Dos retos y un objetivo
- En Europa, la tendencia de la siniestralidad vial es a la baja, pero no al ritmo suficiente para alcanzar el objetivo global de reducir a la mitad las víctimas mortales de tráfico para 2030.
20 diciembre 2023
El año pasado 20.640 personas fallecieron en Europa en un siniestro vial. Perdieron la vida mientras realizaban tareas cotidianas como trabajar, ir a su actividad diaria, salir a comprar o disfrutar de unas vacaciones. Son 20.640 devastadoras tragedias para ellas y sus familiares, para quienes ya no están y para quienes se recuperan y/o sufren secuelas de por vida. Esta cifra supone un incremento del 4% con respecto a 2021 (año marcado por el covid-19) y una disminución del 9% si se compara con el año anterior a la pandemia (2019), según el balance de siniestralidad vial correspondiente a 2022 que publicó hace escasas semanas la Comisión Europea.
De cara al futuro y con el objetivo de seguir reduciendo la siniestralidad vial, se planteó un doble reto: por un lado, acortar la desigual evolución en los distintos países; por otro, reducir el estancamiento que está produciéndose en algunos de ellos y que complica alcanzar el objetivo global de reducir a la mitad el número de muertes en la carretera para el año 2030.
El primer desafío, acortar las diferencias entre países, es tan ambicioso como la horquilla que separa a Suecia (22 fallecidos por cada millón de habitantes) y Rumanía (86). Esto nos da idea de todo lo que queda pendiente y que va a requerir más y renovados esfuerzos, como un mayor compromiso de todos los estados y de las instituciones europeas para reducir esa brecha. En esta clasificación, España repite en la sexta posición: nuestra media es 37, mientras que la europea, 46.
En 2015, la ONU aprobó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), uno de los cuales es reducir a la mitad las víctimas mortales de tráfico para 2030. En Europa, la tendencia general es a la baja, pero no al ritmo necesario para alcanzar esa meta. Muchos países han entrado en un proceso de estancamiento (fase meseta), por lo que si se quiere cumplir ese compromiso global, sería necesario seguir reforzando todos los ámbitos relacionados con la seguridad vial: educación, formación, concienciación, vigilancia en el cumplimiento de la norma y atención a las víctimas, por lo menos hasta que el vehículo conectado y autónomo se consolide como el gran salto adelante de la seguridad vial. En cualquier caso, quizás este sea el momento de recordar una frase de Confucio que nos habla de la perseverancia: “No importa lo lento que vayas, mientras no pares”. Y más en este caso en el que estamos hablado de vidas humanas.