¿Por qué mi hijo viaja a contramarcha?
- Analizando toda la información a la que tuvimos acceso y unida a mi experiencia personal propia, tengo claro que mi hijo nunca viajará en una sistema de retención infantil con escudo.
19 mayo 2016
Llevo 15 años trabajando a diario en la carretera, acudiendo a accidentes de manera cotidiana. Y desde hace tres años, dando charlas de información a familias por todo el territorio canario y peninsular. Cada vez son más las familias que se implican mas allá de lo ordinario sobre cuáles son los mejores sistemas de retención infantiles para sus hijos. Por suerte, los sistemas de retención a contramarcha cada día son más accesibles a cualquier familia. Tenemos que tener claro que el mejor sistema es aquel que mejor se adapte a nuestro hijo y a nuestro coche y, por supuesto, que como mínimo hasta los 4 años, permita que el menor viaje de espaldas a la contramarcha.
Antes de nacer nuestro hijo, mi mujer y yo hicimos un estudio para ver cuál era la manera más segura de llevar a nuestro hijo en el coche. Tras analizar toda la información que llegó a nuestras manos, tuvimos claro que la manera más segura en la que podía viajar nuestro hijo era de espaldas a la marcha no solo el límite legal sino el mayor tiempo posible. Por aquel entonces, debido a la imposibilidad de adquirir físicamente en la isla este tipo de sillas y descartando la compra vía online -ya que ademas de la silla consideramos que es fundamental que la misma sea explicada y probada en el vehículo para conocer su uso y funcionamiento sin margen de error-, tuvimos que salir de la isla con nuestro coche para poder probar y adquirir la silla en un punto de venta físico.
Analizando toda la información a la que tuvimos acceso y unida a mi experiencia personal propia, tengo claro que mi hijo nunca viajará en una sistema de retención infantil con escudo. Si, una silla con escudo, porque el término "cojín protector" con el que quieren denominar dicho elemento dista mucho de ser un cojín y mucho menos proteger. La academia de lengua española define cojín como: "Almohadón que sirve para sentarse, arrodillarse o apoyar sobre él cómodamente alguna parte del cuerpo". Viendo esta definición, ¿cómo vamos a decir que ese elemento es un cojín?
Lo que ven arriba de estas letras es un escudo frontal que llevan algunos SRI. Lo que no nos cuentan los fabricantes de estos escudos, son las lesiones que pueden llegar a tener los niños en caso de accidente. Desde lesiones internas por choque de la zona abdominal y ventral contra el escudo, hasta lesiones en la cabeza por choque de la misma contra el escudo. Visionen este vídeo, en el que se ve como el menor impacta contra el escudo con la cabeza en caso de accidente.
Y en caso de vuelco, esto pasa cuando nuestros hijos van en una silla con escudo, las cuales no retienen a los pequeños exponiéndolo a graves lesiones en caso de accidente por eyección de la silla. Observen como el niño sale despedido del asiento en caso de vuelco.
La legislación española permite llevar a los niños mirando al frente desde los 9 kilos. Un niño con este peso, en caso de ir circulando el coche donde va instalada esta silla por una carretera en mal estado, por ejemplo, irá durante todo el trayecto golpeando su barbilla contra el escudo protector. Y si ese coche tiene un golpe, será su zona pectoral la que soporte todo el impacto. Pero es que ya no te hace falta tener un accidente con este tipo de sillas para ver su inseguridad. La última experiencia que tuve con este tipo de sillas fue impactante: una familia que llevaba a su hija pequeña de 12 meses en este tipo de sillas, viajaba por la autovía, cuando la mamá observa como la niña se está encontrando mareada y comienza a intentar vomitar. Debido a la presión que ejerce sobre su pequeño cuerpo el escudo, la niña no puede dar arcadas y empieza a tragarse su propio vómito. El padre frena el coche en medio de la autovía, con el peligro que eso conlleva y ambos, papá y mamá se bajan del coche . Durante unos instantes y llevados por la premura de la situación, no atinan entre los dos a soltar el escudo encontrándose la niña cada vez peor. Finalmente, y a base de golpear el escudo, consiguen liberar a su hija.
