La seguridad vial es una responsabilidad compartida
- La participación y el testimonio de las víctimas de los siniestros viales son imprescindibles.
26 marzo 2024
Es la persona que más tiempo ha estado al frente de la DGT, cargo que ocupó en una primera etapa entre 2004 y 2012. Volvió en 2018 con cambio de gobierno y ahora ha confirmado su continuidad como director general de Tráfico.
¿Por qué ha decidido seguir?
Porque al final de la vida te arrepientes de las cosas que no has hecho y no de las que has hecho, y no quería pasar el resto de la vida arrepintiéndome por haber dicho que no. Además, porque con el adelanto electoral se quedaron paradas algunas medidas importantes que esperamos sacar en esta nueva legislatura.
¿Qué balance hace de los últimos 6 años?
El balance lo tienen que hacer los ciudadanos y no yo. En cualquier caso, me ha servido para trasladar mi conocimiento y experiencia a un grupo de jóvenes profesionales que son el futuro en la Dirección General de Tráfico y esto es todo un privilegio.
¿Cuáles son las prioridades para los próximos años en seguridad vial?
A corto plazo la seguridad de los desplazamientos en moto porque 1 de cada 4 fallecidos en la carretera era motorista; las salidas de la vía que representan el 42% de los fallecidos, y los atropellos que ya son el 11% de los fallecidos en la carretera. En ello estamos trabajando.
A medio plazo aprovechar el importante esfuerzo del sector de la automoción con la progresiva incorporación de las ayudas a la conducción (ADAS) a través de la renovación del parque de vehículos, desarrollar las nuevas tecnologías (5G, la nube, el big data, los algoritmos, la IA...) para seguir avanzando hacia el vehículo autónomo. Y, en el ámbito de las ciudades, la consolidación de los planes de movilidad segura y sostenible que traerá la nueva Ley de Movilidad que se tramita en el Congreso. Hace tiempo aprendimos que una buena política de movilidad es la condición previa e indispensable para una buena política de seguridad vial.
Y, como fórmula de trabajo, apostamos por la mejora de la coordinación entre las administraciones, por avanzar en la colaboración público-privada y por una mayor autorresponsabilidad de todos.
Dos medidas importantes fueron implantar los 90 km/h en vías convencionales y los 30 km/h en las vías urbanas de un solo carril por sentido.
Los 90 km/h en las carreteras convencionales nos sirvió para reducir en un 10% los fallecidos en este tipo de vías al año siguiente de su implementación. Los 30 km/h en las vías urbanas de un único carril por sentido nos sirvió para reducir en un 14% los fallecidos en vías urbanas al año siguiente y para hacer una decidida apuesta por el calmado del tráfico en nuestras ciudades. Las cifras hablan por sí solas.
Ya se han anunciado una serie de medidas para reducir la elevada siniestralidad de las motos.
Las cifras de siniestralidad bajan en todos los modos de desplazamiento, mientras que en las motos sigue subiendo de forma perseverante. En el último balance de siniestralidad en carretera, las motos, que no llegan a representar el 3% del tráfico, ya suponen el 25% de los fallecidos. España es el país de referencia sobre seguridad en los desplazamientos en moto de la Unión Europea, que nos ha pedido hacer un esfuerzo especial en este tema. Nuestra obligación es intentarlo, el camino lo estamos haciendo junto con las asociaciones de motoristas y la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y sólo el transcurso del tiempo nos dirá los resultados.
En 2023, el 42% de los siniestros viales fueron salidas de la vía. ¿Cómo puede reducirse ese porcentaje?
En seguridad vial la fórmula para hacer frente a un problema siempre es educación, formación, información, concienciación más vigilancia y control. Sobre las salidas de la vía, el Observatorio Nacional de Seguridad Vial está haciendo un estudio en profundidad de este tipo de siniestro y nos aparecen las distracciones, el alcohol, la velocidad inadecuada y la somnolencia como los factores determinantes que marcan el camino de lo que hay que hacer.
En 2022, el alcohol fue factor concurrente en casi el 30% de los accidentes mortales en la carretera.
El alcohol sigue siendo un problema aquí y en todos los países de la Unión Europea. Hemos hecho todo lo que dicen los organismos internacionales: aumentar los controles de alcoholemia, los mensajes de “el que bebe no conduce”, la cerveza sin, apelar a la responsabilidad pasiva de que si alguien de los que están contigo ha bebido no le dejes conducir y mil y una campañas, pero tenemos más de 50.000 condenas penales al año por conducir con altas tasas de alcohol, lo que nos dice que seguimos teniendo un problema y que habrá que seguir insistiendo.
¿Por qué no calan algunos mensajes como los referidos al alcohol o cinturón de seguridad?
No es verdad que no calan los mensajes referidos al alcohol y al cinturón de seguridad. Si lo miramos con perspectiva, los avances habidos en los últimos años son impresionantes. Es verdad que los porcentajes se mantienen, pero las cifras absolutas han disminuido mucho.
¿Las personas de más de 65 años son un colectivo más vulnerable?
Nuestros mayores conducen con mucho más cuidado y son mucho más prudentes. Sería injusto culparles de la siniestralidad y todos debemos evitar caer en el edadismo. Es verdad que son el 37% del total de fallecidos en nuestras ciudades y esto se debe a los atropellos, y aquí el diseño de la vía pública y el calmado del tráfico son estratégicos. En un país de gente mayor como es el nuestro, debemos tener un especial cuidado y respeto por nuestros mayores y este es un problema de educación.
¿Se puede alcanzar el objetivo de la UE de reducir a la mitad el número de muertes en la carretera para 2030?
