El siguiente paso, el tecnológico
- La Comisión Europea estima que, en las próximas dos décadas, los ADAS podrían prevenir hasta 25.000 muertes y más de 140.000 heridos graves en las vías comunitarias.
18 diciembre 2025
Superado ya un cuarto del siglo XXI, parece bastante evidente que el futuro en casi todos los ámbitos de nuestra vida va a pasar por las nuevas tecnologías y su constante evolución (incluida la Inteligencia Artificial, cuya rápida implantación observamos fascinados). También está alcanzando al ámbito de la seguridad vial y prueba de ello son los Sistemas Avanzados de Asistencia al Conductor, los conocidos ADAS (Advanced Driver Assistance Systems), que cada vez incorporan más vehículos (algunos de ellos son obligatorios para las nuevas matriculaciones).
Gracias a las nuevas normas aprobadas a lo largo de los años (permiso por puntos, reducción de la velocidad, etc.), a las mayores medidas de vigilancia y control en la carretera y a las acertadas campañas de divulgación, educación y concienciación, se ha conseguido reducir las víctimas mortales en carretera de 9.334 en 1989 a 1.785 en 2024. Un gran logro, sin duda, teniendo en cuenta el aumento del parque móvil y de la movilidad a lo largo de estos años.
No obstante, y a pesar de esa buena evolución de los datos, resulta indudable que, desde el año 2013 (cuando se registraron 1.680 fallecidos en siniestros viales en España), se ha entrado en una “etapa valle”, en la que no se han constatado descensos significativos de la siniestralidad.
Por ello, resulta evidente que el próximo salto en el ámbito de la seguridad vial vendrá de la mano de las nuevas tecnologías, tanto las que se apliquen a las vías (los ITS o sistemas inteligentes de transporte) como los que ya están incorporando los vehículos, es decir, los asistentes de conducción o ADAS/ARAS (para motocicletas). Según los expertos, estos dispositivos, reducirán no sólo el número de accidentes en la carretera, sino también el de personas fallecidas o heridas de gravedad. Y los datos parecen avalar esa afirmación. La Comisión Europea estima que, en las próximas dos décadas, los ADAS podrían prevenir hasta 25.000 muertes y más de 140.000 heridos graves en las vías comunitarias.
Unas previsiones basadas en la capacidad de estos asistentes para evitar colisiones frontales, salidas de carril o atropellos a usuarios vulnerables, también distracciones (debidas a dispositivos como el teléfono móvil o a la fatiga y el cansancio que muchas veces afectan al conductor) o que personas que han ingerido alcohol puedan ponerse al volante. La universalización de su uso dependerá indudablemente de la renovación del parque móvil, pero, además, el reto es que los conductores los conozcan, que sepan que son una red de seguridad que les protegen.





