"Siempre ha sido muy prudente con las normas y los límites de velocidad"
- Le gusta conducir, aunque en ciudad prefiere caminar o utilizar el transporte público
29 septiembre 2020
Conductora habitual “desde hace mil años”, la reconocida periodista confiesa que, con el paso de los años, no ha necesitado modificar su forma de conducir porque siempre ha sido muy prudente (con las normas y los límites de velocidad), quizá debido a que ha ido por todo el mundo y en situaciones muy complicadas.
Se muestra partidaria de la tecnología y de los asistentes de conducción siempre que se utilicen bien: “Aprovechar lo que proporciona el progreso, pero sin que el ser humano pierda su capacidad de decisión”. Sin embargo, tiene una “confianza relativa” en el GPS, ya que suele “equivocarse” cuando va por sitios remotos, algo que hace con cierta frecuencia. Por ejemplo, en 2019 viajó de Barcelona a Guinea-Bissau en un todoterreno, un viaje de tres meses con su marido (82 años). Su intención es seguir haciendo este tipo de expediciones cuando la pandemia les deje.
Si ya es prudente conduciendo por un sitio conocido, extrema la prudencia cuando lo hace en otro país. A lo que no se ha acostumbrado nunca es a circular por la izquierda con un coche con el volante a la derecha. “Lo he hecho, pero no me siento segura”, nos dice.
En la ciudad, prefiere aparcar y caminar o utilizar el transporte público. Con la pandemia, ha optado por ir más a pie: “Desde que nos dejaron salir a la calle, creo que solo he cogido tres veces el autobús”.
Le gusta conducir y hasta ahora no se ha planteado dejar de hacerlo. Solo hubo una excepción: “En enero de 2019, un día me desmayé sin un motivo claro. Me hicieron pruebas y el médico me dijo que todo estaba bien y que podía conducir sin problema, pero yo estuve varios meses con un poco de miedo”. En marzo, estuvo con Covid-19. Una vez superada la enfermedad fue a hacerse una revisión de la vista porque sentía que no veía como antes.
Se queja porque tanto los seguros de viaje como el alquiler de coches se encarecen mucho cuando eres mayor. Es el “edadismo”, la discriminación que sufren las personas mayores debido a la edad.