Los 100 años del parabrisas laminado
- Los primeros parabrisas laminados se fabricaron con dos capas de cristal y una de celulosa entre ellas. Más adelante, esta última se sustituyó por butiral de polivinilo, un compuesto químico más resistente
13 abril 2021
Es, junto con el cinturón de seguridad, el elemento de los vehículos que más vidas y lesiones ha salvado. Se trata del parabrisas laminado y ha evitado que, en caso de accidente, ese cristal se rompa en mil pedazos, dañando a los ocupantes del vehículo. Carglass nos recuerda su historia.
Ese viejo Oldsmobile
Los primeros vehículos no llevaban parabrisas, por lo que quienes se montaron en ellos debían llevar gafas para protegerse del viento, el polvo o las piedras que saltaban durante la marcha. A principios del siglo XX, comenzaron a instalarse en los vehículos dos hojas de cristal horizontales que se desplazaban: cuando una de ellas se ensuciaba, se podía plegar y se utilizaba la otra. La marca Oldsmobile fue la primera que incluyó el parabrisas como elemento de serie en todos sus vehículos a partir de 1915.
Sin embargo, ese cristal que, en principio protegía a quienes iban en el coche, pronto se convirtió en un problema. Cuando aumentaron los accidentes (se incrementó el número de vehículos que circulaban), el cristal se rompía en mil pedazos, provocando lesiones a los ocupantes. En otros casos, el conductor sufría lesiones graves tras salir despedido a través del parabrisas (el llamado "collar de cristal).
La situación fue tal que las demandas a los fabricantes de coches comenzaron a acumularse. Esto llevó a las casas a buscar soluciones técnicas para crear un cristal más seguro.
Interviene la casualidad
El cristal laminado fue un invento del francés Edouard Benedictus en 1903. En él, intervino la casualidad, cuando se le cayó un vaso de vidrio y no se rompió en mil pedazos porque su interior había quedado impregnado de una película de nitrato de celulosa que mantuvo los pedazos unidos. El inglés John C. Wood había realizado un descubrimiento similar de forma paralela, pero fue el inventor francés quien patentó y presentó, en 1909, el cristal de dos capas de vidrio con una de celulosa entre ellas.
El nuevo cristal, muy utilizado en las máscaras de gas durante la I Guerra Mundial, tardó en llegar a la industria del automóvil debido a su elevado precio y a la complicada industrialización. Fue Henry Ford el primero que se fijó en el cristal laminado. Así, encargó a Clarence Avery, mecánico de su empresa, fabricar un vidrio similar resistente y barato. Y este lo logró en colaboración con Pilkington. A finales de 1919 empezaron a desarrollarse cristales laminados para el automóvil. Dos años después, se instalaron en los vehículos de forma opcional. El primer parabrisas laminado de serie lo montó un Rickenbacker en 1926.
El nuevo parabrisas
El cristal laminado tenía muchas ventajas. No se rompía en mil trozos, sino que formaba una tela de araña, e impedía que los pasajeros saliern despedidos en caso de choque. Además, su mayor resistencia aportaba más integridad al vehículo en un vuelco. Sin embargo, también presentaba algunos inconvenientes. Por ejemplo, la capa de celuloide se decoloraba, se oscurecía y se volvía frágil con el paso del tiempo. En 1938, Carleton Ellis patentó una resina sintética transparente que no se decoloraba con el tiempo. A finales de los años 30, los fabricantes empezaron a utilizar butiral de polivinilo (PVB), lo que hacía que el vidrio laminado fuera más claro y resistente.
Entre 1930 y 1950, los cristales laminados se utilizaron en todas las lunas de los coches, excepto en la trasera. Pero, a finales de los 50, los fabricantes buscaron una opción más barata, por lo que empezaron a usar vidrio templado para las ventanas laterales y traseras. Muchos especialistas en seguridad vial creen que no debería utilizarse este tipo de vidrio porque no impide que los pasajeros salgan del habitáculo del vehículo en caso de colisiones laterales o vuelcos.
En los 60, se creó en Estados Unidos la Administración Nacional de Seguridad Vial (NHTSA), que estableció normas federales sobre la resistencia de los parabrisas laminados, la capacidad de retención del parabrisas durante un accidente, la rigidez del techo en caso de vuelco o los límites de penetración del parabrisas. En esos años, el parabrisas laminado también se hizo obligatorio en Europa.
Además de las ventajas ya señaladas, el parabrisas laminado actúa también como un aislante acústico, lo que lleva a una conducción mas cómoda y permite una mayor concentración al volante. Algunos cristales actuales pueden reducir el ruido hasta el 30%, tanto los zumbidos como la lluvia.
El parabrisas laminado también bloquea más del 90% de los rayos UV, por lo que protege los ojos y la cara de las personas que ocupan los asientos delanteros. Algunos incluso ofrecen protección térmica, por lo que no se traslada tanto calor al interior.
Otra gran ventaja es que los cristales laminados pueden repararse.