Don Quijote y el carro de la muerte
- "Venía la carreta descubierta al cielo abierto, sin toldo ni zarzo. La primera figura que se ofreció a los ojos de don Quijote fue la de la misma Muerte, con rostro humano"
22 abril 2016
El día 22 de abril se conmemora la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, autor, entre otros grandes libros clásicos, del Quijote. En este 400 aniversario de la misma, entre los muchos actos a los que se pueden asistir –por ejemplo, los organizados por el Instituto Cervantes– le recomendamos leer un capítulo de la segunda parte de esta obra, quizás no de los más conocidos, pero cuyo nombre ("De la extraña aventura que le sucedió al valeroso don Quijote con el carro o carreta de Las Cortes de la Muerte") tiene resonancias de siniestraliedad en pleno viaje por las carreteras que frecuentó el autor. Vean un fragmento: "Una carreta que salió al través del camino cargada de los más diversos y estraños personajes y figuras que pudieron imaginarse. El que guiaba las mulas y servía de carretero era un feo demonio. Venía la carreta descubierta al cielo abierto, sin toldo ni zarzo. La primera figura que se ofreció a los ojos de don Quijote fue la de la misma Muerte, con rostro humano; junto a ella venía un ángel con unas grandes y pintadas alas; al un lado estaba un emperador con una corona, al parecer de oro, en la cabeza; a los pies de la Muerte estaba el dios que llaman Cupido, sin venda en los ojos, pero con su arco, carcaj y saetas. Venía también un caballero armado de punta en blanco, excepto que no traía morrión ni celada, sino un sombrero lleno de plumas de diversas colores. Con estas venían otras personas de diferentes trajes y rostros".