La bici baja los humos a la ciudad
- El 30% de los recorridos realizados en automóvil son inferiores a 3 kilómetros; y el 50%, inferiores a 5 kilómetros
02 octubre 2008
Un estudio de la Comisión Europea titulado “En bici. Hacia ciudades sin malos humos” estima, en base a la experiencia de Graz (Austria), que si un tercio de los desplazamientos en coche se hiciese en bici se ganaría un 39% de tiempo en los trayectos, se ahorraría un 30% en su coste y bajaría un 25% la contaminación.
Para Josu Benaito, responsable de Movilidad en Ayuntamiento de San Sebastián –ciudad que apostó fuerte por la movilidad en bicicleta–, “es el modo más ágil de desplazarse en ciudad. Además, no necesita ningún combustible, no emite contaminantes y es muy saludable para quien la utiliza y para el resto de la ciudadanía”. Y así parece entenderlo el Plan de Ahorro Energético de Miguel Sebastián, ministro de Industria, cuando plantea promocionar el uso de la bicicleta como medio de transporte eficiente. En su “Elogio de la ciudad y de la bicicleta” (El País), Joan Subirats –catedrático de Ciencia Política– escribía: “Nos queda ahora la recuperación de la bici como gran alternativa de movilidad urbana y sostenible”, y José Montilla, presidente de la Generalitat, señaló en el II Congreso Catalán de la Bicicleta su intención de regularizar “su normalización como medio de transporte”. Según la Comisión Europea, el 30% de los viajes en automóvil son inferiores a 3 kilómetros y el 50%, a 5. “En esa franja, la bicicleta puede sustituir ventajosamente al coche para una parte importante de la demanda”, según la Comisión. Así lo confirman el Bicing en Barcelona, que ha reducido un 4% el uso del automóvil, y la realidad de San Sebastián con 10.000 desplazamientos al día en bicicleta, cuyo alcalde, Odón Elorza, plantea “alcanzar un 7% para los desplazamientos en bici en 2009”. En A Coruña, una ‘carrera’ realizada en 2006 desveló que en viajes puerta a puerta –incluido el camino al vehículo, recorrido, busca de aparcamiento...–, la bici es más rápida –tardó la mitad– y barata que el coche, superado también por taxi, moto y autobús. Los datos de Bilbao (2007) son similares: taxi y bici se imponen, con velocidades de 10,6 y 8,2 km/h, por 6 km/h del coche, ‘ganándole’ por 8 y 5 minutos en igual recorrido. Los casos particulares refrendan los estudios. Pascuala Peñas, en Lorca (Murcia), gana en bici entre un 40 y 60% de tiempo en desplazamientos urbanos; Enrique Gracia, analista informático en Zaragoza, tarda en sus 14 kilómetros de ida y 16 de vuelta “unos 45 minutos. En coche tardaría 30-35 si no hay atascos, pero he llegado a tardar casi 60 con atasco”. Y Juan José Martínez, ingeniero de Almería, ‘ahorra’ entre 5 y 25 minutos en su trayecto al trabajo.
CAMBIO CLIMÁTICO. “La satisfacción cuando piensas en tu aportación a la solución del Cambio Climático es reconfortante”, señala Pascuala Peñas. Paco Segura (Ecologistas en Acción) explica que “en cuanto a contaminación, la cuenta es clara: cada bicicleta es un coche menos y se reduce toda la que ese coche emitiera. La prueba de que es una alternativa real al tráfico en ciudad es dar una vuelta por Dinamarca u Holanda, donde el 30% de la población circula habitualmente en bicicleta. Somos partidarios de la utilización de la bicicleta en el tráfico por cientos de razones: por la crisis energética, el cambio climático, la contaminación y por motivos de salud, porque circular a diario en bici es saludable…” La Comisión Europea calcula que si un tercio de los ciclistas se pasase al coche, costaría 250.000 €/año por contaminación, 10.000 € por ruido y 485.000 € por consumo adicional por atascos… a una ciudad. Para Ignacio Ramos (Fundación Movilidad), “el cambio de medios de transporte motorizados a la bicicleta contribuiría a disminuir el consumo de energía (el transporte es el sector que más energía consume en España, 39% del total)”, energía proveniente en su mayoría del petróleo, para el que España depende al 100% de importaciones.
LIMPIA Y SEGURA. Un estudio de la Comisión Europea, fijó el riesgo de accidente por circular en coche particular en 100. En comparación. la bici se queda en riesgo 2, por delante de tren (3) y autobús (9). Además, tomando como base 100 el coche particular, en un desplazamiento igual en personas/kilómetros, la bici tiene un valor 0 en contaminación y consumo de energía primaria, y 8 en consumo de espacio. Y es, como dice Enrique Gracia, “un medio de hacer una actividad física suave-moderada y mantenerte en forma, es aprovechar el trayecto para relajar la mente y hacer ejercicio. Ir en coche a trabajar es perder el tiempo en el camino”. El ‘consumo de espacio’, un bien cada vez más escaso, también alcanza cifras espectaculares –3 millones €/año–. Y es que circular en bicicleta multiplica por siete las personas que marchan por un espacio de 3,5 metros de ancho (un carril), mejor incluso que en autobús, ya que la relación espacio utilizado/ personas transportadas es mejor.
