Del monovolumen al todocamino: Reinventarse o morir
- Posición elevada, estética menos aburrida, pero normalmente sin tracción total, estas son sus características.
02 abril 2019
El fenómeno todocamino sigue avanzando como un elefante en una cacharrería en el sector del automóvil, dejando en la cuneta segmentos de coches que vivieron su esplendor, pero que se han visto obligados a ceder el paso a esta fiebre que parece no tener fin. Uno de los más afectados con la llegada en masa de estos todoterrenos ‘light’ ha sido el de los monovolumen, que año tras año ven cómo se reducen sus ventas (ver recuadro) viéndose obligados a reinventarse en modelos lo más cercanos posible a un todocamino. Y eso que, a finales de los 90, vehículos como el Renault “Scénic”, el primer monovolumen compacto en popularizarse, causaba furor entre los compradores y provocaba que la competencia lanzase al mercado rivales como el Citroën “Xsara Picasso” (1999), el Opel “Zafira” (1999) o el “Ford C-Max” (2003) .
Visionarios
Y ahora, visto lo visto, llama la atención un destello visionario que tuvo alguien dentro de la marca francesa del rombo: en el año 2000, Renault presentaba el “Scénic RX4”, una versión todocamino de su monovolumen con suspensiones elevadas, tracción total y una estética absolutamente ‘todoterrenizada’. Sin duda un guiño a un segmento que, estrenado por el Toyota “RAV4” en 1996, comenzó a calar lentamente entre el gran público por contar con casi todas las ventajas de un todoterreno puro y duro, sin ninguno de sus inconvenientes. Pero aún no convencían lo suficiente, por lo que el “Scénic RX4” duró solo dos años en el mercado. Renault se había adelantado demasiado a su tiempo.
Ventajas
La gran mayoría no ofrecen tracción total y muchos de ellos ni siquiera se molestan en aumentar su distancia libre al suelo, porque los fabricantes saben que como mucho el coche va a circular fuera del asfalto por un camino de tierra ‘facilón’ y aumentar la altura condiciona otros aspectos de cara, por ejemplo, a la estabilidad o la aerodinámica. Sin embargo, el cliente debe buscar otras ventajas. Hablamos de una posición al volante más elevada que permite anticiparse en la circulación diaria, de una mayor sensación de seguridad que no siempre se corresponde con la realidad, o de una estética menos aburrida que ayuda a que nuestra relación con el coche sea un poco más cercana en el día a día. Y todo ello lógicamente, manteniendo la modularidad, el confort y la tecnología de un monovolumen moderno o de cualquier otro vehículo.
Según datos de Anfac (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones), en 2018 las ventas del segmento monovolumen siguieron cayendo mientras que las de los SUV crecieron incluso, en algunos casos, hasta un 35%. Ese es el incremento que experimentó el segmento de los SUV pequeños, pero las ventas de los SUV medios y grandes rondaron crecimientos del 20%. Entre los diez coches más vendidos en España el año pasado hay dos SUV: el Nissan “Qashqai” (tercero más vendido en el cómputo total y primero de su clase); y el Peugeot “3008”, situado en décima posición.