Cuarto país de la UE con menos fallecidos
- Más de 50 testimonios, entre directores generales de tráfico, expertos europeos, investigadores y asociaciones de víctimas, explican las claves de la mejora de la seguridad vial en España
17 junio 2021
Pere Navarro y Jesus Monclús, director general de Tráfico y director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, respectivamente, son los editores del libro "Del Infinito al Cero: Así lo hicimos". Esta publicación recoge el testimonio vivo de más de 50 protagonistas de la seguridad vial de los últimos 30 años. Porque nuestro país es el cuarto país europeo con menor mortalidad en carretera y es un referente internacional en seguridad vial.
Los datos
España se ha convertido en una referencia internacional a la hora de reducir los siniestros de tráfico. Entre 1989 y 2019, el número de víctimas de tráfico pasó de 9.344 fallecidos a 1.755, lo que representa una reducción del 80%, una cifra que en 2019 situó a España como el sexto país con menor tasa de fallecidos por tráfico, detrás de Suecia, Irlanda, Malta, Dinamarca y Luxemburgo. En 2020, España ascendió a la cuarta posición en dicho ranking.
Las comunidades autónomas que más han reducido la siniestralidad vial en las últimas tres décadas son Asturias (88%), Castilla La Mancha y Castilla y León (87%), Cantabria (84%), País Vasco (83%) y Galicia (82%).
Los testimonios
Las claves del éxito han sido muchas. Hablamos de un modelo, que, a juicio del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se ha basado en una “mayor toma de conciencia general”, la sociedad civil como auténtico motor del cambio, que ha contado con “el trabajo de muchos”, de diferentes sectores y actores que han colaborado juntos de manera integrada, y que ha hecho posible que la siniestralidad vial se perciba como “intolerable”. Para el ministro "la fortaleza de nuestra política de seguridad vial se basa en cuatro pilares fundamentales: la educación en valores y la formación continua de los conductores; una normativa precisa y necesaria, que se cumpla; el Sistema Seguro, basado en aceptar el error humano, que prevenga las muertes y lesiones; y las asociaciones de víctimas de violencia vial, nuestra mejor guía y a quienes hemos dado voz”.
La mayoría de expertos creen que la reducción de siniestros viales y lesiones graves es el resultado de grandes esfuerzos realizados en distintos ámbitos, como en la educación, concienciación, supervisión de la norma y cambios legislativos clave, como el permiso por puntos o la reforma del Código Penal, que se han producido en un entorno de mejora significativa de vías y vehículos, impulsado por la Unión Europea, Naciones Unidas y la OMS, que han permitido mejorar la circulación y señalización, seguridad de los vehículos y trasporte de mercancías peligrosas, armonizar los distintos tipos de permisos de conducción y la formación de conductores, entre otros, y donde las asociaciones de víctimas han desempeñado un papel crucial para visibilizar el problema y movilizar las conciencias individuales, colectivas y políticas, imprescindibles para la acción.
Pero hay otros muchos factores, como, la existencia de una política de Estado por encima del debate político y una organización institucional como la DGT que lo ha liderado, así como los planes de mejora y desdoblamiento de las carreteras; el AVE, que ha evitado muchos desplazamientos de largo recorrido y muchas víctimas; la mejora de los servicios de emergencia sanitarios; disponer de un cuerpo de profesionales públicos a nivel estatal, autonómico y municipal bien formado, comprometido y estable; la importancia de la investigación, fundamental para descubrir, aprender y mejorar la efectividad del trabajo en seguridad vial; el plan de radares y la creación de la fiscalía de seguridad vial, tal y como subrayan Pere Navarro y Jesus Monclús, director general de Tráfico y director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, respectivamente, y editores del libro ‘Del Infinito al Cero: Así lo hicimos’.
La mayor retrospectiva de la historia de la seguridad vial
El libro recoge los testimonios vivos de más de 50 protagonistas de la seguridad vial en España en las últimas tres décadas. Analiza, además, los factores que han hecho posible que España haya pasado de estar a la cola de Europa, a finales de los años 80, a ocupar uno de los puestos destacados por sus relativamente bajas tasas de siniestralidad. La tasa poblacional española se situó en 2019 en 37 muertos por millón de habitantes, muy lejos, por ejemplo, de la que presentan la mayoría de países de Latinoamérica, cuyo índice se encuentra entre 142 y 209 fallecidos por millón de habitantes.