EXCUSAS Y EJEMPLOS. ¿Por qué no se utiliza más la bicicleta en la ciudad? Para Josu Benaito “las restricciones provienen de problemas de seguridad (sin itinerarios seguros es muy difícil extender su uso), y sobre todo de mentalidad”. “Los peores enemigos de la bicicleta no son los coches –decía Margot Wallströn, ex-Comisaria Europea de Medio Ambiente–, sino los prejuicios”. Argumentos para no usar la bicicleta como cuestas, frío, lluvia o el “hace calor y sudo” se ‘desmontan’ con hechos; en Berna (Suiza), con muchas calles con pendientes del 7%, el 15% de los desplazamientos se realiza en bici; el 33% en la fría Västeras (Suecia) y ciudades meridionales como Parma o Ferrara (Italia) tiene índices de uso del 19 y 31%, respectivamente, superando a Ámsterdam (20%). “Los únicos elementos climáticos que tienen verdadera influencia disuasoria –reconoce la CE– son chaparrones y un sol de justicia”. Para Juan Merallo (Asociación Cicloturista Pedalibre de Usuarios de la Bicicleta), “pedalear a ritmo normal no es más extenuante que andar y, al sofocarte menos, apenas pasas calor. También puede buscar calles con más sombra y arbolado. Y para gente con serios problemas de sudor, una bicicleta con asistencia al pedaleo puede ser una solución”. “Si no vas muy deprisa –explica Enrique Gracia, que va a diario a su trabajo en Zaragoza en bici–, no llegas sudado. Hasta 3-4 kilómetros no sueles empezar a sudar. O te puedes cambiar: yo voy en camiseta y al llegar me cambio la parte de superior”. Llevar chaqueta, ropa elegante, ordenador o maletín tampoco es inconveniente. “En el Reino Unido hay ministros que se desplazan en bicicleta –recuerda Josu Benaito, que alude al conservador David Cameron o al alcalde de Londres, Boris Jonson–. Puede ser un problema de mentalidad” “Se puede quitar chaqueta y corbata y ponérselas al llegar. El portátil o maletín puede ir en el transportín”, afirma Enrique Gracia. “En los países de centro y norte de Europa, se usa la bicicleta de manera masiva y habitual para desplazarse. No hay que ir vestido de deportista para montar en ciudad, muchos vamos vestidos de forma elegante en bici y es cómodo”, explica Merallo.
MOVILIDAD CICLISTA SOSTENIBLE. Alfonso Sanz, redactor de los planes de Movilidad Ciclista de San Sebastián y Madrid, señala que “la bicicleta es una de las alternativas al tráfico actual de la ciudad, pero dentro de políticas combinadas de estímulo al modo peatonal, ciclista y transporte colectivo y de disuasión para controlar el uso abusivo del coche. Sin una política integral es impensable que la gente salga a pedalear por la calle”. “La gente, cuando va en coche, percibe al ciclista como un estorbo –denuncia Paco Segura (Ecologistas en Acción)–, le hace frenar o ir despacio… Y es gente que no ocupa espacio, no contamina, no pone en peligro a los demás…”, y pide un cambio cultural: “No basta con promocionar el uso de la bici: hacen falta medidas restrictivas, con estímulos positivos a los vehículos que evitan contaminar y negativos a los que causan problemas”. “Para mucha gente –dice Juan Merallo–, la bicicleta es una alternativa en ciudades de Europa y España, pero ayudaría mucho si las administraciones acometieran planes integrales de movilidad sostenible, donde peatón, ciclista y usuario del transporte público colectivo, por ese orden, fueran actores principales. Otros modos, al despilfarrar recursos y contaminar más, serían secundarios”.
Según Josu Benaito, “las ciudades se están preparando para la bicicleta. Algunas con convencimiento han realizado una apuesta decidida para que la bicicleta pueda ser un modo de desplazamiento urbano. Si no hay facilidades para el desplazamiento seguro a las principales zonas comerciales, laborales, educativas…, la bicicleta no se transforma en alternativa real para viajes urbanos. El desplazamiento más adecuado para la bicicleta –explica Benaito– es entre 1 y 4 kilómetros, de 5 a 30 minutos. Por debajo, es aconsejable andar y para superiores a 5 km, combinar con transporte público”. Según Paco Segura (Ecologistas en Acción), “el coche tiene la ventaja del ‘puerta a puerta’. Si la bici pudiera entrar en el transporte público –ya es posible, según horario, en Cercanías y Metro, pero el autobús es la asignatura pendiente…– tendría esa ventaja y se haría en ella la ‘última milla’ de los anglosajones”. Pero falta algo. “Cuando se utiliza la bicicleta como un vehículo más –dice Alfonso Sanz–, deben existir grandes aparcamientos para ella en las estaciones de transporte público.” Para Josu Benaito “es más sencillo hacer trasformaciones de este tipo en ciudades medias, pero también en las grandes es posible y muchas (Amsterdam, Berlín, Copenhague, Estocolmo, Londres, París o Viena) han puesto manos a la obra. Si la ciudad no es muy grande tal vez lo más adecuado sea no hacer una red específica, e introducir medidas de tranquilización de tráfico”. Por ejemplo, Friburgo (Alemania), de 1976 a 1992, peatonalizó el centro urbano y duplicó la presencia de ciclistas; Estrasburgo pasó del 8 al 12% al prohibir circular automóviles particulares en el centro y abrir itinerarios ciclistas (70 km); y Londres prepara un sistema de transporte en bici ‘inspirado’ en Barcelona con 500.000 viajes en bici en 2016. En España, Barcelona ha impulsado la reintroducción de la bicicleta en la ciudad. Sevilla es un ejemplo de cómo pasar, en dos años, de una presencia tímida a una auténtica eclosión de ciclistas gracias a su red de 80 kilómetros y un servicio público de préstamo de bicis. Madrid está a punto de estrenar su Plan de Movilidad Ciclista, con 575 km. de vías ciclistas...
Un apunte de Alfonso Sanz anima al optimismo y al uso: “La presencia de mayor número de ciclistas redunda en la seguridad de los mismos, al dejar de ser un elemento extraño en la circulación”.