Las ciudades son las protagonistas
- El objetivo de la reciente modificación de los reglamentos de Circulación y de Vehículos es reducir la siniestralidad en el ámbito urbano y regular las nuevas formas de movilidad ciudadana
15 diciembre 2020
Las últimas reformas aprobadas por Consejo de Ministros, mediante Real Decreto, modifican tanto el Reglamento General de Circulación como el Reglamento General de Vehículos en materia de medidas reguladoras del tráfico urbano, y su finalidad es reducir la siniestralidad en el ámbito urbano a la vez que regular las nuevas formas emergentes de movilidad ciudadana. Traducido: redifinir los límites generales de velocidad en vías urbanas en función de su clasificación: a 20, 30 y 50 km/h; y en segundo lugar, regular los vehículos de movilidad personal, definiéndolos como vehículos de una o más ruedas, con todas las consecuencias normativas que ello supone.
Hay razones tanto coyunturales como estructurales, para llevar a cabo este cambio. Las previsiones demográficas indican un claro envejecimiento de la población; el aumento exponencial del uso de medios de micromovilidad (los denominados VMP, es decir patinetes, segway…) y de bicicletas; la presencia cada vez más mayoritaria de motocicletas; unidas todas ellas a la crisis provocada por la pandemia de la Covid-19, nos lleva a un escenario en el que las ciudades se han convertido en protagonistas de la movilidad. Con unas peculiaridades: Los usuarios de las vías urbanas son mayoritariamente usuarios vulnerables –peatones, ciclistas y motoristas- que según datos del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, han representado, en promedio, el 81% de los fallecidos en vías urbanas desde 2010 a 1019. Usuarios que, además, se caracterizan por su especial vulnerabilidad en caso de accidente. Respecto a los ocupantes de turismos, el porcentaje de motoristas que fallecen en caso de accidente es 2,4 veces superior, se multiplica por 3 en el caso de los ciclistas, y es 8,7 veces superior en el de los peatones.
Además, en las ciudades también destaca la implicación en accidente de las personas mayores de 64 años, cuyo peso en la siniestralidad urbana se está incrementando en los últimos años, debido al envejecimiento de la población y a la creciente movilidad a pie de este colectivo. En 2019 el 43% de los fallecidos en ciudad superaba los 64 años.
Era obligatorio revisar las reglas de convivencia en el ámbito urbano.