“Mi moto es verde a propósito, para que me vean bien”
- "Yo siempre llevo casco, lo tengo igual de interiorizado que el cinturón"
03 octubre 2016
Amaia Salamanca (Madrid, 1986) estrenó hace poco nueva película, “Nuestros amantes”, una comedia de parejas con Eduardo Noriega, Michelle Jenner y Gabino Diego. La actriz, que se dio a conocer con la serie “Sin tetas no hay paraíso”, ha seguido recientemente con otra serie en televisión, “La embajada”, de Antena 3 TV. Conductora habitual desde los 18 años, disfruta con los viajes en coche: “Me relajan, voy tranquila con mi música, aunque soy un pelín agresiva porque llevo toda la vida conduciendo en Madrid”.
- Creo que es una apasionada de las motos…
Soy fanática de las motos. Cuando era pequeña tenía una ‘scooter’ para moverme. Mi familia y yo hemos estado siempre muy relacionados con las motos porque nos gustan mucho, hemos hecho la Ruta 66 en Harley en plan familiar hace cinco años, en verano. Siempre he tenido moto, pero soy bastante cauta; en invierno, por ejemplo, no la cojo tanto por el frío como por la lluvia y, además, como soy chiquitita, mantener el peso de una moto es complicado.
- Como motorista, ¿se siente bien tratada por los conductores?
Hay que andar con mil ojos. De hecho, mi moto es verde a propósito para que me vean bien. Yo, siempre que voy con el coche, tengo especial cuidado con las motos, porque con la moto al final intentas acortar el camino y te metes entre coches. Si te dan un golpe, ellos tienen la carrocería, pero tú no.
- Sólo les queda el casco…
Sí, yo siempre lo llevo, por supuesto, lo tengo igual de interiorizado que el cinturón. A la gente que va sin cinturón no la entiendo, porque al meterme en el coche lo primero que hago es ponérmelo, me siento extraña sin él; y con el casco, igual, me parece imprescindible. Me cuesta creer que, por ejemplo, en EE. UU. haya determinados Estados en los que no sea obligatorio usarlo.
- ¿Qué le parecen los límites de velocidad?
Están bien y funcionan. 120 km/h es una velocidad máxima adecuada.
- Los despistes por el teléfono móvil han aumentado dentro y fuera del vehículo. ¿Lo ha observado?
Sí. Es verdad que, como conducir es algo cotidiano, vamos restando más importancia al estar atentos y vamos haciendo más cosas a la vez: fumamos, tomamos un refresco, estamos pendientes del teléfono… Al final es casi inevitable que si te envían una ubicación por WhatsApp acabes mirando el móvil; estamos un poco idiotizados con el mundo del móvil y al peatón le ocurre lo mismo.
- ¿Ha cambiado algo su actitud al conducir desde que es madre?
Sí, ya no estás tú sola en el coche y en la carretera. Antes quizá arriesgabas un poco más, ahora tienes que ser mucho más prudente. Y veo cómo ha evolucionado todo; para llevar a los niños todo está ‘hiper’ pensado y especializado: Isofix para las sillitas, que los más pequeños vayan en sentido contrario… Me acuerdo de cuando iba con mis padres, mi hermano, que es siete años mayor que yo, se pedía los asientos y a mí me tocaba el suelo y yo hacía un viaje entero tirada en el suelo para poder dormir, imagínate…
- ¿Qué comportamiento entiende menos en la carretera?
Los excesos de velocidad. Y combinados con alcohol y drogas, me resultan incomprensibles. En esos casos ya no es que tú vayas por tu carril y conduciendo bien, sino que el otro tiene cualquier tipo de fallo y repercute en los demás y te puedes ver involucrado en un accidente.