"Soy una gran defensora del transporte público"
- "Es una idea magnífica peatonalizar las ciudades. Que los peatones invadan las ciudades para hacerlas más humanas
29 junio 2022
Cuando la también periodista Rosa Montero se puso a escribir “El peligro de estar cuerda” (Seix Barral), sabía bien que partía con ventaja. Sus ataques de pánico de juventud, tener la literatura como un desahogo para su “cabeza paralela”, encontrarse con creadores con perturbaciones similares a las suyas y la necesidad de reivindicar la diferencia encendieron los motores de un texto que le ha servido también para explorar el sentido de la vida y de la muerte.
Rosa Montero defiende en “El peligro de estar cuerda” (Seix Barral) el valor de ser diferente, hasta el punto de decir que “lo raro es lo normal”, que “la normalidad no existe”, que “sólo es una construcción estadística”. Se trata de un texto híbrido, en el que se entremezclan la ficción, el ensayo y el testimonio personal, y en el que disecciona los vínculos que hermanan la genialidad y la locura. Son páginas donde la luz y la oscuridad brillan a partes iguales.
Estar cuerdo tiene muchos peligros, pero ¿no cree que más peligros tiene la carretera?
Todo lo que hacemos, la vida misma, tiene un riesgo. Cada día sorteamos la posibilidad de que nos ocurra algún accidente. Los automóviles nos pueden reventar, pero eso no nos impide meternos alegremente en el coche con los niños, la abuela y el perro y recorrer 500 kilómetros hasta la playa. Lógicamente, hay que respetar las normas de circulación, pero el peligro existe siempre.
Dígame cuáles son sus hábitos de movilidad: coches, autobuses, patinete, bicicleta…
A mí me encanta conducir. Sobre todo, cuando voy relajada, sin prisas y sin agobios. Yo tengo coche, pero en Madrid, la ciudad donde vivo, lo tengo metido en un garaje. Tener coche en una gran ciudad no tiene sentido, cuando hay tantas posibilidades de usar el transporte público, del que soy una gran defensora. Normalmente, y si puedo, voy andando a todos los sitios. Me encanta caminar. Y si no, utilizo el metro o tomo un taxi.
¿Y la bicicleta?
Pues sí tuve una bicicleta, pero me rompí la nariz y no me llevo muy bien con este medio de transporte. Tengo muchos amigos ciclistas, pero es un vehículo que me da pavor, porque no hay mucho hábito todavía y se producen faltas de respeto muy frecuentemente. Y los patinetes me parecen un horror.
¿Se puede conducir imaginando la trama de un libro como “El peligro de estar cuerda”, por ejemplo? ¿Ser creativo y conducir son tareas incompatibles?
Yo creo que sí se puede ser creativo en un coche. A menudo yo me enfrento a viajes largos, con 700 kilómetros de por medio, y consigo relajarme y dejar fluir la cabeza. Voy sin prisas, eso sí, disfrutando de la experiencia del viaje, y reconozco que la imaginación se pone a trabajar y se me ocurren cosas que podrían formar parte de mis fantasías literarias.
¿Ha tenido alguna mala experiencia en la carretera?
Afortunadamente, solo he tenido un accidente. Fue en la M-30. Yo iba con un Seat pequeño y me tragué un BMW enorme que se paró de repente. La verdad es que no tengo ningún recuerdo desagradable de percances en carretera. Lo que sí me llama la atención es que antes se pinchaban mucho las ruedas y ahora, no.
¿Le preocupa el imperio de los coches en las ciudades? ¿Cree que es necesario peatonalizar los cascos históricos?
Sin duda, me parece una idea magnífica peatonalizar las ciudades para que el ciudadano utilice el transporte público y los aparcamientos disuasorios. Que sean los peatones los que invadan las ciudades para hacerlas más humanas.
¿Se ha planteado alguna vez tener un coche eléctrico para aliviar el impacto en las emisiones de CO2?
Yo tengo un coche híbrido y sí noto que la concienciación medioambiental crece. Es necesario un compromiso serio, porque tenemos un problema gravísimo con las emisiones y el calentamiento global. Es cierto que tener un coche te da independencia, pero también se pueden compartir. Yo creo que los coches compartidos, lo que se llama “sharing”, es el futuro. Quien lo inventó, tuvo una idea genial.
¿Por qué cree que las personas mayores tienen tan mala fama al volante?
Porque hay mayores y mayores. Y no todos conservan las mismas habilidades a la hora de conducir. Por eso, porque se van perdiendo facultades con los años, los controles a este colectivo son más frecuentes. O deberían serlo.
¿Qué es la locura para usted?
La locura es soledad. Una soledad de gran calibre. Llegas a pensar que no eres humano. Es una soledad bestial, atronadora. Y la soledad, unida al ostracismo social, equivale a una condena en el infierno. Sin embargo, ya decía Séneca que ningún genio fue grande sin un toque de locura. Y yo lo firmo.
¿Por eso ha querido vincular en este libro locura y creatividad?
Sí, es un libro de celebración de la creatividad, porque es lo que nos permite salvarnos. Y aunque no es un libro autobiográfico, yo he sido mi propio escarabajo a la vista del entomólogo, que también soy yo. Yo siempre he sabido que algo no funcionaba bien dentro de mi cabeza. Y tengo que confesar que soy una persona especialmente existencialista. Con este libro yo he perdido el miedo a la muerte.
¿Estamos en un momento esperanzador para los que sufren algún trastorno mental?
Sí. Es cierto que la salud mental ha empeorado con la pandemia, pero se está hablando de ella de forma natural. Es una forma de liberación, un intento de normalizar los trastornos mentales. Mucha gente se va a sentir identificada en este libro. Cuando uno tiene una crisis mental, es como si llegara un gigante, te pegara una patada y te sacara de la vida. Somos uno de los países más medicados de Europa, donde se consumen más ansiolíticos. La oscuridad está, pero también hay que saber encontrar la luz, la belleza de la vida.
Recientemente leí un artículo suyo reproduciendo un embotellamiento de tráfico a las nueve menos cuarto de la mañana, con prisas, con semáforos en rojo, con abuelas cruzando, con motos zigzagueando, sin sitio para aparcar, con sobresaltos, con ruido de bocinas… Una locura.
Simplemente describí una situación por la que hemos pasado, más veces de las que nos gustaría, todos los que tenemos coche.
Son las 13:00 horas y Madrid ruge. Coches, motos, bocinas, obras… Rosa Montero regresa a su casa andando.