Coches listos... y conductores listos
- El sector del automóvil aporta mucho dinero, grandes dosis de ingenio y creatividad y mucho I+D para hacer coches cada vez más seguros... Estamos cerca de que conduzcan ellos
12 diciembre 2013
Parece imposible, pero cada vez estamos más cerca del coche que nos llevará a nuestro destino sin que nosotros apenas participemos en la conducción. Nos lo cuenta Mercedes López en este número en un “futurista” reportaje, que reafirma lo que dijo Jhon F Kennedy: “El futuro no es un regalo, es una conquista”. Y es que ya tenemos coches inteligentes que nos avisan si nos salimos del carril, si nos hemos dormido, si nos adelanta algún vehículo y está en el “ángulo muerto” o si estamos fatigados y puede resultar peligroso. Pero la siguiente generación de vehículos, que están aquí, con algunas avanzadillas en determinados modelos, serán capaces de analizar riesgos en décimas de segundo y ayudarán al conductor en la toma de decisiones para evitar accidentes; hasta podrán tomar la iniciativa para actuar asumiendo funciones tan fundamentales como la dirección o el freno. Alguno de los sistemas inteligentes nos “frenará” el coche para adaptar la velocidad a niveles seguros, otros nos “pararán” si detectan fatiga o unos peatones que se escaparon al “ojo” del conductor. Hasta equipararán sistemas de comunicación que “analizarán” el entorno por donde circulamos y nos alertará n de los riesgos inminentes… De película.
Es decir, mayor seguridad para las carreteras y muchas posibilidades de minimizar los errores, los excesos y las locuras que a veces cometemos los conductores involuntariamente. Un gran avance en investigación de los fabricantes de coches, que se han olvidado de lo que un día escribió Wilder (“el futuro es el lujo más caro del mundo”) y sigue aportando mucho dinero y grandes dosis de ingenio, creatividad y talento. Muchos avances en I+D que necesitan también los apoyos de otros sectores que también están en este mundo del automóvil. Por ejemplo, el de los seguros, que tiene una buena oportunidad para ir cambiando sus esquemas más tradicionales: por ejemplo, primar a los coches seguros frente a los más inseguros, y no al contrario como ocurre ahora.
Pero los conductores también debemos cambiar el “chip”. Está claro que, para la mayoría, estos avances en sus manos representarán un trascendental plus para su seguridad: corregirá sus “errores” un despiste, una mirada inoportuna, una distracción... Para otros, los menos, será una guerra más para poner a prueba estas nuevas tecnologías. Seguramente seguirán arriesgando absurdamente. Los que saben que nuestra “inteligencia” no podrá competir con la “artificial” que nos ponen en bandeja para sortear los muchos obstáculos de la carretera, no olvidarán que, al final, nosotros seremos los que decidiremos. Eso sí, los automovilistas estamos dispuestos a invertir más en seguridad, pero sin que eso signifique un esfuerzo económico inasumible para la mayoría. Para que llegue a todos y no solo a unos pocos