El coche con vida propia
- Cámaras que sustituyen a los retrovisores, su información llega a unos monitores en el salpicadero
18 mayo 2021
Se calcula que, en menos de diez años, el 15% de los vehículos tendrá un nivel 4 de conducción autónoma; es decir, que bajo ciertas circunstancias el coche podrá conducir por sí solo, tomando decisiones y sin que el conductor tenga ni siquiera que prestar atención.
Pero mientras, la tecnología acapara y alcanza otras muchas vertientes que pueden sorprender incluso más que el que de forma automática un coche se mantenga en su carril, respete la distancia de seguridad respecto al vehículo que le precede o frene cuando se encuentra un atasco.
Y esas tecnologías, que ya forman parte del equipamiento habitual en los coches de hoy, no son ciencia ficción, aunque lo parezcan, y ya se pueden disfrutar en un coche de clase media o incluso en un utilitario.
Es el caso de la red wifi del coche; esta permite ya utilizar internet para actualizar el software en un coche eléctrico, incluso alargando su autonomía. Y es que prácticamente el cien por cien de los coches que se venden son vehículos conectados.
En este sentido, la Dirección General de Tráfico (DGT) se ha sumado al acuerdo Data for Road Safety (Datos para la Seguridad Vial) respaldado por la Comisión Europea para el intercambio de datos de vehículos, aglomeraciones e infraestructura en tiempo real para mejorar la seguridad vial en las carreteras.
Otro avance es el tamaño y la calidad de las pantallas de información que se sitúan en el centro del salpicadero. Como la pantalla central del nuevo Mercedes “Clase S”, con casi 13 pulgadas, o de la del Tesla “Model S”, con 17 pulgadas, aunque lo cierto es que incluso vehículos urbanos como el Honda “e” incorporan pantallas para casi todo. Y si hablamos de coches eléctricos, hay que decir que las baterías cada vez duran más y se cargan en menos tiempo. Los expertos aseguran que en menos de cinco años pesarán la mitad y con ellas cargadas se podrán recorrer 600 kilómetros reales.
Nos 'leen' la cara. El habitáculo de un coche está dejando de ser ese espacio dominado por interruptores y ruedecillas manuales para transformarse en un territorio digital y táctil de alta tecnología que requiere un proceso de adaptación para dominarlo. Los avances más importantes tienen que ver con el reconocimiento facial o el seguimiento ocular. El primero, utilizado por algunas marcas desde hace años, permite monitorizar al conductor y conocer su grado de atención o detectar cansancio a través de los movimientos de su cabeza.
El segundo, permite detectar cansancio y será clave a la hora de activar aplicaciones con la mirada para evitar tener que retirar las manos del volante por seguridad. Y si hablamos de Inteligencia Artificial se abre un mundo. No hay marca de coches que no tenga a un equipo de ingenieros trabajando en ello.
Como referencia, Hyundai está desarrollando un coche con tecnología Emotion Adaptive Vehicle Control (EAVC) (Control de Vehículo Adaptable a las Emociones) de manera que se monitorizan las expresiones faciales y la frecuencia cardíaca y respiratoria y se combinan estas lecturas con la información del vehículo, incluida la velocidad, la aceleración, el ruido y la vibración.
A continuación, la tecnología procesa los datos utilizando el aprendizaje automático (o machine learning) para optimizar el entorno del vehículo y controlar de manera activa los sistemas incluidos en el mismo, como la iluminación, el climatizador, la música y el dispensador de fragancias. Basado en esta tecnología se acaba de presentar un avance de este proyecto materializado en un mini coche (ver recuadro Coches que 'curan' a los niños).
Hablan, son invisibbles...
La Inteligencia Artificial o la Realidad Aumentada marcarán un antes y un después en la experiencia a bordo de un coche. Un ejemplo de esta última tecnología adaptada a la navegación, convertirá a los parabrisas en bastante más que una simple luna. Porque el sistema holográfico de los sistemas de Realidad Aumentada refleja en el parabrisas la imagen estereoscópica sobre la carretera real. Este sistema ya se comercializa en el Volkswagen eléctrico “ID.3” o en el nuevo Mercedes “Clase S”.
