"Quiero reivindicar el modo de movilidad más utilizado, que es a pata, andar"
- Nuestra percepción del peligro es de raíz biológica. Tú eres consciente del peligro de la carretera, pero necesitas reflexionar sobre temores como que te muerda un perro; son inconscientes y la carretera requiere reflexión
08 julio 2020
¿Por dónde cree que irá la nueva movilidad tras lo ocurrido?
El transporte interurbano, el público y el privado, de momento no va a cambiar; es más, puede que cambie al coche eléctrico, pero no preveo que haya cambios en cuanto a la movilidad entre ciudades o para viajes. Otra cosa es dentro de las ciudades, donde, obviamente, hay una tendencia universal a restringir el movimiento en vehículo particular. En Lisboa he visto algo que yo había pensado que podría ser la solución: es el tuk tuk, con una moto eléctrica por ejemplo o con un motor eléctrico y un cochecito para dos personas, algo tan frecuente en Asia. Lo vi el año pasado en Lisboa y otros sitios de Portugal. También puede pasar por vehículos de uso compartido la solución.
¿Los vehículos compartidos no se verán afectados por el virus?
Tienen un problema, sin duda, pero soy de los que piensan que el virus es pasajero, puede durar este año, también el que viene, pero no creo que sea para siempre. A muy corto plazo va a afectar, pero no va a ser un problema para el futuro.
¿En la ciudad suele usar a diario su coche o el transporte público?
Yo voy en coche al trabajo porque tengo mala combinación de metro y tardo una hora. Pero, en general, al centro voy en transporte público, en metro sobre todo. Madrid no es fácil para la bicicleta por las cuestas y a mí me da miedo; sí sería partidario de usar la bici en ciudades como Sevilla o Málaga. Los madrileños somos muy caminantes. Esto es una alternativa que yo quiero proponer. Quiero reivindicar el modo de movilidad más utilizado, que es ‘a pata’, andar. Nos olvidamos de esta forma, que es muy saludable, muy ecológica y muy sostenible. Es algo que me produce hasta cierta indignación. Yo suelo caminar mucho. Nos olvidamos tanto que a veces se limita o molesta al que anda.
Entonces no se siente bien tratado como peatón...
Puede que me molesten más algunas terrazas que las bicis y los patinetes. Aquí tenemos que caber todos y, por tanto, tiene que haber terrazas, pero también tiene que haber aceras. Y patinetes y bicis. No son excluyentes. Cada vez va a haber menos coches de motor y menos circulación en el centro de Madrid, de Nueva York, Londres, París, Bilbao y de cualquier ciudad.
Eso es una realidad. Hay que facilitar la movilidad y se hace con el metro, el transporte privado, las bicis… Y no nos olvidemos de los peatones
¿Es partidario de las medidas restrictivas para reducir la contaminación causada por el tráfico?
Sí, es algo universal. Oponerse a eso no merece la pena porque es perder el tiempo, vamos hacia eso. El futuro de las ciudades nos va a recordar mucho al pasado, el Madrid del futuro se parecerá mucho al Madrid del siglo XIX.
¿Ha evolucionado la percepción de los riesgos de la carretera por parte del conductor?
No. Nos da más miedo un perro que la carretera. Porque estamos fabricados así. Es mucho más peligrosa la carretera que los perros, pero un perro o un tiburón tienen colmillos. En cuanto vemos un tiburón, todas nuestras alertas biológicas se despiertan; ves la aleta del tiburón y ya la adrenalina se dispara, porque en nuestra percepción del peligro hay una que es de raíz puramente biológica. El coche no tiene dientes. Tú eres consciente del peligro de la carretera, pero otros temores, como que te muerda un perro o un león, son inconscientes, no necesitas reflexionar sobre ellos; la carretera requiere reflexión, tienes que pensar que no solo te puedes matar tú, sino que puedes atropellar a un niño y eso es mental, no está en tu biología. Por eso, a los que conducen con alcohol de más les mandaría al rincón de pensar, como en Suecia, donde les privan de la libertad durante un tiempo y les imparten cursillos para que la próxima vez se lo piensen. Una pena seria; esto no se arregla con una multa de 500 euros.