Antes podíamos copiar las medidas de los mejores, pero ahora no podemos porque somos uno de ellos. Suecia, Dinamarca, Alemania y España mantenemos unas cifras estables de fallecidos. Conducimos como vivimos y estos no son tiempos fáciles para los ciudadanos. Es verdad que la Unión Europea nos marcó el objetivo de reducir a la mitad la cifra de fallecidos para el 2030, pero no nos ha dicho cómo conseguirlo, aunque estamos obligados a intentarlo.
¿Cambiará la seguridad vial cuando llegue el vehículo conectado?
Antes teníamos tecnología en la carretera y en el vehículo, pero no se hablaban. El vehículo conectado nos ha de permitir que el vehículo hable con la carretera y con los otros vehículos y esto supondrá el gran salto adelante para la seguridad vial. Trae un mensaje de optimismo para el futuro y es la gran apuesta de la DGT.
Suele decir que un pilar fundamental de la seguridad vial es la educación.
Hemos incorporado la educación en movilidad y seguridad vial en los colegios a través de la LOMLOE, lo que nos ha de permitir que nuestros jóvenes salgan del sistema educativo formados como peatones, ciclistas, usuarios de los VMP y con los valores de la educación vial incorporados. Luego, tenemos una formación específica para la obtención del permiso de conducir que funciona razonablemente bien y, al final, están los cursos de recuperación de puntos para los reincidentes y los cursos de conducción segura y eficiente para la actualización de conocimientos a lo largo de la vida del conductor. El diseño del itinerario formativo es sugestivo y el reto está en saber aprovecharlo.
¿Qué campañas son más eficaces las duras u otras más amables?
A nosotros nos gustan más las campañas inteligentes que llegan al corazón, pero de vez en cuando y para evitar que nos relajemos, hay que hacer alguna campaña dura para no olvidar el drama que hay detrás de los siniestros del tráfico.
Dos palabras unidas a la DGT son el “afán recaudatorio”.
Lo del afán recaudatorio lo llevamos con resignación porque las sanciones forman parte de la política de seguridad vial. Aquí conviene recordar que el importe de las sanciones no se ha incrementado en los últimos quince años y que establecimos el descuento del 50% por el pronto pago. A veces tenemos la impresión de que cuando un ciudadano recibe la multa en lugar de reconocer que ha infringido y le han “pillado” prefiere justificarse con el “afán recaudatorio” de la DGT. Pura condición humana.
¿Por qué debemos escuchar a las víctimas de los siniestros viales?
Hemos colocado a las víctimas en el centro de la política de seguridad vial porque su participación y testimonio son imprescindibles por su credibilidad. En Europa nos envidian la presencia, compromiso y activismo de las asociaciones de víctimas en nuestro país y, sin su ayuda, no habría sido posible obtener los resultados que hemos alcanzado. Todos estamos en deuda con las víctimas y sus familiares y no nos cansaremos de darles las gracias por su ayuda y colaboración.
¿Cuál es el rol de la sociedad civil en la política de seguridad vial?
En la DGT decimos que la seguridad vial es demasiado importante para dejarla solo en manos del Gobierno y aquí la sociedad civil es fundamental. En nuestro país tenemos una sociedad civil activa y comprometida y este es un gran activo que hay que poner en valor. Como dice la Unión Europea, la seguridad vial es una responsabilidad compartida y reducir los siniestros y sus dramáticas consecuencias es un proyecto de país.
El Gobierno ha anunciado el fin de la cita previa. ¿Cómo puede afectar a las Jefaturas de Tráfico?
En la DGT no nos gusta y nos incomoda la cita previa obligatoria porque lo vemos como una falta de consideración al ciudadano y esto es por la falta de personal. Pasar de la cita previa obligatoria a la cita previa recomendada es nuestro gran proyecto y tenemos cuantificado que para ello sólo necesitamos 450 funcionarios más para las 65 Jefaturas Provinciales y Locales de Tráfico. El anuncio del Gobierno de su intención de suprimir la cita previa obligatoria es una gran noticia para todos.
Se registran quejas en algunas Jefaturas. ¿Falta personal?
Hoy en día tenemos un 52% de nuestra plantilla de funcionarios administrativos vacante y esto afecta a los servicios públicos que presta la DGT. La DGT da soporte administrativo al sector de la automoción: matriculamos 1,2 millones de vehículos al año y gestionamos casi 4 millones de transferencias entre otros trámites. Si no se resuelve pronto la falta de personal puede incidir negativamente en la actividad de un sector estratégico de la economía española como es el sector de la automoción. A veces tengo la impresión de que nos hemos olvidado de que para que un país funcione necesita una administración que funcione.
¿Y la plantilla de examinadores?
Este año tendremos la cifra más alta de examinadores de los últimos diez años y además tenemos la posibilidad de hacer horas extras y contamos con 17 examinadores itinerantes para atender las inevitables incidencias, bajas o retrasos que puedan producirse en alguna provincia. El problema no es la falta de examinadores, está en la falta de personal para atender el trabajo administrativo que hay para preparar los exámenes y para tramitar los resultados y esto es lo que motiva los retrasos que se puedan producir.
¿Qué ha aprendido usted de sus dos etapas al frente de la DGT?
A buscar soluciones en lugar de buscar culpables. A sumar y construir en lugar de perdernos en discusiones estériles. A la importancia de tener en tu equipo a los mejores. A escuchar y a priorizar. A que, si las medidas se explican bien, los ciudadanos responden y a que si remamos todos en la misma dirección podemos obtener resultados sorprendentes. Y que España es un gran país.