Otros avances sorprendentes nos sitúan frente a coches que ‘hablan’ con los semáforos para agilizar la circulación, o que tienen el “Capó Invisible”, en el que una imagen en la pantalla central permite ver en algunos Land Rover el área bajo el capó delantero para conocer el terreno y los obstáculos que se presentan y sortearlos con éxito.
Por otro lado, el desarrollo de nuevos airbags parece no tener fin. Además de los 'convencionales' (frontales, laterales, de cabeza, de rodilla..), encontramos los que salen de los cinturones de seguridad, o un airbag de portón trasero (lo llevaba el Toyota "IQ") y cada vez es más común el airbag vertical que se activa entre los pasajeros para evitar el choque entre cabezas en un alcance lateral.
Ahora el nuevo Mercedes "Clase S" incorpora los airbags frontales para los pasajeros de atrás. Salen de la parte trasera de los asientos delanteros y están diseñadas para reducir notablemente los daños en la cabeza y en el torso de los pasajeros de las dos plazas laterales traseras.
Hay sistemas que facilitan la apertura del coche a través de nuestro móvil inteligente. Un ejemplo es el ya desarrollado y puesto en práctica por la marca Volkswagen, que convierte nuestro móvil en un mando a distancia, pero no solo para abrir el coche a una distancia corta, sino que también servirá, por ejemplo, para abrirle el maletero a un mensajero a kilómetros para que deposite allí un envío. Y, al igual que ocurre con los teléfonos móviles, cada día será más habitual en un coche el lector biométrico de huella dactilar para abrir la puerta o para arrancar. Hyundai lleva tiempo trabajando en este sistema y otras marcas premium tienen ya listo este control de acceso mucho más seguro que una llave.
El amanecer o la puesta de sol son momentos peligrosos al conducir debido a molestos deslumbramientos. Para evitarlos, Bosch ha presentado un prototipo de parasol que oscurece únicamente la zona de los ojos del conductor, lo que denomina Parasol Virtual. Equipa una pantalla LCD transparente y una cámara. Utiliza la inteligencia artificial para monitorizar la cara del conductor y oscurecer solo la parte necesaria. El resto permanece transparente y permite ver la vía.
Aunque parezca imposible, un mini coche eléctrico de Hyundai dotado de inteligencia artificial es capaz de mejorar la vida de los niños hospitalizados. Es el “mini EV”, un prototipo que Hyundai ha donado al Hospital Infantil San Joan de Déu (Barcelona). Se utiliza para llevar a los niños desde la cama a la sala de tratamiento, que está considerado como uno de los viajes más estresantes de los pequeños pacientes. El coche, equipado con la tecnología EVAC (Control del Vehículo Adaptado a las Emociones –ver texto reportaje–), va monitorizando la cara y la frecuencia cardiaca y respiratoria del niño, y toda esta información es tratada para conseguir un ambiente adecuado. Se consigue un viaje muy divertido y seguro en un ‘coche fantástico’.
Los retrovisores por cámara y visualización en pantalla digital son cada vez más habituales y prometen modificar el diseño del automóvil para convertirlo en más estilizado y aerodinámico, algo que, en general, parece que ha pasado a segundo plano en aras de la tecnología. Esta innovación tiene ya sus años, pero hasta hace algo más de dos solo se podía ver en algún sofisticado concept car. El primer modelo de serie que lo ofreció fue el Lexus “ES” en 2018; después llegaron más sistemas de la mano de Audi con su eléctrico “e-tron”, del Honda “e eléctrico” y de algún camión de Mercedes. Cámaras externas de alta resolución transmiten a unos monitores situados en las esquinas del salpicadero todo lo que pasa detrás. Eliminan el peligroso ángulo muerto, reducen notablemente los ruidos aerodinámicos y mejoran la visibilidad fronto-lateral gracias a un menor tamaño. En el lado negativo, requieren un período de adaptación y algunos sistemas muestran carencias en lugares con poca luz, como aparcamientos subterráneos.