También permite reconocer el trabajo realizado por entidades públicas y privadas, agradecer su esfuerzo, reflexionar sobre las experiencias que han permitido llegar a donde estamos, aprender, enseñar y tomar impulso para avanzar y alcanzar el Objetivo Cero. Entre ellos destacan varios directores generales de tráfico, como Miguel María Muñoz, Gregorio Serrano y María Seguí; Juan José Matarí, presidente de la Comisión de Seguridad Vial del Congreso de los Diputados; Bartolomé Vargas, fiscal coordinador de Seguridad Vial; Mar Cogollos, directora de AESLEME; Álvaro Gómez, director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial; Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados; los investigadores, Francisco Aparicio y Blanca Arenas; empresarios como Jorge Cosmen, presidente de ALSA; Jordi Jane y Teófilo de Luis, ex presidentes de la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible del Congreso; María Teresa Sanz, ex administradora de Seguridad Vial en la Comisión Europea; los doctores Isabel Casado y Salvador Espinosa, y expertos internacionales, como Matthew Baldwin, coordinador europeo de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible de la Comisión Europea, entre otros.
Retos para el futuro
El libro pone de manifiesto que España necesita “revitalizar” su política de seguridad vial en los próximos años, para luchar contra lo que se ha llamado “agotamiento” de ciertas medidas de seguridad vial. También destaca que para luchar contra las cifras de siniestralidad y el dolor humano que representan, es necesario poner el foco en los usuarios vulnerables, como peatones, ciclistas, motociclistas y usuarios de patinetes, que en 2001 representaban el 32% de los fallecidos y, en 2019, el 53% del total.
También propone promocionar los desplazamientos activos y sostenibles, como la bicicleta; poner especial atención a la nueva movilidad, como por ejemplo los vehículos compartidos; y promover una mayor coordinación en movilidad nacional, europea y mundial en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que, según la mayoría de los autores, contribuirán a reducir a la mitad, en 2030, el número de fallecidos y de heridos graves, y lograr el Objetivo Cero en el menor tiempo posible.
“Los retos de futuro -asegura Pere Navarro- son, primero, la seguridad de los motociclistas: cada año tenemos más accidentes y más muertos en moto: segundo, los peatones y los ciclistas, porque hay más fallecidos vulnerables que ocupantes de coches, furgonetas; y tercero, una apuesta decidida por el vehículo conectado, que permitirá comunicarse con otros vehículos y con la infraestructura y que representa el gran salto en seguridad vial”.
Para Matthew Baldwin, coordinador europeo de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible de la Comisión Europea: “La seguridad vial sigue siendo uno de los grandes desafíos mundiales sin resolver: al año fallecen en las carreteras de todo el mundo 1.350.000 personas. Una de las condiciones básicas para lograr el éxito continuado es seguir mejorando y España lo está demostrando con la aplicación de medidas como limitar a 30 km/h la circulación en ciudad. Los avances no se dan por casualidad. Son el resultado de un liderazgo visionario”.
El libro subraya que para alcanzar este objetivo disponemos del conocimiento y de las medidas necesarias, y de que sólo hace falta más liderazgo, más recursos y mayor coordinación en todos los ámbitos. En este sentido, destaca el papel que desempeña la investigación, esencial para que las estadísticas se completen con informes detallados, que se analicen en tiempo real por comités técnicos y permitan proponer medidas inmediatas para evitar que se vuelvan a producir los mismos incidentes. También hace hincapié en la necesidad de aprovechar mejor la tecnología de gestión del tráfico, las carreteras inteligentes, los sistemas avanzados de seguridad de los vehículos y la conectividad, y en la importancia de insistir en la educación vial en los colegios, mejorar la concienciación de los conductores, con charlas impartidas por las víctimas viales, y en seguir luchando contra los conductores infractores y reincidentes.