Talleres piratas, un auge peligroso
- Seis millones de conductores llevan cada año sus coches a talleres ilegales. ¿De dónde vienen las piezas que les ponen? ¿Adónde van los residuos peligrosos?
02 abril 2014
La dichosa crisis se entremezcla en todos los poros de la sociedad y no escapan de ello sectores tan estratégicos en el país como los coches y los talleres. Ya se sabe que estamos, por ejemplo, en niveles demasiado altos de antigüedad del parque, con casi la mitad de los coches por encima de los diez años. Con los riesgos que esto implica. Otro sector muy afectado es el afín de los talleres de coches, angustiados por la baja en las visitas que reciben: es decir, que muchos ya solo acudimos cuando nos “duele”, como al dentista. Fuera la “medicina preventiva”. Manda el bolsillo. Panorama: coches viejos y, en muchos casos, sin pasar las revisiones recomendables y ni tan siquiera, en ocasiones, las ITV obligatorias. Vamos, que muchos muchos coches son un auténtico peligro en la carretera. Para todos.
Pero hay otros aspectos a tener en cuenta que tampoco dejan de ser importantes. Y preocupantes. Cada año, según el sector de los talleres, seis millones de conductores llevan sus coches a revisar o reparar a establecimientos fraudulentos. Además de representar en muchos casos un peligro por la falta de garantías en las reparaciones, sin olvidar la pérdida de derechos del usuario, estamos ante un problema medioambiental de primer orden: un coche genera cerca de 40 categorías de residuos, muchos de los cuales son tóxicos. Cabe preguntarse: ¿Adónde van cuando se reparan los coches en estos talleres? Pues ahí tenemos vertidos incontrolados. Y emisiones a la atmósfera, vertidos de aguas residuales… No estamos hablando de un problema menor: la facturación del sector de estos talleres piratas se acerca ya al 20% del total.
Ya sabemos que los talleres nos pueden parecer muchas veces caros, que hay cierta desconfianza con ellos y que tienen mucha labor “pedagógica” y de confianza por delante para saberse ganar a mucha clientela. Y que tira el ahorro más que nunca. Pero no es menos cierto que debemos ser conscientes de que estamos propugnando una actividad ilegal que ni mucho menos resulta siempre tan ventajosa par el usuario y que es una clara competencia desleal para el sector. Y con trucos que, probablemente, la mayoría desconocemos. ¿Sabe de dónde proceden las piezas que le ponen?¿Nuevas o sacadas de desguaces? Por ejemplo, tampoco pagan los 500 euros que cuesta de media el tratamiento de los residuos, es decir, 6.000 euros al año. Y no es lo mismo reciclar bien los líquidos peligrosos -para lo que pagamos una tasa- que tirarlos en cualquier lugar o reciclar los propios paragolpes, que son de plástico, o quemarlos en cualquier lugar, como hacen los piratas, generando emisiones contaminantes a la atmósfera.