'Ven' en la niebla y detectan el hielo
- Con los nuevos sensores, el sistema del vehículo recibirá más datos del entorno para advertir de posibles peligros
06 febrero 2020
Los asistentes de conducción o ADAS (Advanced Driver Assistance Systems) están cada vez más presentes en los vehículos para garantizar una mayor seguridad en la carretera. Además, continúa su evolución, entre otras cosas, para superar las limitaciones que de momento impone la tecnología. El objetivo final no es otro que la conducción autonomatizada.
Los sensores actuales (cámaras, radar, sensores de ultrasonidos y sensores láser LIDAR) son quienes ven lo que sucede alrededor del coche para que el sistema inteligente pueda actuar en consecuencia ante una situación de peligro. Sin embargo, esos “ojos” tienen algunas limitaciones en su visión, algo que se va a corregir con los dos avances tecnológicos sobre los que se está trabajando.
Por un lado, está la nueva cámara de infrarrojos de onda corta, en la que trabaja TriEye. Se trata de una cámara que permite ver incluso cuando la niebla es muy intensa, ya que mejora la detección de imágenes con poca luz y permite distinguir mejor a personas, animales o las líneas de la carretera. Además, la empresa noruega ha conseguido abaratar el coste de esta nueva tecnología para que pueda ser incorporada en todos los vehículos.
La otra evolución importante es la cámara láser 3D “semántica” de la empresa Outsight, que permite detectar la composición material de los objetos. A partir de ahora se podrá saber si en la superficie de la carretera hay nieve, agua, hielo o alguna persona o vehículo.
En realidad, este sensor es capaz de detectar a cientos de metros de distancia si hay nieve o hielo en la carretera, determinar su profundidad y decidir si existe una situación de riesgo. Raúl Bravo, cofundador de Outsight, ha asegurado que detectar con antelación la presencia de hielo en la carretera podría “salvar 5.000 vidas por año, y evitar 200.000 accidentes por año”.
Sabemos que los sensores que recogen información del entorno para que luego el sistema del vehículo pueda actuar ante una situación de emergencia. Pero, ¿cómo funciona cada uno de esos sensores?
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Cámaras. Suelen estar instaladas en el parabrisas (importante la calibración) y tienen la ventaja de que reconocen colores a 500 metros de distancia. Sin embargo, no funcionan correctamente en condiciones meteorológicas adversas o si están sucias y solo reconocen lo que tiene clasificado su software. Las cámaras de vídeo, más modernas, miden en 3D y calculan distancias. También reconocen espacios vacíos y utilizan inteligencia artificial, lo que les permite hacer reconocimiento facial de peatones, animales y objetos y también leer letras y números de las señales de tráfico.
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Sensor de radar. Localiza objetos estáticos y en movimiento. Funciona enviando ondas de radar, que rebotan en los objetos que están alrededor del vehículo y que envían información sobre la velocidad, la distancia y la posición de los objetos cercanos. Con un alcance de 250 metros, es un dispositivo fiable, ya que no le afectan las condiciones atmosféricas. Sin embargo, no reconoce colores y ofrece un reconocimiento limitado de las formas. Suele estar instalado tras la parrilla del vehículo.
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Sensores de ultrasonidos. Resultan muy fiables para el reconocimiento del entorno más cercano al vehículo (unos 6 metros) y a bajas velocidades. Utilizan la técnica del sónar (la misma que utilizan los murciélagos): envían impulsos ultrasónicos que rebotan en los objetos cercanos y con los que obtienen información del entorno. Resultan muy útiles para las maniobras de aparcamiento y van instalados en los paragolpes.
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Sensores láser LIDAR. Este sensor mide con precisión en 3D (distancia, posición y altura), con un alcance de 200 metros. Como desventajas, se señalan su elevado coste, que no funciona adecuadamente cuando llueve, hay niebla o está sucio, que no reconoce colores y que están muy limitados por la estricta regulación que deben cumplir (por seguridad ocular). Muy pocos coches incorporan este sensor.