Una formación en valores, aptitudes, comportamientos y respeto a los demás
- Es preciso que en el proceso de formación, el alumno no solo ¨conozca¨, sino también ¨entienda¨el fenómeno del tráfico
02 julio 2019
Con el objetivo de mejorar la seguridad vial y de reducir las cifras de accidentalidad, la Dirección General de Tráfico se plantea una revisión del sistema de enseñanza actual en lo relativo a la formación del conductor.
La relevancia de una buena preparación de los futuros conductores es innegable, pero no es menos cierto que la formación debería también abordar de forma mucho más acentuada las conductas y los comportamientos incívicos al volante.
Tradicionalmente la formación de conductores se ha basado en el aprendizaje de normas y señales de conducción y en el manejo del vehículo. Siendo este el contenido principal de las pruebas de aptitud, la evidencia estadística nos indica que en la accidentalidad intervienen de forma más determinante las actitudes de los conductores que el desconocimiento de las normas.
Es preciso, por tanto, que en el proceso de formación el alumno no solo ‘conozca’, sino también que ‘entienda’ el fenómeno del tráfico y las responsabilidades que conlleva. Para ello precisa adquirir una formación en la que juegue un papel determinante la concienciación y la sensibilización, de tal forma que le permita juzgar las conductas peligrosas al volante y su sentido ético, a fin de que concrete su comportamiento futuro en la conducción de una manera cívica y de acuerdo a unos valores de convivencia vial.
Estos contenidos actitudinales precisan de una interacción y una comunicación directa con el formador, en la que se compartan y contrasten los contenidos y en la que se debatan y se discriminen las conductas de riesgo.
Por ello, la Dirección General de Tráfico promueve una formación en la que se garanticen unos contenidos mínimos y obligatorios a impartir de forma presencial y de carácter previo al acceso a la prueba de control de conocimientos para la obtención de los distintos permisos de conducción. En definitiva, una formación cuyo contenido en valores, aptitudes, comportamientos y respeto a los demás usuarios, redundarán en la consecución de conductores más seguros.