Movilidad urbana, el desafío de los próximos años
- El Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial y la Estrategia de Seguridad Vial de España tienen un objetivo: reducir a la mitad el número de personas fallecidas y heridas graves en 2030
30 septiembre 2020
2021 es el año en el que han arrancado el Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial, la Estrategia de Seguridad Vial de la UE y la Estrategia de Seguridad Vial de España. Su objetivo: reducir a la mitad el número de personas fallecidas y heridas graves en 2030. Y una protagonista: la movilidad urbana, que va a suponer uno de los grandes desafíos de los próximos años. Las razones son claras. En las ciudades confluyen muchas de las tendencias que van a condicionar la movilidad del futuro: la calidad del aire, el impacto sobre el cambio climático, el envejecimiento y concentración de la población, la importancia estratégica del transporte público, la garantía de una convivencia segura entre todos los actores, prestando especial atención a los usuarios vulnerables (motoristas, ciclistas o peatones suponen más de 8 de cada 10 personas fallecidas en nuestras ciudades), la aparición de nuevas formas de movilidad (patinetes y bicicletas esencialmente), el calmado del tráfico, el auge de la distribución de mercancías vinculada al comercio electrónico –lo que se conoce como última milla–, realizada también a través de los nuevos medios de transporte, o la conectividad y nuevas tecnologías, con la aparición del concepto de la ciudad como ‘laboratorio’.
Las ciudades españolas comparten estos objetivos y son muchas las que se han puesto en marcha. En todos los ámbitos municipales se habla de sostenibilidad y de promocionar la movilidad activa, la seguridad vial se integra en la planificación urbana y se plantean estrategias y políticas de movilidad municipales. Y se hace desde la sinergia, la transversalidad y la interrelación entre todas las administraciones. Con medidas como el límite a 30 km/h o que el término salud pública aparezca en todas las actuaciones como primordial. Además, para conseguirlo también es necesario, por parte de los ayuntamientos, la recogida de datos sobre accidentes, movilidad e indicadores de seguridad –conocer los datos es esencial para gestionar los riesgos–, la incentivación de la educación y la concienciación de sus vecinos y la vigilancia y sanción de las conductas infractoras.