Más información, mejores estrategias
- Las 1.903 víctimas mortales y los 10.444 heridos graves, que nos colocan en el 7º país con menor siniestralidad de la Unión Europea.
01 octubre 2013
El informe “Las principales cifras de la siniestralidad vial” en España en 2012, presentado a finales de septiembre, no es una radiografía más de la siniestralidad en nuestras carreteras y vías públicas. Las 1.903 víctimas mortales y los 10.444 heridos graves, que nos colocan en el 7º país con menor siniestralidad de la Unión Europea –“aunque queremos estar junto a los mejores, incluso superarlos”, como apuntó la directora general de Tráfico, María Seguí– y muestran un descenso global muy esperanzador, es un trabajo exhaustivo y una motivación más que nos empuja a mejorar las estrategias para seguir peleando contra esta lacra de las sociedades desarrolladas.
Deja por ejemplo muy clara la importancia en la colaboración con Ministerio de Sanidad o el Instituto Nacional de Estadística para poder profundizar en todos los detalles de las víctimas, si han necesitado ingreso hospitalario, qué tipo de lesiones han sufrido, si ha habido intervención de las urgencias, asistencia ambulatoria por lesiones menos graves… En definitiva, hemos querido saber mucho más de cada siniestro y de la calidad de nuestro sistema de información, precisamente para mejorar en nuestras políticas contra la siniestralidad en todo lo que sea posible.
Sí, sabemos que el 24% de los fallecidos, el 42% de los heridos graves y el 55% de los leves se producen en vías urbanas. Que han empeorado las cifras de siniestralidad en colectivos como niños, mayores o ciclistas. Y también sabemos otras cosas muy relevantes: que la principal causa de muerte de los españoles entre 15-24 años es por lesiones producidas en accidentes de tráfico o que el riesgo de morir en carreteras convencionales se multiplica por 2,7 si se conducen vehículos con más de 15 años de antigüedad. O que la mitad de los implicados en un accidente habían infringido alguna norma. También es importante conocer dónde y cómo se producen para poder colaborar con los titulares de las vías en futuras intervenciones que aminoren los riesgos.
Queda mucho por hacer. Lo sabemos y lo estamos haciendo mejorando el diagnóstico, las estrategias, aportando nuevas soluciones… ¡sin olvidarnos de ninguna víctima!