, me han insultado constantemente en Facebook y han publicado mi número de teléfono personal en las redes para que la gente me amargue la vida… Afortunadamente, en todas partes, en el autobús, en los trenes, los aviones, el restaurante… En todos los lugares públicos aparecen personas que me felicitan por lo que hacemos en la asociación y siempre me dicen… ¡No abandones!
¿Ha propuesto reemplazar los radares fuera de servicio por coches camuflados con el fin de ejercer un control permanente en las autovías?
¡Está claro que debemos poner fin a la destrucción de los radares y dejar de proporcionar juguetes a los matones! Para ello, debemos reemplazar los radares fijos e incrustarlos en automóviles no marcados, al igual que hicieron los ingleses, que tienen más de 8.000 dispositivos para 300.000 km de carreteras, mientras que nosotros disponemos de 400 para 1
millón de km de carreteras. ¡Busca el error!
¿Ha sugerido dotar a los sistemas de control de velocidad con un equipo de serie obligatorio además de una “caja negra”?
Cierto. Desde el año 2006, pedimos que el LAVIA (o ISA) fuera obligatorio en todos los vehículos. Este dispositivo sería el final de los radares, y la certeza de que nadie correría más de la velocidad permitida. En cuanto a la caja negra, que hemos solicitado desde hace más de 15 años y que es el ADN del accidente, permitiría conocer todos los factores del mismo, y con ello se reduciría el tiempo de la justicia, que suele ser insoportable para las familias de las víctimas. Esta caja está instalada en todos los coches estadounidenses, y la justicia puede consultarla en caso de un accidente mortal. ¡Estas dos tecnologías serán obligatorias en todos los vehículos y los fabricantes no podrán oponerse más!
¿Es la velocidad el factor riesgo más importante?
La velocidad es el principal factor que provoca accidentes y empeora las lesiones. Es un factor en el que podemos intervenir y obtener resultados rápidamente. En Francia, siempre ha habido un 30% de muertes por alcohol. Después de reducir a la mitad el número de muertes en nuestras carreteras, gracias a los radares, tuvimos la misma disminución con el alcohol. Análisis experto: a igual nivel de alcohol en sangre, cuando la velocidad disminuye, también lo hace el riesgo de accidente. Las curvas de B. Laumon son extremadamente interesantes y lo muestran sin lugar a dudas.
¿Cuál es su opinión respecto a un conductor imprudente?
Conducir significa respetar las reglas y no subestimar sus capacidades. No existen las pequeñas imprudencias; algunos, por desgracia, se permiten ciertos privilegios, como si la normativa vial fuera a la carta. Cometer una imprudencia significa poner en peligro la vida de los demás, ¡no podemos aceptarlo!
¿Son conscientes los conductores de estos riesgos?
Es necesario hacer uso de la información y la pedagogía permanentemente. En España son más eficaces a este respecto. Las campañas que juegan con la emoción (como hacemos en nuestro país) no son suficientes, tenemos que entrar en la mente de las personas para hacerlos comprender y aceptar las normas viales. Hacerles conscientes de los riesgos es comprometerlos con la seguridad vial.