Para que no te suenen a chino
- Los testigos más importantes se iluminan en rojo o amarillo
26 septiembre 2019
Hace mucho mucho tiempo, cuando los coches no llevaban ni aire acondicionado, ni elevalunas eléctricos ni, por supuesto, un solo elemento de seguridad, el que se encendiera una luz en el cuadro de instrumentos era un mal augurio: o el motor estaba a punto de reventar, o bien nos quedábamos sin gasolina, o no cargaba la dinamo. Y es que los testigos del cuadro, o mejor dicho las luces, que se podían encender avisando de algo por ejemplo en un Seat “600” eran cuatro: dinamo, gasolina, temperatura del agua y aceite. Hoy en día un Seat “Ibiza” bien equipado puede tener hasta 50 testigos, iconos, pictogramas o leyendas que mantienen al conductor informado de forma constante de lo que pasa de puertas adentro en el vehículo. Desde los grados de inclinación del vehículo, si se trata de un todoterreno, a los G de aceleración en una curva en un deportivo, pasando por la calidad del aceite del motor, las horas de carga que necesita un eléctrico o la presión exacta de cada rueda. Sin embargo, tal despliegue de información puede llegar a agobiar a un conductor poco habituado.
A la vista
Los testigos más importantes siempre van situados muy a la vista y se iluminan en color rojo o amarillo, de forma que, salvo conductor/a excesivamente despistado/a, será muy fácil distinguirlos y percatarse de que se han encendido y pasa algo.
Sin embargo ante tantos sensores, testigos y lucecitas ha llegado también la época de los fallos temporales de electrónica con testigos encendidos sin razón aparente acompañados del correspondiente susto del conductor. Es el caso del pictograma con un motor en amarillo, o en el que se ve un neumático desinflado, o el que ilumina una llave con una leyenda que dice “llave no detectada”.