El 30% de las barreras están en mal estado
- Deformaciones, oxidación o extremos sin enterrar pueden afectar a su correcto funcionamiento en caso de impacto
01 agosto 2016
El último informe de la Asociación Española de la Carretera (AEC) revela que el 30% de las barreras de seguridad instaladas en las carreteras españolas están en mal estado o adolecen de una disposición incorrecta.
Tres de cada diez barreras de seguridad de las carreteras tienen defectos de conservación que van desde la oxidación y deformación, hasta uniones entre tramos no aptas, tramos con alineación incorrecta y extremos no enterrados que pueden suponer un peligro para los conductores. En 2014, un 38% del total de fallecidos perdió la vida en un accidente por salida de la calzada, según el informe de la AEC.
Al menos un 5% de las barreras presentan muestras de oxidación en más de la mitad de su superficie, el 3,5% de deformaciones habitualmente debidas a impactos tras los cuales la barrera no había sido sustituida, a un 8% le faltan tornillos o no los tienen bien ajustados, un 4% presentan una alineación incorrecta respecto del terreno, y un 19% no tiene los extremos de la barrera enterrados, lo que "preocupa especialmente" en caso de impacto, según los responsables del estudio.
El informe cifra en 229 millones de euros la cantidad necesaria para reponer el 30% de barreras deterioradas y desde la AEC recuerdan que "la instalación inadecuada o una mala conservación de estos sistemas podrían afectar a la respuesta del vehículo en caso de accidente".
La investigación llevada a cabo por la Asociación Española de la Carretera se ha basado en el estudio de 3.000 tramos de carreteras estatales y autonómicas a partir de 20.000 fotografías y ha analizado 175 kilómetros de barreras de seguridad. Junto a todo esto, 3 millones de m2 de pavimiento y 3.000 señales verticales de código fueron analizadas.
Las barreras de seguridad se emplean en los márgenes de la carretera, y, en su caso, en la mediana. Pueden ser deformables y rígidas. Las primeras se deforman durante el impacto por lo que, a posteriori, se puede determinar la posición y magnitud de las fuerzas de contacto.
Dentro de este tipo se incluyen las barreras metálicas y las de hormigón prefabricadas, no ancladas al suelo. Las primeras consisten en un perfil de doble onda, por lo que también es conocida como bionda, una pieza separadora entre barreras y un poste con perfil en C.
Las barreras de hormigón están formadas por piezas prismáticas, con perfiles transversales característicos, que son los encargados de encauzar a los vehículos que colisionen con ellas, disipando parte de la energía cinética por razonamiento.