Una crisis sin precedentes
- Más de 400.000 desplazamientos diarios se vieron afectados por los destrozos provocados por la DANA.
18 diciembre 2024
Tardaremos mucho tiempo en superar los terribles efectos de la DANA que, el pasado 29 de octubre, arrasó diversos puntos de España, principalmente en València. Esas tristes imágenes permanecerán grabadas en nuestras retinas, sobre todo al pensar en las personas fallecidas (al cierre de esta edición, se contabilizaban 230), cuya pérdida es irreparable.
No obstante, ante una tragedia de tal magnitud, es necesario reflexionar sobre lo ocurrido, al menos desde la perspectiva que nos atañe: la movilidad y el tráfico. La DANA no sólo se llevó por delante vidas, propiedades e infraestructuras, sino que también generó una crisis de movilidad sin precedentes en España, con miles de vehículos destrozados y el transporte público paralizado. En definitiva, desplazarse por las zonas afectadas por la riada era muy complicado, ya fuera para ayudar con las tareas de recuperación y limpieza, acudir a una consulta médica, trabajar o comprar. Según la Federación de Parques Empresariales de la Comunitat Valenciana, más de 400.000 desplazamientos diarios se vieron afectados por los destrozos provocados por la DANA en el área metropolitana de València.
Para la Dirección General de Tráfico, esta ha sido la crisis más dura y más importante que ha gestionado a lo largo de su historia, lo que ha exigido una monitorización constante y diaria, entre otras cosas, de los flujos de tráfico. La principal prioridad fue, desde el principio, mantener informada a la ciudadanía del estado de las carreteras en las zonas afectadas. Inmediatamente, se procedió a habilitar lo antes posible las llamadas “carreteras estratégicas” (A-3, V-30 y V-31), para lo que hubo que retirar más de 2.000 vehículos destrozados, además de limitar la circulación de camiones con origen y destino València y su área metropolitana: durante el día, sólo podían circular por ellas vehículos de emergencia y los que garantizaban el abastecimiento de la ciudad.
Ante la rotura de un puente en el km 336 de la AP-7 (Corredor del Mediterráneo), un punto por el que cada día pasan 80.000 vehículos (20.000 camiones), se establecieron desvíos alternativos por Zaragoza-Albacete-Murcia. La ruta se incrementaba unos 300 km, pero así se consiguió mantener la comunicación viaria en la costa mediterránea. Además, se establecieron carriles especiales para los más de 5.000 camiones que cada día van al puerto de València, y las emergencias.
Asimismo, numerosas personas perdieron en la riada sus permisos de conducir y también sus vehículos. Por eso, el siguiente desafío ha sido el burocrático: gestionar de forma inmediata los duplicados de esos carnés, así como las bajas (temporales o definitivas) de los más de 120.000 vehículos que la DANA destrozó. Para ello, se optó por simplificar esos trámites y agilizar el proceso lo máximo posible. Porque, ante una tragedia de esta magnitud, recuperar la movilidad siempre es el primer paso para que la vida de las personas afectadas empiece a recobrar una mínima normalidad.