Las reglas de oro del mantenimiento del neumático
- Se debe revisar periódicamente la profundidad del dibujo, la presión y los posibles daños externos (grietas rozaduras, desgastes irregulares...)
13 junio 2016
Los neumáticos son el único elemento de contacto entre el vehículo y la carretera, por ello, las asociaciones de fabricantes de neumáticos han puesto en marcha la campaña 'Tyreaware', con recomendaciones para el buen mantenimiento de sus neumáticos, que garantizan que sus vehículos sean seguros y cumplan la ley.
Estas son las reglas de oro:
1.- BANDA DE RODADURA.- Es la que proporciona al neumático sus características de frenado, mantenimiento de la dirección y maniobrabilidad. La normativa establece que la profundidad mínima es de 1,6 milímetros. Debe revisarse regularmente, para ello basta con comprobar los indicadores de desgaste que llevan todos los neumáticos. Un indicador de desgaste es un resalte en el dibujo sobre la base de los canales de la banda de rodadura. Cuando la banda alcanza la altura de los testigos, el neumático debe cambiarse.
2.- PRESIÓN.- Se recomienda que se verifique con un manómetro calibrado una vez al mes y en frio. Los neumáticos inflados correctamente aportan más seguridad y menor consumo. La presión adecuada es la recomendada por el fabricante del vehículo y viene indicada en: la guantera, la parte interior de la tapa del combustible, en el manual del usuario o en la parte interior de la puerta. Un neumático con baja presión reduce el agarre a la carretera, provoca un desgaste irregular, daña internamente al neumático, provoca recalentamientos del mismo, acorta su vida útil e incrementa la distancia de frenado.
Muchos vehículos incorporan el denominado sistema de control de presión de neumáticos (TPMS), que avisan al conductor cuando no es la correcta.
3.- REVISIÓN VISUAL.- Periódicamente es aconsejable revisar los neumáticos para detectar abultamientos, grietas, cortes o desgastes irregulares. Un golpe fuerte contra un boridllo o un bache, pueden causar este tipo de daños. También recomiendan revisar la rueda de repuesto, para evitar desagradables sorpresas si tuviera que ser utilizada.
Fabricados con compuestos especiales y con unos dibujos de la banda de rodadura diseñados específicamente, mejoran el agarre y la tracción de los neumáticos. Son una buena opción para los usuarios que viven en zonas de montaña, con lluvias abundantes, bajas temperaturas y, por supuesto, donde nieva con cierta frecuencia.
Distancia de frenado
La gran ventaja de los neumáticos de invierno es que acortan la distancia de frenado en condiciones extremas. En nieve necesitan hasta 11 metros menos que los convencionales para detener el coche a 50 km/h; en hielo, hasta 8 metros menos a 30 km/h. Cuando la temperatura exterior baja de 7 grados los neumáticos convencionales pierden adherencia y se alarga la distancia de frenada respecto a unos de invierno. Un neumático de invierno se distingue de uno convencional en que el dibujo es mucho más recortado y profundo, presenta laminillas para mantener la adherencia en superficies deslizantes, tienen una goma especial que conserva sus propiedades a bajas temperaturas; y se identifican con el marcaje M+S (Mud and Snow/Barro y Nieve) junto con un pictograma que representa una montaña de 3 picos y un cristal de nieve. El principal inconveniente estriba que cuestan entre un 7 y un 15% más y que se necesita un juego de neumáticos normales para el buen tiempo.
Según los fabricantes, para maximizar el rendimiento y la seguridad, todas las ruedas del vehículo deben estar equipadas con neumáticos de invierno.
Cuando solo se instalan en un eje, se recomienda hacerlo en el eje trasero para mantener el control y el agarre