“El coche nos puede convertir en energúmenos en cualquier momento”
- Pensamos que el preso por delito de tráfico, era un tipo de preso que no es el convencional, que cualquiera en nuestra sociedad podía identificarse con esa persona sin antecedentes que tras cometer un delito de tráfico se ve abocado a cumplir condena en prisión.
23 junio 2020
Jordi Évole ha vuelto con un nuevo programa en La Sexta. Después de doce años al frente de “Salvados”, el periodista barcelonés ha entrado en la cárcel para las diferentes entregas de “Lo de Évole”. Así, entre otros, ha podido hablar con los políticos Oriol Junqueras y Francisco Granados, Santiago Cobos, el preso que inspiró a Luis Tosar para “Celda 211”, algunas mujeres de la prisión de Barcelona y condenados por delitos de seguridad vial.
¿Por qué decidieron incluir un programa dedicado a los presos por delitos de tráfico en “Lo de Évole”?
Porque pensamos que era un tipo de preso que no es el convencional, que cualquiera en nuestra sociedad podía identificarse con esa persona sin antecedentes que tras cometer un delito de tráfico se ve abocado a cumplir condena en prisión. Nos parecía que era el perfil más parecido a cualquier espectador que nos pudiese estar viendo.
¿Qué le llamó más la atención al hablar con ellos?
Me sorprendió mucho el sentimiento de culpa que tiene la mayoría; hay un instante en su vida en el que todo cambia y que además ese hecho –no digo en el cien por cien de los casos, pero en un porcentaje muy alto– acaba marcándoles el resto de la vida. Es un momento que les viene a la cabeza a menudo, que les culpabiliza, que les hace pensar en las familias que han dejado sin un padre, sin una madre, sin un hijo y eso es difícil de superar.
Al conversar con ellos tendrían muy presentes a víctimas y familias…
En los casos que encontramos, la verdad es que casi que no hizo falta preguntar por la víctima o la familia de la víctima, les salía prácticamente solo, de manera natural. En su discurso ya tenían incorporado el hablar sobre esas personas a las que habían infligido un daño irreparable.
¿Al volante se suele poner como el Follonero o mantiene la calma?
El coche tiene esa especie de encapsulamiento que nos puede convertir en unos energúmenos en cualquier momento ante un claxon que te molesta, ante una imprudencia de otro conductor o incluso, a veces, defendiéndote de una imprudencia que tú has cometido... Pero cada vez estoy más calmado en el coche. Me ha ayudado mucho también el llevar ahora un coche eléctrico; para que me gaste menos batería corro menos y la verdad, estoy encantado. Y también llego, un poquito más tarde, pero llego perfectamente.
¿Ha cambiado su forma de conducir en los últimos años?
Los días de grabación y los posteriores a la emisión del programa de los condenados por delitos en carretera sí tenía muy presentes muchas cosas que me habían contado. Luego te das cuenta de que vuelves a relajarte y de vez en cuando, en un semáforo, miras el móvil y haces esas cosas que deberíamos erradicar. Pero hay otros factores que me han influido además del programa. La edad también te calma y el coche eléctrico, que es una conducción muy diferente a la que hacía hasta ahora, sobre todo porque me da la sensación de que todo es más suave, menos veloz, pero más placentero.
¿No da entonces mucha importancia a la velocidad?
No. La velocidad nunca ha sido importante para mí. Nunca me ha gustado correr mucho, me da miedo adelantar; bueno, en autopista con varios carriles, no, pero meterte en el carril contrario para adelantar en una carretera nacional no desdoblada siempre me ha dado un poco de respeto.
¿Qué opina de los límites de velocidad actuales?
Estoy de acuerdo. Incluso a veces cuando me he quejado porque he pensado que algún límite de velocidad estaba puesto para situar un radar con cierto afán recaudatorio, se me ha pasado. He pensado que si aquí han bajado la velocidad por algo será. En un tramo de la Ronda de Barcelona de 80 pasa a 60 km/h y hay un radar; al principio me daba rabia y ahora pienso que si está así, bien puesto está.