El origen de estas sillas no era proteger al niño dentro de un vehículo, si no que estuviesen quietos y no incordiasen.
Tampoco viajará mi hijo en una silla mirando al frente con arnés de 5 puntos. El arnés inmoviliza la zona de la clavícula y los hombros y la zona de las caderas. En caso de accidente o en caso de un hecho tan cotidiano como es tener que detener bruscamente el vehículo, el arnés hará que nuestro hijo quede inmovilizado en su silla, pero no podrá evitar el desplazamiento hacia adelante de la cabeza, que es la parte del cuerpo de un niño que más pesa, provocando la elongación del cuello, pudiendo tener consecuencias fatales.
Hoy en día, solo los conductores deportivos profesionales usan los arneses de seguridad mirando al frente. Pilotos de rally, Formula Uno, etc... van sujetos al coche con arneses, pero con un equipamiento de seguridad pasiva que en caso de accidentes evita las lesiones que se sufrirían por el sistema de retención, como el casco, mono con protecciones, arco de seguridad del vehículo y el elemento clave: el Hans.
Teniendo en cuenta que a 50 kms/h, la cabeza de un bebé de 6 meses (2 kg. aproximadamente) aumenta su peso hasta los 60 kg. en una silla colocada de cara a la marcha en la que el niño está sujetado con un arnés que bloquea sus hombros, la cabeza es lanzada con una fuerza que el cuello es incapaz de soportar, pudiendo causar por ello lesiones de extrema gravedad o incluso el fallecimiento del pequeño.
En mi opinión y en la de muchos expertos en seguridad infantil, los dos sistemas anteriores exponen a lesiones evitables . Evitan que el niño salga despedido de la silla, lo retienen dentro de la misma, pero no protegen eficazmente al bebé.
La mejor manera para llevar a un niño, como mínimo hasta los 4 años, es en un sistema a contramarcha. Y aquí hablo desde mi experiencia personal. Por mi trabajo, acudo a muchos accidentes. El último al que fui donde estaban implicados niños, resultó muy clarificador para mí. Imaginad una colisión múltiple entre varios turismos. En uno de ellos la conductora era la abuela y los tres nietos en los asiento traseros.
Dos de ellos iban de frente a la marcha. El más pequeño a contramarcha. ¿Sabéis quién fue el único ileso? Como ya suponéis,el único ileso fue el que iba a contramarcha. Los otros dos tuvieron lesiones en cabeza y cuello. Pero es que también pude comprobar el funcionamiento de la silla donde viaja mi hijo a contramarcha en persona. Circulando por la autovía, la extraña maniobra de un conductor que nos precedía e invadió nuestro carril de forma inesperada y sin señalizar, motivó que tuviera que realizar una maniobra evasiva consistente en dar un frenazo y girar mi coche hacia uno de los márgenes de la vía. Mi mujer salió ligeramente despedida hacia adelante, llevándose un susto tremendo ( llevaba su cinturón y eso evitó males mayores). Pero mi hijo ni se enteró de lo sucedido.
¿Y por qué hasta los 4 años mínimo a contramarcha? Pues porque a partir de esa edad es cuando se puede comenzar a utilizar el cinturón de seguridad mirando al frente en un grupo 2/3 que lo guíe de forma correcta. A esa edad, la musculatura del cuello, cervicales y columna vertebral ya esta osificada y formada. Aunque si tu hijo puede ir a contramarcha pasado los 4 años en función de su peso y altura y según la silla donde vaya, llévalo el mayor tiempo posible, hasta el límite de peso o altura de la silla, pudiendo llegar hasta los 6, 7 u 8 años.
Papás y mamás... no tengan prisa por poner a su hijo mirando de cara a la marcha. Los niños NO se marean por ir a contramarcha, no se aburren, no se rompen las piernas. Los pequeños, a contramarcha, viajan seguros.
Mi hijo con 33 meses de vida, sigue viajando a contramarcha y espero que por mucho tiempo aún.
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