Fabricar tinta desde el tubo de escape
- Con 45 minutos de emisiones de un automóvil estándar se recarga un rotulador
06 marzo 2017
La lucha contra la contaminación causada por el tráfico rodado está a punto de escribir una nueva página. Y nunca mejor dicho, porque un nuevo dispositivo –denominado Kaalink y ya probado con éxito– convierte en tinta para recargar plumas y rotuladores, imprimir o pintar con pinceles la mayor parte del hollín y las partículas contaminantes que emiten los tubos de escape de los automóviles donde se instala y que funcionan con combustibles fósiles, evitando con ello los efectos más nocivos para la salud de la polución atmosférica en nuestras ciudades. De hecho, estas emisiones se consideran la causa de unas 7.000 muertes en España y más de 190.000 en Europa.
Elimina hollín y partículas
Este filtro que atrapa hasta el 95% del hollín generado por la quema de combustibles fósiles antes de que se lance a la atmósfera –se puede instalar tanto en la salida de tubos de escape de vehículos como en generadores o chimeneas de instalaciones domésticas o industriales–. Estas partículas, de un tamaño extremadamente pequeño –de 2,5 micrómetros (la milésima parte de un milímetro) o menos, es decir 30 veces menos que el diámetro de un cabello humano, mucho más pequeñas incluso que las motas de polvo o de moho– penetran muy profundamente en los pulmones y son las causantes de graves enfermedades del mismo. El hollín capturado por el Kaalink, que ha sido desarrollado por expertos del MediaLab del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, en sus siglas en inglés), con sede en Cambridge (EE. UU.), se somete a diversos procesos ya patentados para eliminar los metales pesados, aceites y sustancias cancerígenas que contiene. La técnica empleada para la retención de las partículas es una mezcla de filtración electrostática, filtración profunda y filtración de flujo de pared. El aparato, formado por una serie de filtros, sensores y un depósito de captura, dispone de una luz roja que avisa al usuario cuando está lleno.
El material obtenido es purificado mediante técnicas de separación por gravedad de las partículas mayores, trituración y activación catalizada. Los residuos nocivos separados son reciclados según la ley por una empresa especializada. El producto final obtenido que se convertirá en materia prima de la tinta es un pigmento de carbono molido cuyas partículas permiten gracias a su consistencia su uso para la fabricación de la tinta.
El dispositivo no solo evita la contaminación generada por el vehículo o instalación al que se acopla (sus creadores aseguran haber evitado en las pruebas de los prototipos del mismo la contaminación de 1,6 billones de litros de aire), sino la causada al fabricar la tinta negra de forma industrial –uno de los artículos más utilizados en el mundo–. Esta fabricación precisa de la quema deliberada de combustibles fósiles, puesto que los pigmentos orgánicos que incorpora suelen proceder del carbón. Es decir, que su uso sustituye además al de tintas cuya fabricación también causaría abundantes emisiones.
45 minutos, 28 gramos
Según sus creadores, se necesitan solo las emisiones de 45 minutos de un automóvil estándar en marcha para producir 28,34 gramos de tinta, suficiente para recargar un rotulador. Se trata, garantizan, de un producto homologable a cualquiera del sector, y tan seguro como los demás, aunque Graviky Labs –la empresa que está fabricando el producto– admite que todavía tiene que pasar las pruebas para que su uso sea autorizado para menores de 6 años. La empre lanzado una campaña de micromecenazgo en KickStarter.com para perfeccionar el invento y hacer posible su producción masiva (que, si se cumplen los planes de la empresa, debería permitir atender pedidos procedentes de cualquier parte del mundo a partir de este verano).
El padre de la idea fue el estudiante estadounidense Anirudh Sharma, quien, durante unas vacaciones en Bikaner (India, de donde procede su familia), notó hasta qué punto la contaminación de los vehículos ennegrecía su piel y la ropa, e ideó un dispositivo para recoger partículas de carbón de una vela, a las que añadió una pequeña cantidad de alcohol y aceite para crear una tinta para impresoras.