"O cambias de estrategia o fracasas"
- Que trabajaba en Tráfico no había duda, pero la cara de los maestros cuando hablaba de Educación vial, era para presentarla a un concurso de fotografía
20 abril 2016
La selección de los coordinadores se llevó a cabo tras la presentación de una memoria y la realización de una entrevista. Por primera vez no primó la antigüedad ni los conocimientos académicos, sabrá Dios porqué. Tras un curso de formación (1 mes) volví a Toledo con las ideas poco claras de lo que tenía que hacer y cómo. Pensé que la selección no fue al azar, que contaba de antemano con el beneplácito del Jefe Provincial y, si quería trabajar en Educación Vial, provocar su desconfianza era perder la partida, teniendo en cuenta que la DGT era un organismo tremendamente jerarquizado y, el grupo que nos comandaba en Salamanca, desconocía el elemental funcionamiento de una Jefatura Provincial. A priori no se presentaba la tarea fácil. Opté por no hacer caso a los formadores.
"No estaba dispuesta a tirar la toalla"
El desconocimiento era tal que en uno de los encuentros que anualmente celebrábamos en Salamanca un ponente nos indicó: “El lunes van ustedes a una oficina de tráfico y piden un atestado”. "¿Y el resto de la semana donde dice usted que debemos ir?" Le preguntó una coordinadora. Al principio los encontronazos con los técnicos del Área, fueron tremendos, pero yo quería trabajar en Educación Vial. Tenía cuatro hijos y si me preocupaba por su salud y por su instrucción, no quería que me los 'rompieran' por no saber comportarse con seguridad en la calle. Intuía que el tráfico también se aprende, que son hábitos de comportamiento y no estaba dispuesta a tirar la toalla.
En mi caso el inicio fue duro. Teníamos instrucciones de dirigirnos a los centros escolares -ese saco en el que todo cabe- y me puse a ello con ahínco, tracé itinerarios y recorrí la provincia cual representante aplicado. Me recibieron amablemente, todo hay que decirlo, lo de trabajar en la DGT tenía su aquel y los encuentros servían para resolver todas las dudas respecto a los diferentes trámites en se llevan a cabo en una Jefatura: matriculaciones, transferencias, permisos de conducir, sanciones, y claro, saber de esas cosas daba un tono de seriedad. Que trabajaba en Tráfico no había duda, pero la cara de los maestros cuando hablaba de Educación vial, era para presentarla a un concurso de fotografía.
"Cuando abres brecha ya todo es más fácil"
Pronto te das cuenta de que por ese camino no llegarás a ningún sitio, estás vendiendo un producto que desconocen, que implica trabajo y que no viene en los libros de texto. O cambias de estrategia o fracasas y como no me gusta rendirme, cambio de estrategia. Si los docentes no saben que es Educación Vial, tendremos que enseñárselo. Desconocía totalmente ese mundo, tiras de amigos y te cuentan dónde y como se forman los maestros y te acompañan a hablar con los directores de los Centros de Profesores, que se muestran encantados con una formación novedosa que no les cuesta un duro, los ponentes los pone la DGT y ellos convocan y reconocen el curso a efectos de sexenios. ¡Bingo!
Cuando abres brecha ya todo es más fácil y las intervenciones se van hilando unas con otras. Se celebraron cursos dirigidos a profesores de Educación Infantil, de Primaria, Secundaria y de Adultos. Más adelante, cuando se traspasaron las competencias educativas a las Comunidades Autónomas se firmó un Convenio de Colaboración entre la Consejería de Educación y la DGT. También se firmó un acuerdo de colaboración con la Diputación Provincial para formar a los monitores de las Escuelas Taller y Casas de Oficios. Se impartieron cursos de formación a los policías locales de la Comunidad Autónoma.
"También a mis compañeros les costó entender un puesto que no se ajustaba a un manual"
Tengo que destacar los programas de radio que se emitieron en directo desde el centro escolar a través de Radio Nacional en Talavera de la Reina y a través de Radio Santa María de Toledo. Y los campamentos de verano, y los grupos de trabajo para elaborar materiales didácticos, y las jornadas dirigidas a padres, y los programas dirigidos a los mayores, etc, etc. A mi trabajo en la Jefatura lo llamaban “el área de descanso”, también a mis compañeros les costó entender un puesto que no se ajustaba al manual. Que recibía visitas continuamente, que salías a la calle sin control ¡Bendito sea Dios! Y, además, parecía divertido.
Lo cierto es que fueron 25 años de un trabajo apasionante, que te mantenía viva, que te obligaba a aprender, de hacer amigos y de no aburrirte nunca y eso siendo “funcionario” fue un chollo. Que nadie se crea que lo pude llevar a cabo sola. Tengo que agradecer la confianza de mis jefes, la complicidad de mis compañeros coordinadores con los que intercambie tantos proyectos, los compañeros de Salamanca que me apoyaron de manera incondicional y la generosidad de maestros, policías y técnicos de las diferentes administraciones que generosamente me prestaron sus conocimientos sin los cuales nada su hubiera podido realizar.